domingo, octubre 25, 2009

Silence can be a headline

Se le ve salir a un patio enorme, levantar los brazos y el dedo medio hacia el lugar enrejado donde ha pasado los últimos años de su vida. Intenta explicar su sensación y a las palabras se le atraviesan una sonrisa molacha y amarillenta de fumador empedernido, pero también esa ternura infantil que no pueden ocultar los delincuentes: rehabilitados o no, todos llevan a flor de piel ese niño cansado de escuchar no's. Al llegar a la estación de autobuses recorre los pasillos de la tienda viendo la variedad de productos y escoge un fourpack de Redbull, un golpe de cafeína puede ser el mejor placebo para enfrentar lo desconocible y reconocido.

Me enternece. Ahora encuentro muchas más cosas que me enternecen frente al televisor que fuera de él, pero eso es matemática pura: estos meses he pasado mucho más tiempo viendo televisión que en cualquier otra época de mi vida. Y trato de convencerme que no es tan malo pero en el proceso empiezo a sentir una especie de vértigo, casi el mismo que me da al leer TvyNovelas en la fila del supermercado y que he llegado a sentir pisando la línea amarilla de algún andén del metro.

Y resulta todo un cliché pensar en esta ciudad como en una prisión, pero resulta que la verdadera prisión es justo el lugar común. Y es tan difícil huir de eso que a veces me palpo el cráneo buscando el chip y solo logro desprender la caspa de entretiempo, que tan mal se lleva con mi guardarropa de invierno.

Y sí, esperaba la felicidad para postear de nuevo, pero esa empresa estaba tomando demasiado tiempo y mis dedos no discriminan estados de ánimo. Y dudo ser capaz de reconocerla si se me atraviesa por la calle, toca a mi puerta o me esposa a una celda fría y gris con vista panorámica a la nada.

3 comentarios:

pal dijo...

me quedé pensando... fuí y volví... si, yo también tengo una idea de lo que quiero escribir y a veces no coincide con lo que cargo para escribir.
Al final uno termina sacando lo que sinceramente sale, y si lo que había era este señor de dientes manchados y nos acumulados, y días de tv, ... lo sacaste bien además. Ahí quedó.
Eso es lo mejor de ser capaz de escribir, asombrarse a si mismo/a con la sinceridad.

(No soy tu pal, eh!? soy otra pal... me quedó la duda de si lo sabes... la primera vez que yo vine hasta acá, creí que eras Oz... en fin)

Manuel dijo...

Hola, Pal, ya me quedo claro quien eres, lo que no entiendo es quien es OZ (a menos que sea la referencia obvia, que lo dudo). Saludos!

pal dijo...

No. No pensaba en el mago, es un caballero que escribe completamente distinto, y me di cuenta (casi) enseguida que había caído en otro lado. Eso. Bien. Fin de las aclaraciones.