miércoles, diciembre 28, 2005

¿Qué nos dejó...?

El 2005 nos dejó quejas y más quejas de quienes menos esperaríamos: los grandes monopolios mediáticos e industriales: la industria cinematográfica se queja de que la afluencia de público bajó un porcentaje considerable para sus bolsillos y la industria discográfica sigue en el lamento por el poder y alcance de la piratería. Eso sí, en ningún momento se cuestionan si la calidad del producto que ofrecen cumple las expectativas de los consumidores, a quienes tratan como subnormales (en el mejor de los casos).

Pues subnormal, borrego y todo lo que quieran, el respetable ha demostrado con un elocuente desinterés quién manda en el show-business. Bajita la mano -como quien nada tiene que decir- su ausencia y silencio han hecho temblar a la industria del entretenimiento que no haya como atraer su atención de vuelta como esposa resentida renuente a volver al redil.

Fuera de los excepcionales desempeños en taquilla de la franquicia británica Harry Potter y uno que otro garbanzo de a libra, las salas de cine no lucieron este año la tendencia que parecía tener en un principio y la curva de la felicidad va de picada. La industria de la música intenta reinventarse y resurgir de las cenizas gracias a la Internet, pero la sombra de la piratería acecha constantemente, eclipsando cualquier triunfalismo.

El cine, que a su primer siglo de edad y enfrentando los replanteamientos que las nuevas tecnologías traen consigo, se encuentra en la encrucijada de seguir manteniendo el sistema blockbuster, cuando la tecnología de alta definición estandariza costos e introduce un elemento antes impensable en un negocio como este: la democracia participativa (ahora, con mucho menos recursos y el mismo talento se pueden hacer productos de calidad y con una frescura que hace tiempo perdió el mainstream).

El peor engendro con el que está lidiando el medio fue el mismo que ellos crearon, sus propios Frankenstein: los actores triple A, las estrellas de millones de dólares como Julia Roberts, Cameron Díaz, John Travolta, Tom Hanks y un largo etcétera, apenas comparable con el fenómeno Top-Model que inauguraron Cindy Crawford y Naomi Campbell, veteranas de la moda que ejemplifican las ventajas y desventajas de sobre-inflar la imagen y capacidad como estrategia mercadotécnica, tiro que está a punto de salirles por la culata.

El 2006 se antoja un año de muchos cambios donde la globalización y las políticas económicas significan un gran reto a sortear para todas las industrias, sobre todo para las que trabajan con las ideas, la información, la imagen y los productos de consumo masivo...

¿Habrá lugar en este momento para el optimismo?

martes, diciembre 27, 2005

Lapsus post-navideño

Hay un espíritu en las ciudades que se hace presente sólo caminándolas, interactuando con ellas. Cada Navidad que he vuelto al lugar donde nací he visto un rostro diferente que, sin embargo, siempre es el mismo.

En el fondo tal vez le tema a esa pequeña ciudad que se siente el ombligo de mundo aún siendo un punto perdido en la geografía nacional, no digamos internacional. Tal vez ese temor tenga que ver con los aspectos que más reconozco de ella en mi...

Una visita al cine puede ser tan reveladora como un tratado sobre comportamiento social: primero, sólo llegar y ver en la fila de la taquilla la postura tiesa e impasible de cada ciudadano, vistiendo la ropa de domingo para una actividad tan relajada como es el cine, asumiéndose el centro de un espectáculo de pasarela y viendo por debajo del hombro a quien se atreve a quebrantar esa ridícula regla de etiqueta pueblerina (como obviamente es mi caso).

Creo que uno de los principales problemas de esta gente es privilegiar la apariencia por sobre cualquier otra cosa de mayor consistencia, sumergiéndose en la arena movediza de la pretensión y el consumo borreguil, comparándose siempre con el de al lado y desaprobando cualquier desliz con un movimiento de cabeza imperceptible para quienes no forman parte del juego (como espero sea mi caso).

Desde el asiento de la cafetería, esperando a que salgan de la sala mis acompañantes, observo la dinámica de las parejas perfectas, aquellos de suéter idéntico que son inmediatamente señalados por otra que pasa de lado, las del peinado perfecto y la camisa fajada sólo de un lado, la del vestido de raso bordado con lentejuela y canutillo, el de quien apenas disimula con la novia al brazo las miradas de deseo hacia el novio de la de adelante, los adolescentes en grupo presumiendo ring-tones o cámara digital o lo que sea presumible segúns sus parámetros.

Y eso fuera lo de menos, nimiedades sin mayor eco, pero justo en la película que acababa de ver tenía al lado a quienes no desaprovechaban ninguna aparición en pantalla de una pareja gay interracial para expresar un desprecio heredado, automático y enfático. La pareja (dentro de la película “The family stone”) ejemplifica el paradigma primer-mundista por excelencia, una convivencia sin fisuras evidentes, cariñosos y con la intención de adoptar a un bebé para confirmar que lo suyo es una versión de la familia cuya combinación es intolerable en un medio social que aplaude cualquier iniciativa tradicionalista, donde las bodas son el evento social más importante (de ahí el auge insospechado e insustentable del sector inmobiliario y las casas de moda) y la procreación el festejo más sublime.

Ahí me di cuenta de la importancia de las excepciones, de cantar fuera de tono, de desentonar en cualquier otra fórmula rancia y anquilosada, no como una acción revolucionara (no hacen falta héroes ni mártires) sino como una sistemática y apenas perceptible cachetada con guante blanco al status-quo.

Por eso muchachos, no es que me retracte y que el matrimonio y la postal forzada de la familia perfecta me parezca el único ideal plausible (yo, por ejemplo paso), pero invítenme a su boda queer (o gay, como quieran), a su bautizo queer, a su divorcio queer, a todo ese evento que -aún sin proponérselo- ponga en evidencia ante los demás que incluso para el ridículo podemos darnos permiso y ejercer nuestro derecho a hacer de nuestro culo (y el resto de nuestro cuerpo) un vistoso, discreto -o comosea- papalote.

viernes, diciembre 23, 2005

SIN-tético


I sin
You sin
He/She sins
We sin
They sin
Everybody in da-house say SIN!

PS: We go for Fisting as number one SIN next year. Posted by Picasa

jueves, diciembre 22, 2005

a pedestrian dream come true I

Ellos me voltearon a ver desde un aparador del mall. Yo iba distraído, tratando infructuosamente de convencerme a mis mismo que no tiene nada de malo gastar en cosas que realmente no necesitas, si lo que necesitas no está a la venta ni en oferta.
De pronto, en un descuido volteé y ahí estaban ellos mirándome a través del espejo, igualitos y viendo para el mismo lado en que me encontraba yo. Clarito escuché cómo iniciaba la melodía telenovelera con violines y todo.

Empecé a caminar hacia donde se encontraban, tropezando con mis bolsas llenas de compras de pánico estético y existencial. La gente volteaba molesta por mi falta de cuidado pero yo iba derecho y no me quitaba.
Tomé uno de la lengua y lo acerqué a mi rostro, sintiendo su sensual aliento que casi me desmaya y sin voltear a ver siquiera a la dependienta le pregunto:
--¿Los tendrán en 11 u 11 y medio?

Ella lo toma y se pierde en el pasillo en busca de mi sueño de agujetas y cremallera y yo me siento a esperar con una sonrisa que hacía tiempo no ofrecía (hasta parecía haberme tomado todo el prozac).

(To be continued…)

martes, diciembre 20, 2005

Egomaniacs

Resulta no sólo paradójico sino hasta sospechoso que una industria como Hollywood, preste tanta atención a un personaje histórico como el Ché Guevara, que representa todo lo opuesto a la ideología norteamericana y particularmente a la hollywoodense. Seteven Soderberg ya prepara una nueva biografía sobre este guerrillero argentino, cuando apenas el año pasado el brasileño Walter Sales hizo lo suyo con “Diarios de Motocicleta”, una especie de decálogo rojillo inofensivo, preciosista y cursi que -según dicen- le cambió la vida su protagonista, el mexicano Gael García Bernal. Siendo honestos, al único que pudo haberle cambiado la vida esta película fue a Jorge Drexler, quien gracias al Oscar por la canción “Al otro lado del río”, ahora vende muchos más discos y es conocido a nivel mundial (en caso de que al mundo le haga falta otro trovador entonado con buenas intenciones).

El turno ahora es para Benicio del Toro, el puertorriqueño que se ganara su estatuilla dorada gracias al mismo Soderberg por “Traffic”. Según reportes de prensa, del Toro deambula por calles latinoamericanas siguiendo el rastro del Ernesto que se convirtió en Ché, continuando la tradición tan arraigada en los actores de método que no creen que sea suficiente un buen guión y la dirección adecuada para hacer un buen papel: tienen que convertirse en todos unos antropólogos o turistas culturales. No es que dudemos de la capacidad histriónica del boricua, pero si hay actores mimados por el mainstream, cómo no van a tener conciencia social y preocupación por la desigualdad social en el tercer mundo con esa clase de privilegios. Así cualquiera puede hacerse de la vista gorda cuando esa desigualdad no es algo tan ajeno, tomando en cuenta los conflictos al interior de Puerto Rico, que bien podría ser el reflejo de aquella Cuba pre-revolucionaria (la de ahora se cuece aparte).

Pero no nos pongamos dogmáticos, si aquí de lo que se trata es de un reflejo de egos artísticos. Si hiciéramos una encuesta acerca de qué personajes quisieran interpretar los actores más ambiciosos, probablemente quedaría así: buen porcentaje de las mujeres quisieran ser Juana de Arco si son lesbianas, la virgen María si son cristianas, Marilyn Monroe si son Madonna o Marie Curie si son snob. Otro tanto de hombres preferirían al Ché Guevara, si son de izquierda, a Jesucristo si son cristianos o a Marilyn Monroe si son gay.

El encanto de esos personajes tiene que ver con un conjunto de elementos que los hacen irresistibles para cualquier actor con ganas de premio: representan momentos coyunturales históricamente, todos ellos parecen llevar sobre sus hombros una misión enorme que los llevará a un final trágico, pero sobre todo y mucho más importante que cualquier ideología progre o retrógrada: su belleza física es tan épica como sus intenciones e invariablemente inundarán al mundo de afiches y camisetas con su imagen.

¿Quién puede resistirse a eso? Y si de paso un Globo de Oro, un Oscar, un Oso de Plata, una Palma de Oro o ya de perdis un Ariel...

viernes, diciembre 16, 2005

Fiction (todo parecido con...es pura)

Tengo que hacer una lista de mínimo cinco libros para un intercambio librero entre varios compañeros de trabajo. De repente pienso en los autores que me gustaría leer, me llega el nombre de Guillaume Dustan (bateador emergente de Cyril Collard), lo último de Pedro Lemebel o algo de la Jelinek, pero luego me quedo pensando... (...) ... (...) ...

En realidad lo que quiero es un libro que hable de mi como si mi vida fuera una historia épica escrita por Dumas (el padre, claro), con tintes de Margherite Yourcenar pero más digerible, a lo Olivier Debrois en Crónica de las Destrucciones: mi amor se lo pelearían entre El Conde de Montecristo y el elegido guerrero Yaqui recién llegado del Tibet, defendiendo batallas que no le corresponden cuando los terratenientes están dejando a los de su raza sin tierras (aquí Dumas se encuentra con Mariano Azuela con todas las licencias históricas de por medio, que lo mío es ficción psicológica y por tanto historia del absurdo). Luego, el ganador se dará cuenta que la batalla fue inútil y que el pretexto revolucionario de nada sirvió pues mi amor no sólo es imposible de conseguir sino simple y sencillamente no existe.

Al final, a punto de suicidarse El Conde y El Yaqui se topan en la madrugada en el mismo precipicio y con las mismas intenciones, lo que los hace concluir que lo mejor será un duelo, pero de espadas, resultando de esto un encuentro sexual interracial del que nacerá un romance épico que me dejará amargadísimo porque el hecho de ser incapaz de amar no significa que no conozca el sentimiento más genuino y energizante de todos: la envidia.

En un epílogo, estaré en el mismo precipicio donde iban a suicidarse mis pretendientes, pero lo que parecería a simple vista un intento de poner fin a mi existencia se convierte en todo un gag prestado de El Correcaminos: aviento una roca encima de la pareja enamorada y terminan hechos un amasijo de vísceras y sangre, todo muy romántico y muy conveniente para el primer heroíno de novela convertido en la primera bruja de cuento que no termina en una olla de cocimiento lento sino en un castillo acechando a cada pareja de enamorados que se atreva a aparecerse por la tierra narniesca donde cualquier sentimiento positivo debe guardarse en el armario y los leones se han extinguido para siempre (C.S. Lewis pero al revés).

jueves, diciembre 15, 2005

YO(ko)NO

Apareció en una década donde las sorpresas estaban a la orden del día, donde el mundo parecía tener una oportunidad, donde juventud y libertad eran un combo que creyó -sobra decir que ingenuamente- poder derribar las barreras de la utopía. No era conocida masivamente, pero al convertirse en la esposa de la figura más importante del pop mundial, su pálido rostro y larga cabellera negra se convirtieron en el precedente de la estética greñuda que domina el cine de terror japonés actual.

Así de inquietante fue el impacto de Yoko en la opinión pública y mediática: una enigmática figura que, gracias a sus excentricidades y origen racial, accionó todos los resortes machistas y racistas de una audiencia que se soñó progre hasta que Ono, con sus pies pequeños y grandes ideas, los plantó de vuelta en la triste realidad, los bajó de la nube.

Fue culpada por la separación de The Beatles y no sería descabellado pensar que haya quienes también la responsabilizaron de la muerte de Lennon, aún teniendo al asesino tras las rejas (cuando los fanatismos intervienen el sentido común sale por la ventana). Yoko, sin embargo, renunció desde un principio al papel de víctima y ha sacado un inmejorable provecho a su condición de viuda universal.

A diferencia de Jackie Kennedy, Yoko no se conformó con sacar provecho social de los reflectores y la lástima mediática - ni se hundió en la lucha egocéntrica y autodestructiva de una Courtney Love- por la sencilla razón de que ella tenía personalidad e intereses propios, lo que le evitó el trance de sentirse eclipsada por su pareja.

Si hubo algo que nadie pareció perdonar nunca fue la simbiosis que se dio entre John Lennon y Yoko Ono, influenciando recíprocamente su trabajo y cambiando el rumbo de ambas carreras. Se les acusó de traicionarse como artistas, evidenciando la profunda envidia que inspiraban, misma que movió la mano de Mark Chapman al disparar compulsivamente sobre su ídolo hace 25 años, confirmando que siempre detrás de un fan se esconde un peligroso detractor.

Si alguien sabe de detractores es esta japonesa de 67 años, que ha utilizado galerías, libros y discos como medio para denunciar los peores defectos mundiales, no sin evitar salir favorecida económicamente con ello (es conocida su ferocidad a la hora de defender sus derechos como heredera del patrimonio Lennon y hay quienes la han acusado de codiciosa).

Lo que no se puede negar es que si alguien ha sabido sacar partido de la viudez esa es la Ono, sin descuidar su trabajo como artista visual por el simple hecho de tener la vida resuelta. Al contrario, se ha convertido en una referencia obligada en el mundo del arte al mismo tiempo que figura del Jet-set internacional, y eso tiene su mérito.

Esta feíta y chaparrita mujer creó el molde de figura mediática femenina que tan bien ha explotado la islandesa Björk, con quien se emparenta en muchos sentidos, diferenciándolas principalmente el discurso político explícito en el trabajo de Ono y menos explotado en el de la islandesa, quien se regodea en un narcicismo exquisito que roza lo irritante (término aplicable a varias de las ocurrencias de ambas).

lunes, diciembre 12, 2005

¡Ay, Jar-much!

Jim Jarmusch ha sido una referencia constante en el cine independiente y en las pláticas snob que pueblan ese mundo aparte que son(mos) los cinéfilos.
Down by Law y Night on Earth fueron verdaderos descubrimientos a principios de los noventa. De repente el cine de este neoyorquino de cabeza prematuramente blanca era el sinónimo de minimalismo narrativo, la estética alternativa por excelencia.

Un día vi Dead Man, un extrañísimo western contemporáneo con un Johnny Depp inaugurando (o repitiendo, da igual) el rictus de marioneta inexpresiva que ha seducido a varios directores, y sentí un pequeño torzón estético. No pude negar la congruencia estilística de la cinta y ciertos guiños de exquisito elitismo, pero las ocurrencias me causaron menos gracia y la elegancia nunca me había parecido más hueca.

En una ocasión que hablaba con unos amigos de nuestros recientes descubrimientos cinematográficos, alguien mencionó esa película como lo más fregón que había visto últimamente y al escucharlo de boca de alguien más me quedó claro lo eficiente de la fórmula blancoynegro, narración fragmentada y diluída con unos parches llamados fade-out.
Me costó una discusión a la que mis argumentos en contra eran los mismos que mis amigos tenían a favor, lo cual hacía tan imposible el diálogo como el de la iglesia católica y el racionalismo más elemental.

Ahora que vi Coffe & Cigarretes (que parece puntada sobrevalorada de tallercito literario), el propio Jarmusch me dio la razón: lo que ha hecho ha sido repetir el mismo chiste varias veces, acomodádolo de diferente manera a la medida de su audiencia cautiva dispuesta a aplaudir su mejor mal chiste.

La diferencia ahora y lo que hace más notable este fenómeno es el status de celebridad "alternativa" que alcanzó el director, cayendo en la tentadora trampa que todo eso trae consigo, contando con la colaboración de las estrellas más cotizadas que harían lo imposible por conseguir credibilidad artística apareciendo unos minutos a cuadro en una de sus películas, haciendo el ridículo de la mejor manera, mientras ésta sea lo suficientemente "artsy", etiqueta que desde hace rato se le puede colgar perfectamente a cualquier cosa con apellido Jarmusch, Araki y otros que han sido relevados eficientemente por directores como Sofia Coppola o Michael Gondri, que al menos tienen una formación audiovisual más rica que esa anclada idea rancia y burguesa de que menos es más.

Esperemos a ver si Broken Flowers me hace tragar mis palabras con aceite de ricino en dosis patrocinadas por Bill Murray.

viernes, diciembre 09, 2005

Hable ahora o calle para siempre...

La prensa se vuelve cada vez más rosa y ante la expectativa de los recién aprobados matrimonios entre personas del mismo sexo en España y, próximamente en Gran Bretaña -entre otros países que se les adelantaron- corren el riesgo de no darse abasto para cubrir tanta cursilería marica que se avecina.

Por las razones que sean, cientos de parejas gay contemplan la posibilidad de pasar a la historia como la punta de lanza de una tendencia progresista que tiene al Vaticano parado de chichis, ajustando concilios y bajándole más el dobladillo a la falda mustia del pudor cristiano.

Todo parece indicar que el proceso es imparable, al menos en Europa y ya en Inglaterra Sir Elton John escoge su ajuar para sellar la unión de más de diez años con su pareja (cuyo pésimo gusto puede justificarse perfectamente). Lo mismo hará George Michael, cuyo más reciente éxito fue el close-up mediático, gracias a al glory-hole de unos baños públicos de California.

Ahora, los paparazzi (que no sé cómo no los imaginó Orwell como los invasores más temidos) deberán reajustar sus estrategias de vigilancia a las vidas íntimas de las celebridades porque todo tiende al aburrimiento del turrón y el velo, a la domesticación de un estilo de vida que en su momento asustó por su radical hedonismo y su desdén por esas instituciones que ahora los reciben en su seno, no sin ciertas reservas.

Las enseñanzas de Lyz Taylor están por rendir sus frutos y así como ella se casaba y divorciada a la velocidad de la luz, sin un criterio estético de por medio, el divorcio recuperará su estatus de gran acontecimiento (y negocio obviamente).¿Acaso no es doblemente más lucrativo un buen divorcio que un mal matrimonio?

Pero no nos adelantemos y dejemos que las cosas sigan su curso: esperemos a ver si la iglesia reconoce las ventajas económicas y políticas de esos acuerdos y en menos que canta un gallo ya está oficiando las primeras ceremonias religiosas gay, aumentando considerablemente su feligresía y convirtiéndose en la poderosa fuerza que fue a principios del siglo pasado.

Suena un tanto descabellado, pero hay que recordarle al Papa Benedicto XVI que si quiere pasar a la historia no tiene tiempo que perder, que ésta se registra cada vez con mayor premura y es probable que no tenga las mismas oportunidades que su antecesor, que lo superaba no sólo en carisma sino en versatilidad.

Si alguien será feliz en todo esto (aparte de los novios y novias, claro) son las tiendas departamentales que verán aumentar su ventas de artículos domésticos de primera calidad pues -si el estereotipo tiene razón- los matrimonios gay que no serán necesariamente más estables o longevos que los tradicionales pero sí tendrán mejor gusto o mayor poder adquisitivo (que noes lo mismo), no escatimarán en gastos para tener la casa de sus sueños, con lo mejor de las últimas tendencias, autos, cosméticos, en fin, una vida diseñada a medida.

Los matrimonios heterosexuales podrán sentirse amenazados -más que nada- porque el perfeccionismo de sus competidores pondrá en evidencia los defectos de fábrica de una institución autocomplaciente que nunca había pensado en renovarse.

jueves, diciembre 08, 2005

Mystical Revelation

Si hay algo que me choca del Egocentrismo es que el concilio no lo ha incluido entre los siete pecados capitales... mis preguntas aquí serían:

¿Porqué los 7 Pecados Capitales no pueden ser 8?

¿Es que acaso tenemos Siete Pecados para cometer uno por cada día de la semana?

¿Alguien sabe si importa el orden en que los cometes o puedes usarlos en random?

¿Hay un castigo diferente para cada pecado capital o todo se reduce a mandarte al infierno?...porque si es así, esto funciona casi como agencia de viajes sin mucha variedad de destinos.

¿Si La Gula es tan grave, porqué no incluyen también como noveno pecado imperdonable La Hambruna?... ¿será porque el clero es el sector mejor alimentado?

Ok, La Lujuria esto y lo otro, pero al menos podrían ponernos tentaciones más accesibles, ¿no? Es que caer en ella con quien realmente quisiéramos resulta más difícil que encontrar un zapato que te quede bien en ambos pies.

Si La Envidia es taaaaaan grave, ¿Porqué necesariamente tiene que existir gente más guapa, rica, inteligente y talentosa que uno?.. sólo corrigiendo ese detalle nadie tendría que pecar de manera tan constante.

¿Es o no, La Codicia un pecado elitista... o ese era La Avaricia?, ¿es lo mismo?

¿Porqué en lugar de amenazarnos con el fuego eterno no nos brindan alternativas o mejores role-models

martes, diciembre 06, 2005

Meme-luco

Ahí va mi participación especial en esta marea narcicista...

Guirigayero: el Meme”

Se avecinan los oscars, y los globos de oro, y los premios del cine independiente. Nunca un meme estuvo más a tono de las circunstancias:

Si tu vida fuera una película ….

Quien interpretaría tu papel?
Tendría que hacer un buen casting, que de seguro ganaría Vince Vaughn, por cínico-simpático-sexy pero lo rechazaría por que tendría que bajar considerablemente de peso (y de tarifa). Al final tal vez se quedaría algún actor francés o italiano con el papel.

Cuál sería tu misión?
Mi misión (obviamente fallida) sería salvar al mundo del mal gusto.

Quien sería tu interés romántico?
Unax Ugalde, Javier Bardem, Wes Bentley & el actor porno Titof.

Triángulo amoroso con?
Creo que ya rebasé geométricamente esta pregunta...

Quien interpretaría a tu archi-rival?
Julianne Moore en el papel de madre castrante (su primer papel de villana oligofrénica).

Quien sería el director?
Fassbinder ya está muerto, así que se lo dejaremos a uno de sus imitadores, tal vez Francois Ozon.

Breve resumen del argumento
Después de darse cuenta que su malestar existencial se debe al mal uso que hace la gran mayoría de ese invento maravilloso que es el consumo hedonista, el personaje principal (osea yo) empezaría una cruzada seductora, conveciendo a las (y las, que la bisexualidad es cada vez más chic) incauto(a)s a través del sexo de que cambien sus hábitos y le entren al consumismo sustentable bien informado.

Título provisorio? (si es en inglés, cómo se traduciría?)
"Conffesions on a Mall" (Confesiones en el Centro Comercial)

Drama? Comedia? Thriller Erótico?
Drama Erótico, con guiños de comedia involuntaria (lo cual la hace aun más dramático).

Harías tú las escenas de desnudo? Quien sería tu doble de cuerpo?
Yo sería el doble de cuerpo del actor que hage mi papel (no permitiría que alguien sintiera placer por mi).

Qué actores interpretarían a tus padres?
Julianne Moore -como ya mencioné- y William Hurt.

Quien te interpretaría en un flashback de tu infancia?
El niño de "Nunca te vayas sin decir Te quiero" (Left Luggage) en plan "vamp".

Tu “amigo gay”(o “fag hag”) quien sería?
¿Hay alguien más aparte de Ruppert Everett?, sería una especie de tío mañoso, pero bueno, todos tuvimos un modelo a seguir, supongo.

A qué actor olvidado le darías un cameo?
A Linda Blair, Traci Lords o gracias a la teconología a la Divine de “Female Trouble”.

Qué canción sonaría sobre los créditos finales?
"Margarita de Cristal" o “Nos aburriremos juntos”, de Lucía Méndez.

A qué festival iría? Ganaría algún premio?
Ganaría la Frambuesa de Oro, por la primera pésima sobreactuación de Julianne Moore.

Este meme lo envío a: Iván, Sylvia y Letty.

Creced y Multiplicaos!

Verbo Carne

Volteo a verme la uña enterrada y me sigo negando a ir con el podiatra que me libere de este dolor del que me he encariñado.
Ayer que me tropecé, el dolor me hizo gritar y decir todas las grosería de las que me acordé en lo que brincaba a un solo pié por la duela del piso.
Con lágrimas asomando a mis ojos, el ceño fruncido y mi dedo palpitando, una delgada línea roja se dibujaba en la comisura derecha de la uña encarnada y me viene el flashazo de la primera vez que cruzamos miradas en un Blockbuster: entre las de misterio y las comedias. Recuerdo que me llamó la atención como resaltaban sus ojos debajo de ese gorro tejido color beige que lo hacía parecer aún más joven de lo que era.

Era la víspera de una navidad de final de siglo: yo rentaba películas para pasar la primera nochebuena lejos de mi familia y él tenía el encargo de comprar el pan para la cena de la suya. Coincidimos en el baño del centro comercial, yo por la urgencia de mi vejiga y él por una mucho más evidente que me causó gracia. Le dejé claro que ocupaba el único mingitorio disponible y que el espectáculo de su erección sería mucho mejor apreciado con la vejiga vacía.

Ambos estábamos en una relación de más de un año y lo que no pintaba para nada más que un encuentro sexual como cualquier otro se convirtió en una historia con más capítulos que las telenovelas mexicanas. Fue así que aprendí que Nunca y Siempre son dos adverbios inútiles, que hay veces que mientras más barreras ponga uno, más a merced estás del azar, ese perverso prestidigitador que derrumba cualquier convicción, ese payaso que arma figuras elásticas de todas formas y colores con tu destino.

Sólo te queda patalear o aferrarte a la idea que tienes de ti mismo de la misma manera en que puedes aferrarte a una uña que te impide caminar bien, te recuerda tu torpeza cada vez que topa con la punta del zapato, te duele tanto como si estuvieras clavado a una cruz que te impide avanzar.

sábado, diciembre 03, 2005

Compostura...

Me gustaría mucho no tener compostura. Es difícil. La falta de compostura es la marca del héroe. Hablo de una falta de compostura hecha de cifras, cuentas de hotel y ropa sucia. Leit-motiv del De Profundis: -El único crimen consiste en ser superficial. Todo lo que se comprende está bien-. La reiteración de esta frase irrita, pero es reveladora. Este lugar común, último descubrimiento de Wilde, deja de ser un lugar común y comienza a vivir por el hecho mismo de que él lo descubre. Toma la fuerza de una fecha.

Jean Cocteau (Francia, 1889-1963)

viernes, diciembre 02, 2005

"Y soy rebelde...

...porque no sigo a los demás”, dice una popular canción del grupo juvenil que dio el salto de la pantalla casera al mercado discográfico y se ha convertido en el hitazo de la temporada, vendiendo cientos de miles de discos. El tiempo de los millones quedó atrás, gracias al florecimiento de la industria Pirata, que comenzó como una sub-cultura y ahora es un tentacular monstruo corporativo que se habla de tú con los de Wall Street , que se quejan como doñitas de vecindad por su renuencia a compartir rebanadas de su pastel monopólico.
El caso es por demás ilustrativo de cómo las tendencias subversivas pueden diluirse hasta convertirse en una marca registrada, disponible en el mall o en E-bay. Ahora no sólo son los productos musicales (desde el punk-rock hasta el hip-hop) o las modas (unos jeans rasgados pueden competir en precio con un pantalón Gucci): también los comportamientos y el lenguaje son empaquetables.
Si alguien menciona la palabra rebelde -o la googlea- el resultado es una galería de imágenes que van desde banderas anarquistas a la portada del DVD de “Rebelde sin causa”(con el ícono de la rebeldía light por excelencia: James Dean) o al grupo RBD, banda prefabricada de jovencitos presumiblemente preparatorianos de clase alta, cuyos actores evidentemente pasaron la edad de la punzada hace un buen.
Una buena noticia: la rebeldía no tiene edad, es una actitud y si de algo estamos dotados por encima de las otras especies es de eso. Hasta el discurso oficial aplaude las actitudes rebeldes de la adolescencia considerándolas un trámite para el futuro emprendedor con agallas para tomar grandes decisiones: por ejemplo, armar video escándalos e impulsar el partido político que te compró papi.
Beck dice en una canción que al ver MTV le dan ganas de fumar crack y aunque sería descabellado culpar a una cadena televisiva por el despunte en el uso de cualquier droga, lo que sí es un hecho es que el filtro de los medios si no determina, sí refleja y estandariza criterios, gustos y tendencias: no podemos negar que la droga se identifica (entre otras cosas) con la rebeldía.
James Dean en “East of Eden” y Marilyn Monroe en “The Mysfits” representaron esa rebeldía cuyo futuro ilustraron elocuentemente con sus comportamientos suicidas, al igual que Sid Vicious en los 70 y un etcétera plagado de estrellas de rock, cine o televisión. Basta echarse un vistazo a E! True Hollywood Story, esa mórbida y entretenida variante de la prensa sensacionalista tan en boga.
Con el modelo de la rebeldía light y hard-core pareciera que las cartas están echadas y sólo hubiera de dos sopas: o canalizas tu energía contestataria en la libre empresa o asumes las nada glamorosas consecuencias. Tal vez sea hora de recuperar a Jeannette (cantante londinense auto-exiliada en España), con ese setentero y monocorde tema: “Yooo, soy rebelde porque el mundo me hizo asiiií... me negaron todo aquello que pediií, y me dieron solamente incomprensión...” Y así.

jueves, diciembre 01, 2005

Estas son campañas...


Dick dit: Les préservatifs, c'est comme le papier-toilette, il faut toujours en avoir d'avance…

Monda dice: Los condones son como el papel higiénico, deben estar siempre a la mano...  Posted by Picasa

miércoles, noviembre 30, 2005

El cuatroletras

El sida, una breve y -literalmente- lapidaria palabra, me llegó desde un inicio como una condena, una mala noticia que sólo me incumbía a mi, que me hablaba de tú sin conocerla. Era un adolescente mustio que había decidido poner pausa a mis impulsos y sin embargo sentí que al leer esas siglas podía, sin ningún problema, permutarlas y armar mi nombre con ellas. Muchos se sintieron -supe después- reducidos a esas cuatro letras que de repente fueron sinónimo de una larga lista de motes tetraédricos.
Al ver “And the Band Played On” o “Filadelfia” empecé a buscar los estigmas de un pecado apenas contemplado en fantasías sin consumarlo y expulgué mi cuerpo en busca de la marca de la bestia, de la culpa hecha sarcoma invasor, un virus dirigido al centro de mi conciencia.
Años después fue una noticia cotidiana, una amenaza de ladito, la bola negra que podía tocarte en el sorteo macabro de la ignorancia o el descuido, pero un día un amigo me suelta la noticia de haberse sacado el numerito premiado. Antes de preguntarle si estaba bien y ofrecerle mi apoyo, ya estaba llorándolo en vida y reduciendo su angustia a un amasijo de huesos rodeados de moscas, muy al tono con la propaganda amarillista con que iniciaron las campañas de prevención.
Después de leer a la Sontag y su visión desmitificadora de la enfermedad, sentí pena ajena por mi reacción de debutante plañidera y empezó a cambiar mi actitud frente al asunto. Sin embargo, la muerte llegó con elocuencia a refrescarme el miedo y la impotencia cuando se llevó a otro amigo. La noticia me llegó cuando veía esa obra de teatro donde discuten los creadores de la fórmula de la bomba atómica que puso fin a la segunda guerra mundialy sentí que en medio de ese escenario se levantaba un hongo enorme que convertía en cenizas su cuerpo, al mismo tiempo que mis certezas y mi optimismo.

A la fecha, la palabra sida sigue cimbrándome y a cada nota que leo sobre el tema me veo más lejos de aquellos días donde todo esto era un monstruo acechando mis pesadillas adolescentes. Ese monstruo ha tomado la forma de un amigo, un familiar, un vecino, una estrella de cine, un autor que admiro, un ama de casa, un niño y hasta un continente entero donde parece haber encontrado refugio.
Ya no es un número o una estadística fría a la que pasar de largo en el periódico, es el tercer apellido de un nombre propio que dejó de serlo.

lunes, noviembre 28, 2005

Tarot

Según ellas debo revisar mis vidas pasadas, regresar a la naturaleza, no compararme con los demás y ver mis propias fortalezas, buscar armonizar con los otros y trabajar en equipo, renunciando al individualismo que he llevado a un nivel casi artístico.
Las cartas son así, categóricas, fotogénicas y planas, se acomodan sobre cualquier superficie como gata sobre el sofá, autosuficientes, creyéndose dueñas del mundo, guardianas de tu pasado, presente y futuro: sabias, incólumes e irrefutables.
¿Y qué hace uno frente a semejante monstruo de dos caras? Nada... cuando mucho asentir con la cabeza y agradecer la generosidad iluminadora. Según ellas siempre habrá alguien más bonito, más inteligente y más todo que yo. ¿Qué se creen ellas: mis madrastras?
Cinco pictogramas dispuestos en forma de cruz me apuntan con el dedo y yo no puedo hacer nada para desmentirlos o confirmarlos: soy la duda envuelta en seis pies de carnes, huesos y yo.
-¿Eres agnóstico?, me pregunto al tiempo que me doy cuenta que la respuesta es justo la pregunta y presiento que la duda es la materia prima de todo y nada al mismo tiempo. Sin embargo me parece la más honesta de todas, porque las certezas siempre llevan el dado cargado y el azar se convierte en la trampa mejor trazada.

miércoles, noviembre 23, 2005

"Bulgar-o"

Ayer fui a ver “Harry Potter y el Cáliz de Fuego” y vaya que está candente la película: en un descuido se convierte al soft-porno y le hace la competencia a nuestra querida y muy olvidada Emanuelle.

Lo de menos es que Daniel Radcliffe ya tenga vello axilar y que hayan tenido que removerle digitalmente el acné adolescente. ¿Quién se fija en eso cuando el que de verdad se merece un un aplauso es el director de casting por esa galería de villanos y actores de soporte tan de buen gusto?
Mi opinión de la película es lo de menos, ahora no tengo tiempo de escribir más, pues me dispongo a planear mi migración a la hermana y fría república de Bulgaria. Allá que de seguro me encontraré con sorpresas de ceja espesa y labios deliciosos.

martes, noviembre 22, 2005

Dejad que ellas se acerquen a mi...

Lolita es un personaje que traspasó las barreras de la literatura desde que Stanley Kubrick pusiera rostro a esa niña-mujer que volvió loco al torpe Profesor Humbert de la novela que Vladimir Nabokov escribió hace 50 años. Sue Lyon fue el primer rostro cinematográfico que conocimos de Dolores “Lolita” Haze, a quien siguió Dominique Swain en la adaptación que hiciera Adrian Lyne en 1997 (que no es tan mala como la pintan).

Pero la historia del arte, sobre todo la literatura y la pintura, ha estado plagada de Lolitas, esas niñas terribles con una precoz conciencia de su sexualidad y del efecto que su mezcla de inocencia y perversidad causa en los adultos.
En la cultura moderna, ese culto se potencia con el tabú y es condenado a una especie de subcultura que se alimenta de su propia condición ilícita, continuamente acechada por la policía, que ha creado sofisticados sistemas de rastreo de redes internacionales de pornografía infantil, convirtiéndose en una cacería de brujas constante.

Ahora el sólo hecho de hablar de erotismo que incluya menores de edad es casi motivo para ser perseguido, al mismo tiempo que las imágenes publicitarias se nutren de ese tabú para vender desde perfumes hasta ropa íntima, jugando con los límites impuestos por una sociedad que condena lo que en el fondo le intriga y fascina sin reconocerlo: lo prohibido se vende caro.

Simplemente echar un vistazo al mundo del espectáculo te da una idea de hasta donde ha calado el síndrome Lolita en los productos culturales: cantantes adolescentes explotando su lado sexy en portadas de revistas de circulación masiva, mientras grupos conservadores levantan la voz en contra de la proliferación del paganismo sexual, alimentando el morbo y estimulando el mercado involuntariamente.

Ricky Martin, ex-integrante de un grupo musical envuelto en su tiempo en un escándalo de abuso sexual, ahora es vocero de una organización que busca detener la explotación sexual de menores en el tercer mundo, denunciando el turismo sexual en Asia y Latinoamérica. Jodie Foster, quien se hiciera famosa al interpretar a una prostituta adolescente en “Taxi Driver”, hizo en su tiempo campaña en contra del abuso infantil después de ser objeto del acoso de un maniático sexual obsesionado con ella. Ahora, entrando en los cuarenta y con dos hijos, la actriz sigue lidiando con rumores que ponen en duda su identidad sexual a lo que sigue respondiendo con su habitual hermetismo.

Se puede completar una enciclopedia con todos los casos de niños actores y cantantes víctimas de la fama y esa fascinación con la pureza del decadente imperio americano: desde Judy Garland hasta Drew Barrymore, o esperar unos años para saber si la historia se repite en Dakota Fanning o Haley Joel Osment, pero no hace falta ser vidente para asegurar que éste seguirá siendo terreno fascinante en su complejidad y misterio, tanto para el arte como para el vicio.

Seguirán también los dedos flamígeros señalando responsables y los llamados a proteger a la infancia de la corrupción, mientras los aludidos no tendrán nunca edad suficiente para que su opinión sea tomada en cuenta, relegándolos inevitablemente al papel de cándida víctima sin voz.

lunes, noviembre 21, 2005

Negra Experiencia (conversación con Robert Mapplethorpe)

Mapplethorpe dijo alguna vez que los negros ( ____________incluir aquí el eufemismo que sea de su gusto) eran como las sabritas, que una vez que las pruebas no puedes comer otra cosa. Él sabe lo que dice, ya que se hizo famoso pro fotografiarlos en pelotas, demostrando no sólo lo fotogénico que puede ser el color de su piel sino la arrogancia genética de esa raza.
Así como algunos los tratan de holgazanes, drogadictos o lo que sea, muchos (aunque sea subterráneamente) admiran su físico y de seguro envidian esa reputación genital que es más que reputación.
Este fin de semana que fuimos a un bar otroladense y se me acercó un morenazo de 1.90 de estatura lo primero que tuve fueron inesperadas amistades: dos pochos que primero quisieron servir de intérpretes y celestinas con el susodicho, asegurándome un atributo de proporciones épicas, cuya fama rebasaba las fronteras y que según ellos estaba interesado en mi.
Después de dejar en claro que no necesitaba servicios de traducción simultánea ni de Celestinas mal vestidas me presenté directamente, recibiendo una sonrisa en respuesta y un apretón de manos que todavía me duele (mi mano se volvió pulpa de tamarindo).
Empezamos a platicar y cuando superamos el tópico de los nombres y dondevives ya mis emergentes amistades tomaban distancia sin dejar de registrar cada movimiento y gesto que hacíamos.
Detrás estaban mis acompañantes, que tampoco perdían detalle de lo inquietas que eran las manos del negro que, si no me hubiera dicho que trabaja en finanzas, yo hubiera jurado que era guardia de algún antro con estrictas reglas de seguridad que se quedó con el tic de pasar báscula automáticamente.
El asunto es que a cada rato llegaba alguien y se estacionaba frente a él para saludarlo y dos de ellos se fueron directamente a su entrepierna como quien se abalanza sobre alguien a quien ha extrañado mucho.
OK, ya entendí, me dije a mi mismo en lo que llega un pseudo hippie a improvisar una torpe escena de celos, a lo que mi acompañante responde jalándome hacia sí. Una historia de vida después (el tipo está feliz desde que lo corrieron de su empleo de asistente de maestro y viene regresando de Alaska, donde el pelo a la cintura debe ser lo último) se va y las luces del bar se prenden invitándonos a salir.
El tipo se disculpa y trata de convencerme que si saluda a toda esa gente es por ser polite y que con ninguno de ellos ha tenido sexo. También se disculpa por haber sido tan tocón y yo le digo que de eso no debe disculparse, que a mi ego le hacía falta una shaineada.
Se aleja un poco hacia la barra y le dice algo al barman, yo me acerco a mis amigos para preparar la retirada y un momento después regresa, lo presento y se despide de mi con un abrazo apretado, dejando en mi mano un papel doblado que meto en mi chaqueta.

Después de la carrilla de rigor y llegando a territorio mejor iluminado abro el papel con el temor de convertirme en la Tra-la-la de “Last Exit to Brooklyn”, pero todo lo que veo es un nombre escrito con cursiva, seguido por un numero de teléfono y un correo electrónico...
¿Y sus medidas?, te preguntarás mi querido Mapplethorpe.
Olvidó anotarlas, supongo.



sábado, noviembre 19, 2005

Yo sólo se...

...que no sé nada. Pero cómo me divierto.

Ah, y que la mejor idea que tuvieron en el ritual del sacramento matrimonial, es que le den la espalda a los invitados, de manera que no podamos intuir por el gesto del rostro de los novios los verdaderos sentimientos o las razones reales que los llevaron a ese altar...

No diré más.

jueves, noviembre 17, 2005

Wednesday, Doggy Wednesday

Yo sé que no es la mejor idea ir al cine los miércoles de dos por uno, pero resulta que era el día que tenía tiempo y tampoco pensaba pagar el boleto completo por ver algo probablemente me decepcionara. Este era el turno de “Chicken Little”.
Craso error: no la elección de la película sino que el día coincida con el que las familias telerines aprovechan para fingir una armonía de postín, de mitad de precio.
Le muestro mi boleto a una dependienta de encías enormes que debería tener prohibido sonreír y me dice que tengo que hacer fila para entrar a la sala. Volteo hacia donde termina la fila y todo lo que veo son parejas jóvenes con niños colgando de ellos como tumores que palpitan al ritmo de quiero palomitas. No me queda otra que voltear al suelo y contar los agujeros de mis botas Catherpillar.

Termino el conteo y ningún avance, volteo hacia el final de la fila que ha ido aumentando de tamaño detrás de mi y casi me desmayo cuando entre esa multitud veo una cara conocida. Bueno, de hecho nos conocemos algo más que la cara, pero el caso es que lo tengo de frente, flanqueado por una mujer que carga un niño en los brazos y otro le jala la blusa. Él carga el más pequeño, pero podría jurar que él espera el cuarto con esa barriga que está en lugar de ese vientre plano que yo conocí no hace mucho tiempo... Quiero que la tierra me trague, pero La Tierra -al igual que Dios- no cumple antojos ni endereza homosexuales.
Me dispongo a preparar el Plan B, a checar de memoria la cartelera y ver las otras opciones que tengo pero me interrumpe el avance de la gente hacia la sala. Too late!
“Chicken Little” estuvo bien a secas, pero yo no dejé de pensar durante toda la película que ése pudo ser mi destino.

miércoles, noviembre 16, 2005

Lab-erinto

Doy un salto y caigo en la zanja, esperando que Solín entienda el mensaje y corra hacia otro lado. Escucho cómo se cimbra el piso asumiendo que el hombre que me persigue saltó también y empiezo a correr entre los pasillos de barro de este laberinto.
Intento ver hacia dónde avanzó Solín, pero sólo siento su ausencia en la mano con que lo sostenía minutos antes. Estoy entre la angustia de lo que pueda pasarle a él y lo que tendré que enfrentar yo cuando me encuentre ante un pasillo sin salida, de frente al robusto enemigo que sigue mis pasos.
Justo dejo escapar ese pensamiento y me detengo ante el final de un pasillo sin salida y volteo apretando mis puños, tratando de ocultar mi miedo. Mientras más se acerca el hombre, menos grande y temeroso me parece e instintivamente deshago mis puños, bajo la guardia.
No es Kalimán, más bien parece Popeye y su rostro duro se ilumina al dibujarse una sonrisa ladeada al tenerlo apenas a unos centímetros de distancia y oler su aliento agridulce...

Me apresuro a besarlo y despierto con los labios húmedos y una erección mañanera pulsando con más fuerza que de costumbre.

martes, noviembre 15, 2005

Up-date

Sábado:
Trabajo (sí, trabajo los sábados, perdónenme la vida)
Cine (no pensé que pudiera haber película más horrenda y ridícula que “Como agua para chocolate”, pero está confirmado: se llama “Mar de Sueños” y al parecer todo el mar que da título al bodrio se quedó en las mejillas de Angélica María que parecen a punto de reventar a cada minuto)
Casa: A cambiarse, porque con esa facha de chilango en fin de semana en Acapulco que traía, yo mismo me sentía taaan incómodo que no me atreví a seguir la noche con semejante outfit, que Halloween ya tiene dos semanas que pasó.
Peda: Tour por diversos bares del perro, muchas cervezas de gorra, baile y...
Aguaje: El de cerca de mi casa, donde ya casi me hablan de tú y me tiene listos los botes bien helados.
After: Madonna a todo lo que da, gracias a la piratería tan comprensiva (también vinieron Rafaela Carrá, Bola de Nieve, Los Panchos, Annie, los que no se como se llaman pero No doubt hizo un cover de esa estupenda canción y una novedad: ¡Fangoria no sonó!)
Domingo:
Despertar en una cama que no es mía, rodeado por una hilera de fiambres roncando que es un placer, parecía concierto de Carmina Burana.
Desayuno: Tacos de cabeza y burritos de frijol con harta coca-cola y pan con nutella (todo muy light).
Más sueño, más tele-basura y más sueño.
Cena: caldo de pollo y más sueño.
Lunes
...Trabajo (terminé mis artículos pendientes sin quedar muy contento con el resultado, pero pues) y más sueño....

viernes, noviembre 11, 2005

Lady Dilemma

Estoy en un conflicto ético y estético: tengo que mandar un artículo sobre Pasolini que no he terminado y otro sobre una expo que me da pena mandarlo como está porque parece escrito por Teresa del Conde y yo seré muy iconoclasta y tal, pero nunca me había dado por la gerontofilia.
A veces el teclado lo traiciona a uno, pues... ¿y qué hace uno?

1. Llorar
2. Anexar una explicación del artículo
3. Hacer un mapa de ideas
4. Reportarte enfermo
5. Mentir (oops!, repetido)
6. Corregirlo
7. Agarrar los párrafos y desordenarlos y proclamarte Dadaísta
8. (Dadá no era un artista)
9. Mandarlos corregir al Imparcial (je!)
10. Ponerte a trabajar como se debe
11. Tumbarte el rollo
12. Zzzzzzzzzzzzzzzz

martes, noviembre 08, 2005

¿Socialismo o Muerte?

Lo peor no es que exista gente pendeja sino que tengan opinión propia e iniciativa. El asunto es cuando se les paga para que tengan iniciativa y sólo la usen para ostentar su pendejez, como ha hecho Fox, nuestro flamante presidente con relación a la postura del presidente argentino a la integración económica latinoamericana.
Es igualito a cuando te invitan muy a huevo a una fiesta y te la pasas criticando desde el catering hasta la decoración, hablando pestes de todo lo que te comes de a gratis pero que apenas puedes articular palabras de la empachada que te estás dando.
Para nadie es una revelación la magnitud del desatino de nuestro inefable mandatario, pero cuando le da material a todo el mundo para que haga mofa de los mexicanos, los resquicios de nacionalismo que todos llevamos dentro (aunque no nos sepamos el himno) empiezan a retorcerse y encienden la mecha, esa que se parece a la olímpica que apagaron a orines unos co-nacionales en Grecia.
Se acerca el fin del mandato de Vicente y nos queda la triste impresión de que fuimos gobernados por una pareja compuesta por un mal comediante y una arpía con aspiraciones peronistas.

La primera vez que emití un voto estábamos a finales de los ochenta y fui a la urna como quien va a escoger a la reina de la graduación, con un optimismo a prueba de balas y sin tener la más mínima idea de nada, fascinado por mi recién estrenada mayoría de edad, pensando que ya no tendría que hacer caras y vestirme como mamarracho para que me dejaran entrar a ver las películas de adultos y que de alguna manera también había dejado de ser la tentación que viaja en tranvía para tanto pederastra rondando por ahí.
Seguía siendo virgen y no tenía idea de cuántos años más habrían de pasar para despojarme de mi mustiedad pueblerina que tanto gracia le hacía a mi compañero del Cobach, que me daba raite de vez en cuando haciéndome preguntas que me hacían sonrojar y me impedían verle directamente a sus verdes y rasgados ojos pícaros, como si tan sólo miralos me hundiera en el fango que ahora es mi colchón.
Mis hormonas no sabían de partidos políticos, a pesar del panismo inaudito de mi familia, emocionada años atrás con la posibilidad nunca cumplida de Rosas López como gobernador.

Frente a mi casa había un señor naquísimo que pertenecía al PPS y tan sólo ver la calidad de familia populista, cantando a todo pulmón canciones de Pedro Infante y Yolanda del Río tuve clara mi primera lucidez política: nunca votar por partidos que combinen en su logo el color rosa y las palabras popular-socialista, que a mi me sonaban a música auto-conmiserativa, señores cornudos (mi papá se cogió a su esposa, eugh!) y embarazos no deseados. Como todavía no sabía quién era Rosa Luxemburgo, ahora tan en boca de un oligofrénico Hugo Chávez. Me temo que eso de que cada quien tiene el gobierno que se merece no habla bien ni de mi ni de todos mis amigos.

lunes, noviembre 07, 2005

Bailando

Con los huesos desencajados, el fémur dislocado y el cuerpo muy mal, pero con una gran vida social: así pasa cuando te entregas al hedonismo y bailas al ritmo de la inconciencia, sudando alcohol en lo que te mueves al ritmo sincopado y espasmódico de la electrónica.
Te da igual que haya quienes te ven con esa mirada de porqué-eres-tan-feliz?, tiesos como de gel, con actitud de el mundo no se merece a mi ni a mi peinado.
Hacía rato que no bailaba como contratado, olvidándome de que afuera hay una ciudad hostil y autocomplaciente, enamorada de sus propios defectos como estratégica actitud auto-saboteadora.
A cada cambio de beat, movía mis brazos y mis piernas, sacudiéndome las miradas y los malos rollos, como en un fashion-temazcal, quitándome la camisa y exprimiéndole el encono, purificándome con cerveza Tecate y whiskey conmemorativo.
Al final, terminé besando al sapo incapaz de convertirse en príncipe: un sapo con muy buen aliento, pero incómodo con su condición, ignorante de que el día que se convierta en príncipe perderé todo interés.
Y ahí vamos Bárbara Morris et moi, cantando a Valeria Lynch a todo pulmón en el camino de regreso, esperando que el sol nos sorprenda para ver si se nos cae la cara de vergüenza.
Pero no.

(También festejaba tu cumple, Negra, sólo me faltaron esos tacos de canasta)

viernes, noviembre 04, 2005

Jar of...

Y resulta que vamos a un restaurante africano.
Y resulta que es un insulto para la hambruna en África que sea chic ir a comer a un lugar donde uno esperaría que te caiga la comida del cielo en bolsas de la ONU, envueltas en buenas intenciones y rellenas de arroz y no perecederos varios.
Y resulta que en la carta todo lo que vemos suena a todo menos a África: no nos traen el frasco para soltar las moscas y nos ponen cubiertos como si éstos fueran artículos de primera necesidad en ese continente.
Y para colmo, el menú incluye pollo, carne y exotiqueces tropicales que tengo en duda formen parte de la dieta del africano promedio.
Aunque si hablamos de promedio africano tendríamos que hablar de desnutrición infantil, sida, sobreexplotación de flora y fauna para beneficio de todo el mundo menos de sus dueños naturales.

Ahí donde pareciera ser el inicio de todo, donde la naturaleza se imaginó jardín botánico y galería de especies animales inimaginables, algunas sólo conocidas por medio de Animal Planet o el Discovery Channel. Ahí donde vemos niños de hermosos ojos negros rodeados de una fotogénica naturaleza como testigo de la muerte por inanición de una madre que deja su último suspiro en una última gota de leche de su pecho flácido para mal alimentar a su retoño de tres meses que suerte tiene si llega con vida al siguiente.

Releo el menú y me encuentro con el kus-kús que en la novela de Ciryl Collard sirvió de venganza racial musulmana, servido con una sonrisa y un guiño de ojo hacia adentro, como es el odio que no se atreve a decir su nombre.

Me decido por una ensalada a base de lechuga, aceitunas negras y un aderezo agridulce a base de fresas y me sigo preguntando cuántas de éstas puede comerse al año un africano, y me retumba en los tímpanos la broma que yo mismo hice:
-¿Cómo que vamos a un restaurante africano? Si los africanos no comen, tienen un contrato de exclusividad con el hambre y con National Geographic, para que sus fotógrafos sigan ganando premios internacionales, lucrando con la miseria y el sentimiento de culpa global: tan autocomplaciente él, como inútil.

Ya decía yo que era mejor idea ir por un hot-dog o unos tacos de carne asada, que cuando mucho te remiten a una vaca muerta que a nadie hace llorar.
¿Qué no puede comer uno agusto?

martes, noviembre 01, 2005

Conjugándo-me

Llego a la taquilla del cine y digo sin lubricante de por medio:
-Yo, Puta.
La dependienta me responde con una pregunta:
-¿De las 7:50?
-Sí, contesto con cara del que va a pedir información a Doble-A y ya lo tienen en el atril, con toda la gente de frente esperando escuchar salir del micrófono tu historia desgarradora, el conteo matemático-trágico de todo lo que perdiste por la bebida, de lo mucho que te arrepientes y las tantas veces que has tratado de dejarla sin lograrlo.

Entro a la sala, me chuto el interminable desfile de comerciales y avances de películas, esperando ser sorprendido por una película con un cartel y un trailer pretencioso, a medio camino entre el comercial de condones y el de desodorante.

Odio ser tan suspicaz: la película es más mala que pegarle a la nana y, ciertamente, cualquier comercial de Axe tiene más morbo, mejor estética y es mucho más honesto que este bodrio tímidamente moralista, fashion a huevo, con un tufillo academicista de bostezo y con unas actuaciones (las reales y las ficticias, da lo mismo) malísimas.

Salgo del cine con un carón, voy al baño, meo, me acerco al espejo y me digo a mi mismo:
-Tú: más puta y más interesante...
... y sin tanta luz neón ni lencería barata ni verborrea pseuo-netófila.

¡Obras son amores, bonita! Mejor dedícate a la academia que al cine no le hace falta tu mal gusto. Ya tiene suficiente.

lunes, octubre 31, 2005

Totem

Si hay algo que me molesta de los vergones es que dan por hecho muchas cosas. El desempeño, entre ellas.
Generalmente, cuando los hombres están generosamente equipados tienden a confiar demasiado en si mismos y eso puede resultar decepcionante por decir lo menos y aburrido para ser justos.
En el argot gay la máxima siempre es la búsqueda no sólo de la belleza masculina, sino de las proporciones descomunales, como quien busca el tótem perdido. No estoy para nada en contra de esto, ni en contra de los miembros que sobrepasan la media. Reconozco que como fantasía resultan bastante estimulantes, pero los penes tienen la mala costumbre de ir pegados a una persona y no siempre se merecen uno a la otra: hay veces que uno se merece un altar y el otro un bostezo, cuando mucho.
Por eso creo que eso de cría fama y échate a dormir ha hecho mucho daño: a unos por ir como abejas a la miel y a otros por ponerle demasiada miel a sus hotcakes.

Y mejor aquí le paro, que este no es un blog pornográfico...aunque me brille el pelo por tanto profesionalismo.

viernes, octubre 28, 2005

Isis con velo

Y de pronto ella se fue. No supimos más de su fleco asimétrico ni de sus tatuajes, ni de sus botas de chilanga banda, ni de sus velos negros, ni sus anillos. De pronto, el templo quedó vacío y triste, sin la risa franca y la voz dulce de Isis.

Ya los viernes y los sábados no fueron los mismos. Nuestra decadencia no tuvo más el escenario que se merece a las 3 de la madrugada, no hubo un rincón donde esconder el pudor ni una letrina llena de orcos trenzando pasiones o golpes que advierten cuando el deseo es sólo un viaje de ida.

Hoy, Osiris -un Paco rebautizado a capricho de su amada- se duerme temprano y con los calcetines puestos para soñar a tiempo con ella, para no perderse uno sólo de sus bailes hipnóticos en que contonea sus carnes generosas apenas cubiertas por los insuficientes siete velos, esos que a cada giro mudaban a nubes de algodón falseando el escenario de ventanas rotas y paredes resquebrajadas.

De pronto un día llega la otra, la copia mal hecha de Isis -su doppelgänger- sostenida en una andadera y sobreactuando una cojera que era más bien discapacidad estética, mal cálculo escénico o recurso conceptual apantalla-bobos. La vi y me dije: ¿y esa qué se cree? Todavía no se enfría el muerto y ya viene reclamando la herencia de nuestra atención, pensando que el alcoholismo sólo ve siluetas y que cualquier pieza puede dar forma al rompecabezas gótico del delirio.

No. Isis no usaba mechas de $50, ni collares de caracol, ni artilugios baratos para atraernos a su red negra. Su telaraña adornada de anillos era el abrazo que nos recibía en el portón, donde bastaba que nos vendiera a $30 la caguama y entráramos a su templo bailando a Pixies, haciendo el ridículo impunemente y esperando el primer rayo de luz para huir despavoridos, dejando estelas de ceniza con rumbos inciertos.

martes, octubre 25, 2005

Pain

No sé que tengo, doctor. Creo que tengo todo.
Me duele el cuerpo, los huesos, las piernas, atrás de los ojos...
¿Que me encuere, doctor? Chale, no le haga, que me siento en una película del Güero Castro y no soy Angélica Chaín ni Sasha Montenegro.
Ándele pues, pero que conste que no entiendo su insistencia.
¿Y no me puede poner el termómetro en la axila o recetarme algo tomado o inyectado?
Mire que yo ya superé, o al menos eso creía, mi etapa anal.
Pos yo sé que usted es el doctor, pero yo soy el paciente y ¿quién es el que paga aquí?

¿Cómo qué síntomas?..
¿Voces, ruidos, visiones...? Ni que estuviera lo...oiga: ¿qué clase de doctor es usted?

Ya no me mire más las piernas....
No....
no...
no...

¿Qué si dónde me duele?
Aquí adentro...
No sé...
empieza aquí dentro y luego....

lunes, octubre 24, 2005

Descapotable

Cuando les da por hurgar en el fondo del baúl de los grandes, no estoy seguro quién salga ganando realmente, porque ni el nombre ni el prestigio de Truman Capote necesitaban atizadas. Ahora, mis expectativas con esa nueva vieja novela que acaban de editar de mi autor norteamericano favorito, están que suben y bajan al ritmo de raeggetón.
La respuesta siempre está en la mano del que mece la cuna de este levantamuertos editorial: está por estrenarse CAPOTE, la película que hicieron sobre el proceso de escritura de A Sangre Fría y justo sale a la luz Summer Crossing, novela inédita encontrada en el ropero de diporqué dime abuelita, di porqué eres viejita y no te gusta brincar.
Si ya Plegarias Atendidas daba señas del mal rato que el destino estaba haciendo pasar al otrora enfant terrible, no creo que le hiciera mucha gracia que le sacaran con peine piojero todo aquello que por alguna razón había dejado para el olvido.
No cabe duda que la muerte y la impunidad son parientes cercanas, pero si sirve de consuelo para sus fans procuren el rescate que hizo la revista Gatopardo de una autoentrevista (no las inventó Almodóvar) genial que se hizo Truman, dando muestras de que nadie como él para hablar de Capote.

sábado, octubre 22, 2005

Pesadillas

Me gusta de la fiebre que parece que entre sueños vives dentro de una película de terror, un mundo que está vivo en tu subconsciente, lleno de personajes que te acechan por debajo de la almohada y que salen del techo de tu recámara.
Cuando era niño, mis peores pesadillas eran de guerra: me acostaba con la congoja de saber que en ese mismo momento, en alguna parte del mundo alguien apenas un poco mayor que yo se encontraba agazapado en alguna selva lluviosa con un rifle como única compañía y protección.
Luego sentía un vértigo indescriptible cuando me ponía a pensar en el fin del mundo, en lo que hay más allá de todo, en lo pequeñitos e insignificantes que somos como humanos. Sólo me calmaba rezando y pidiendo por la paz mundial, cual precoz concursante a Srita. México.

viernes, octubre 21, 2005

Grumpy I

Me pudre en la gente...

-que vayas a comer con ello(a)s al mismo lugar de siempre y ven el menú como quien ve la Biblia por primera vez y lo hojea como si se tratara de un tratado shintoísta. Horas para decidirse y optan por un platillo poco común en su dieta para después cambiar de opinión y ordenar lo de siempre.
-que llegue la hora de la cuenta y se haga el occiso a la hora de soltar prenda para la propina (también está la versión del que pide cuentas separadas para no comprometerse en lo más mínimo).
-pida agua al mesero y le aclare: de la llave, no me vaya a traer la botellita (claro, después te dicen como si no hubieras entendido que el restaurantero lo que quiere es hincarte el diente con el agua embotellada habiendo corriente).
-que pidan limonada y hielo aparte para hacerla rendir más.
-que te pregunten porqué tienes jeta o traes tan poco apetito después de la odisea.
-que te presume un disco con un grupo muy fregón y nunca deje correrlo, adelantándolo y regresándolo buscando la que más le gustó y según su lógica mundana me gustará a mi.
- que te pregunten qué película quieres ver cuando ya tienen los boletos para la de Vin Disel.
- que te pregunten si quieres coger cuando lo único que falta quitarse son los calcetines.
- que te pidan que lo(a)s esperes para venirse y a la hora de la hora se vienen antes que uno y sólo ponen cara de ups! (lo que es equivalente a un baldazo con cubitos de hielo).
-que te inviten a su casa y te pregunte a ti, si traes condones.
-que besen como si fuera un trámite equivalente a sacar las placas.
-que digan me gustas mucho y no se les pare: bienvenido sea el sialis y la hipocresía anatómica.
-que digan te traía muchas ganas y las únicas ganas sean las mías: de irme.
-que te digan asombrados cómo lees porque ven dos libros y una revista en tu mesita de noche.
-que te digan qué ricas llantitas.
-... creo que la idea era esa.

Mejor me callo: me pudren las quejas.

jueves, octubre 20, 2005

I Heart NY

Me siento sucio.Tengo cuatro días sin leer La Jornada y eso hace mucho mal a mi fama de intelectual de izquierda. ¿Qué voy a platicar con mis amigos alternativos y contraculturales?, ¿Cuáles? Esos: los que ahogan su conciencia social en el interior de una caguama Pacífico, como señal inequívoca de una somnolienta trasgresión.
¿El alcoholismo es una trasgresión... o la drogadicción? Mmmh... No sé. Cuando una actitud trasgresora se convierte en la norma pierde su esencia: supongo, pero eso no lo quita su appeal, ¿o sí?
¿La homosexualidad es una trasgresión... o la bisexualidad? Mmmh... Tampoco sé, cuando una orientación sexual te da prestigio -aunque este sea restrictivo a ciertos escenarios- ¿gana o pierde? Tampoco sé, pero supongo que eso depende de cómo manejes esa transitoria fascinación hetero por la sexualidad “disidente”, que tarde o temprano mostrará su verdadero rostro:___________________(llene el espacio en blanco).

El domingo pasado compré La Jornada (algo atípico en mi, pues generalmente la leo en línea) e hice lo que hago generalmente al hojearla: irme directamente a la sección de Espectáculos, buscar la reseña del Bonfil y pasarme a la sección de Cultura, que no traía mucho de interesante. Me gusta más leerla en Internet porque está más ordenada, puedo irme directamente a mis columnistas favoritos o a los temas de mi interés...

¿A quién quiero engañar si cuando hojeo el TvyNovelas en la fila del super siento ese vértigo que no me ofrece La Jornada o El Universal?
De ahora en adelante sólo leeré The New York Times... es que como nunca he estado en NY, lo amo.

miércoles, octubre 19, 2005

schermo=pantalla

Para quienes quieran ponerse al día o quieran enterarse de estrenos y no estrenos cinematográficos los invito a darse una vuelta por este blog.
Es brand new, pero no todos los textos lo son, se darán cuenta con los títulos de las películas comentadas.
Si no tiene nada que hacer, pásele: nomás limpiése las patrullas, apague la luz y agárre sus palomas (y no deje el cochinero que acosutmbra en la sala alguna gente, porfas).

martes, octubre 18, 2005

La orgía que No

Yo tengo una postura más bien ambigua en cuanto al sexo en grupo: lo aplaudo y encuentro fascinante su dinámica, pero simple y sencillamente no es lo mío. En el fondo he de ser un candidato al Opus Dei esperando su credencial o simple y sencillamente un pudoroso sin remedio o un romántico incorregible casado con la peregrina idea que el sexo -como el amor- es cosa de dos.
Yo sé que suena contradictorio de un big-mouth como yo, pero la contradicción es tan chic últimamente, que no puedo más que ir with the flow.
Claro que tampoco me puedo dar baños de pureza, porque uno no puede andar por ahí opinando sobre todo sin conocer el asunto desde sus entrañas. Tal vez necesite cambiar la oración: después de probar sus variadas combinaciones descubrí que el sexo en grupo no es lo mío, y si el grupo es de gente que yo conozco o incluso amistades, le huyo como a la plaga. No sólo no es lo mío: no quiero ser ni testigo. Los rituales paganos heredados de nuestros decadentes imperios me parecen aún más decadente y aburridos cuando se hacen pensando ser la punta de lanza de un asunto que nació añejo.
Sin embargo, los bacanales me gustan, pero cuando llega el postre sexual, prefiero discriminar platillos y si de plano no hay algo que aporte novedad a mi dieta erótica, prefiero desaparecer como Houdini, que la ausencia también es presencia. ¡Añil!
Este fin de semana, después de la fiesta intercultural del recién convertido a treintañero y su banda inenarrable, decidimos alargar la fiesta hacia el amanecer, reduciendo el grupo que estaba indeciso entre el rave o el aguaje. Ganó el segundo y en cuestión de minutos nos ahogábamos de la risa con el disco de la tristemente célebre Jolette, la no menos ídem Lucía Méndez y su new-wave hit “Margarita de Cristal”, hasta que terminamos bailando “It's my Life” una y otra vez, convirtiéndose en el tema de la noche y el pretexto perfecto para sacar las tijeras y los cuchillos y acabar con las camisetas Calvin, Gap y Patito (fue un acierto haberme cambiado la Banana Republic por la de Radiohead, q.e.p.d.) hechas jiras.
La sorpresa fue la declaración anti-violencia muy al estilo Greenpeace de la Morris, que se quitó la ropa imitando a las top-models londinenses protestando contra los minks que ayudan a vender. Hay que reconocerle su ferviente pacifismo y su muy personal idea del Happening, lo que no la redimió de su cuchillofobia porque es hora que nos sigue reclamando nuestra arrebato de terroristas de la moda que sería las delicias de Joan -¡cómo te extraño!- Rivers.
Terminamos tirados unos encima de otros y no faltó la mano donde no debía o la lengua buscona, pero siempre está la nunca mejor ponderada opción de hacerse el dormido y el posterior ataque de amnesia. ¿Qué sería de nuestra integridad sin las trampas freudianas de la fe y el mejor invento del mundo que es el subconsciente: ese barril sin fondo?

sábado, octubre 15, 2005

Pandora

El deseo también es una caja de Pandora que una vez abierta no sabes hacia donde te va a llevar.
Hojeando libros me descubro mirando las tapas, buscando la foto del autor que más me estimule a leerlo, pero luego caigo en que para eso están las revistas.
En lo que la Concha hojea un libro de Deppar Shakra o como se llame yo me entretengo con la Ocean Drive y la Mens Health, me entero de la rutina de ejercicios de Usher, Tom Cruise, Ricky Martin (que la edad le ha sentado muy bien) y Matthew Mcwathever, quienes hablan de su cuerpo como de sus cuentas bancarias (en varios de ellos bien podría depositar el donativo que no hice a los damnificados del huracán Stan).
En la National Geographic entrevistan a un huraconólogo que explica la dinámica alfabética con que nombran a los huracanes cada temporada. El ingenuo reportero le pregunta qué pasaría si se les acaban las veintitantas letras del alfabeto para nombrar huracanes y elocuentemente contesta: si eso pasara, obviamente tenemos un problema mucho más grave por el cual preocuparnos.

Así me pasa a mi: ¿qué sucedería si se me acabaran las opciones eróticas mientras mi deseo crece como incontrolable niño loco?
Luis Buñuel dijo un día que, para él, llegar a la vejez significó un descanso de la tiranía del sexo, y creo que se a lo que se refiere: el deseo es un yunque, un felizómetro, una energía incontrolable e incomprensible, una bestia a punto de romper la jaula.
Es un tramposo metiéndote zancadillas en el momento que menos lo esperas y con quien menos imaginas. Y uno puede hacerse de la vista gorda, cerrar con doble candado la compuuerta, pero él siempre está latente: esperando un guiño un descuido un pretexto para soltar la bestia y mostrar que la civilidad y la prudencia es siempre una incómoda máscara.

jueves, octubre 13, 2005

Mantenimiento: Inicio de temporada

Nunca he sido muy fan de los Sico, pero le pongo más pero a la marca de agua embotellada que trae el susodicho en la mano al salir del Oxxo: clásica marca patito a la que son afectos los contadores.
Tomo nota dejando que todo siga su curso: el clásico trámite de qué haces y sus derivados que se agotan mucho antes de llegar al lugar donde lo que sobran son las palabras, salvo para alguna indicación técnica. Resulta hasta cómico lo mecánico que puede ser el sexo-express sin dejar de ser gratificante.
Fuera de algunos encuentros leves que son más para no perder la condición que otra cosa, hacía rato que no tenía sexo a full (I mean, with intercourse and stuff) y debo reconocer que es tan necesario como sonarse bien la nariz o limpiarse a conciencia las orejas.
Y, repito: no tiene que ser el mejor sexo del mundo, que ése, si se da en la primera cita, es porque tuviste mucha suerte o estás tan borracho que todo lo sobre dimensionas. Basta que lo tomes como un servicio de mantenimiento a tu organismo y autoestima sin mayores pretensiones que la puesta al día tu credencial de socio del reino salvaje.
Te limpias el sudor (y lo que haga falta), te pones la ropa y puedes o no besar al en turno como señal de agradecimiento o complicidad, despidiéndote con la prisa nerviosa y la esperanza de no entrar en terrenos realmente íntimos (o al contrario, depende) o tener que inventar un número telefónico y una torpe excusa que deje claro el final del capítulo.
Y luego todo igual aunque con mejor sueño y al siguiente día inviertes ese orgasmo en otro menos intenso pero igual de útil, una sonrisa tempranera y un dolor en los muslos que te recuerdan que necesitas mejorar tu condición física, pues la moral hace mucho que dejó de tener remedio. Afortunadamente.

miércoles, octubre 12, 2005

Loco

No cabe duda que la peluquería es una especie de artesanía para la que se necesitan ciertas habilidades que se pulen con el tiempo. Anoche, por ahorrarme unos pesos le pedía a mi vecino y amigo me pasara la maquinita para rebajar al 2 mi ya contundente mata de pelo imitando un imberbe erizo.
Con un pulso dubitativo, mi peluquero emergente torturaba mi cráneo y nomás de pensar que esa mano podría ser de un cirujano se me pone piel chinita.
Decido hacer justicia por mi propia mano, agarro la máquina y la paso con enjundia por mis sienes, mi nuca, pero al llegar a la parte de arriba la carga se acaba y mi look está entre un mohicano y un prófugo La Castañeda.
En lo que se vuelve a cargar la pila del aparatejo, tomo uno de los libros a mi alcance y empiezo a leer un ensayo sobre la paradoja petrolera mexicana a principios de los ochenta, el comienzo del fin de un próspero país que cae en manos de la especulación internacional.
El tema me rebasa. Tomo el siguiente, el de Cristina Rivera Garza sobre un fotógrafo mexicano de los años veinte, obsesionado con una italiana primero y luego con una interna de La Castañeda, donde es contratado para hacer el registro gráfico de los pacientes. El fotógrafo en lo que parece su middle age crisis o algo parecido a una angustia existencial lista para ser narrada, revisa su archivo de fotos eróticas tomadas años atrás donde reconoce a una de las pacientes del manicomio.
Al leer la descripción de esas fotos me viene a la mente ese libro que me regalaron a principios de los noventa, una serie erótica de mujeres rollizas y cándidas de principios del siglo XX. Me lo regaló una amiga-pretendienta que seguro quería inducirme en el arte de apreciar la abundancia en carnes tan apreciada en el arte antiguo.
El libro (Casa de citas de no me acuerdo qué...) es bellísimo y aunque no consolidó mis escarceos heterosexuales, me dejó un catálogo que en sí mismo es ya un misterio y cada mujer una historia esperando a ser desempolvada: como la de Matilda Burgos.


lunes, octubre 10, 2005

¿Hedonismo es con “H”?

¿Les ha tocado sentir que tienen comezón en un lugar difícil de precisar ante ciertos temas o situaciones?

A mi me pasa con la globalifobia local, con el eco-facismo y todas esas vertientes stalinistas de asuntos políticamente correctos: pasando del feminismo al activismo gay, de las marchas pro-whatever a los teletones.
Quisiera estar a favor de las buenas intenciones pero si tan solo éstas fueran suficientes: cuando la buenaondez nace y florece sin el abono de la autocrítica se convierte en un ladrillo pesado e inútil que no construye nada, sólo diques que no dejan pasar el sentido común.
Yo, la verdá, no tendría cara para ir a gritarle a Jenny from the block, lo mala persona que es por traer encima una piel de zorro no porque no me de pendiente la situación ambiental sino por que hay que enfocar las causas y dimensionar las situaciones justamente: el único reproche que le tengo a la López es su falta de criterio para elegir papeles en el cine y su derivativo hip-hop bleach que nada hacen por la música negra o latina, pero no voy y se lo escupo en la cara porque me basta con no comprar su disco o no ir a ver su película (y no comprarme sus zorros).
Tampoco tendría cara para ir a una protesta contra la represión de unos estudiantes que se comportan como vándalos escudándose en la libertad de expresión, haciéndole un flaco favor a cualquier movimiento ciudadano serio. Cuando cualquier iniciativa ciudadana es secuestrada por el dogma de una tradición izquierdista, academicista, derechista o desmadrecista recalcitrante, enamorada del victimismo y la incomprensión absoluta no sólo me da una hueva enorme, sino un temor de que las cosas tomen indefectiblemente ese curso casi burocrático al sinsentido.

Por eso y porque la quincena se me acabó, quiero ser un yuppie, quiero volver a ser hijo de papi. Sólo que ya no tengo papi y no veo surgir de las profundidades ningún sugar daddy dispuesto a patrocinar mi conciencia social.
Quisiera ser como el punk que pide permiso y dinero a su mamá para ir a la tocada, o como el globalifóbico que se une a la caravana por la liberación de los presos en Sucre y se gana un boleto a Europa repitiendo como perico todos los lugares comunes bien intencionados, al gusto del nuevo mercado de la contra-cultura.
Quisiera ser anti-yanqui de los que van todos los fines de semana de compras a Tucsón o Douglas y hablan del diablo encarnado en George Bush comiéndose una hamburguesa en Carls Jr., que si tuvieran tan buena autocrítica como digestión otro gallo nos cantara.

Más bien lo que me urge es que llegue la quincena y que me pague mi jefe yanqui para poder seguir siendo el hedonista intermitente que me he propuesto ser.

sábado, octubre 08, 2005

de patitas en la calle

Así es como puse a Arpía, que ya me estaba robando protagonismo y eso es algo imperdonable.
Hubo quienes me advirtieron que me iba a robar fans, pues adelante que no se puede robar lo que no se tiene, además que no hay peor pain in the ass que los fans (así, en plural).
De ahora en adelante, no me pregunten por ella, que si es tan chingona como dice bien podrá sostener su propio espacio en ese par de tacones Luouis Vuitton que desafían a la ley de la gravedad: la única ley que ella respeta.

miércoles, octubre 05, 2005

Sísifo

Trato de quemar las calorías por si las flemas y la tos no son suficiente. Camino en círculos concéntricos dándole vuelta al discurso y a los recuerdos, apuro el paso cuando algo me viene a la mente y no me gusta... a punto estoy de trotar.
Siempre que no quiero enfrentar un tema camino y camino tanto que si pusiera en línea recta esos kilómetros de evasivas llegarían hacia donde estás tu.
Pero eso sería sólo si estar ahí fuera en realidad lo que quiero, pues cada vez que me acerco siento el mismo vértigo que una vez me invadió esperando el metro en el DF, o cuando me asomé del Golden Gate Bridge en SF.
No es que quisiera arrojarme a alguno de esos dos abismos, pero no deja de fascinarme la idea de mi cuerpo siguiendo la coreografía de la muerte, como en esa canción de Björk en la que vive en una montaña altísima y se detiene al borde del abismo imaginándose cómo sonaría su cuerpo estrellándose contra las rocas.
Pero me pasa igual contigo: mientras más me acerco más siento el impulso de alejarme. Por eso nuestra historia de amor se ha construido en la distancia, porque los años que jugamos al peligro de estar juntos fueron el combustible de una fantasía que persiste y se levanta y expira para volver a levantarse.
El domingo que encontré dos llamadas perdidas supe que eras tu y resistí sin éxito el impulso de llamarte de vuelta, pero todo es inútil para nosotros. Nos necesitamos en el momento equivocado para cada uno, como una misma estación con dos sintonías diferentes.
Anoche me llamaste y escuché por media hora cómo se acababa mi crédito en lo que me contabas la misma historia de siempre, la que me sé de memoria, la que sin embargo me dice que estás desandando tus pasos, reconciliándote con tu pasado, con tu familia y con la parte de esa historia que protagonizo yo.
Me preguntaste de nuevo si me siento a gusto acá y yo te mentí diciéndote que sí, que la última vez que estuve allá me di cuenta que no quiero regresar.
La verdad es que no estoy a gusto, pero tampoco quiero regresar.
La verdad es que no se lo que quiero.
Quiero mi bote de vuelta, quiero ser el navegante aventurero que nunca fui: el que no le teme a las profundidades y tiene en su pecera un tiburón.

martes, octubre 04, 2005

Alta tensión

La semana pasada fue un infierno y supongo que eso simpre trae sus consecuencias. Por lo pronto, traigo una alergia de poca madre y un humor de esos que no querrán toparse conmigo en la cola de un banco o de lo que sea (menos tortillas, que esas están vetadas).
Y para aquellos que piensen que lo que necesito es sexo les doy toda la razón pero ojalá se atrevieran a decírmelo en mi cara para que conozcan lo filosa y efectiva que puede ser mi lengua en estos menesteres (que en los otros tengo ya club de fans, aunque ese es un campo muy competido, porque pregunten a cualquier joto que conozcan y todos les dirán lo eficientes que son oralmente. Habrá quienes se sobreestimen, pero de que le ponen empeño le ponen).
No sé si un lavado de cazuela sea lo que necesite en estos momentos, pero cualquier cosa relajante es bienvenida, incluso si son sustancias prohibidas.
Por lo pronto el cine me ha tratado muy bien: fui a ver “Haute Tension” y no pude dejar de identificarme con la furia desbocada del personaje principal, así que alejen sierras y cuchillos de mi camino, que no soy dado al autoflagelo.
También vi “Oldboy”, que es una muestra de que el cine oriental puede prescindir de la acrobacia marcial y contar con precisión y hasta poesía una buena historia.
La otra, “Flightplan”, es un ejercicio de tensión dramática muy al estilo clásico y viene a demostrarnos que Jodie Foster puede hacer los papeles que dejó de hacer Harrison Ford: tiene la misma jeta chueca (o era la nariz, ya no sé) y harta testosterona para repartir.
Me falta “Guardianes de la Noche”, que promete tanto que seguro me va a decepcionar. Ojalá me sorprendan estos rusos, cuyo mejor invento es la puñeta ídem.
Au revoir!

lunes, octubre 03, 2005

Björk pinta su raya

A partir de una búsqueda personal, exprimiendo desde su peculiar sensibilidad la música electrónica, el trabajo de Björk ha ido alejándose cada vez más de las fórmulas pop y se ha encerrado en una burbuja creativa que no siempre termina de conectar con quien escucha. Ya desde su refrescante debut como solista (a mediados de los noventa) se había dedicado a sacarle la vuelta a las clasificaciones para terminar encasillada como producto de lujo del snobismo.

Después del orquestal Vespertine (marcado por su experiencia en la película “Bailando en la Oscuridad”, de Lars Von Trier) donde sus ideas son complementadas por el dueto californiano Matmos, el rumbo de su música parecía incierto y dirigiéndose a la redundancia. Sin embargo, sorprendió a propios y extraños con Medulla, un regreso a las cavernas de la garganta que vino a confirmar su espíritu arriesgado y sirvió como filtro para una legión de admiradores que huían o se acercaban, confundidos por la movilidad creativa de la diva.

Quienes la catalogaron como inaccesible y megalómana tendrán ahora mucho material para destrozarla y quienes la aman incondicionalmente, tendrán que despabilarse porque Björk no sólo se desmarca cada vez más del universo pop, sino que a partir de su relación con el artista californiano Matthew Barney, reafirma inevitablemente su status de “figura de culto”.

Su último disco es la banda sonora de Drawing Restraint 9, largometraje de corte experimental autoría de Barney (creador también de “The Cremaster Cycle” una serie de productos audio-visuales cuya base conceptual es la escultura pero cuyo resultado es casi inclasificable) para el que Björk crea melodías de resonancias místicas que acompañan la historia de una pareja de extranjeros a bordo de un barco ballenero japonés, donde contraen matrimonio en una ceremonia tradicional shintoísta, religión ancestral cuyas deidades son fuerzas de la naturaleza.

A pesar de que sólo se escucha su voz en tres de los tracks, su estilo es totalmente reconocible a lo largo del disco, sobre todo por esa tendencia a integrar instrumentos desconocidos y manipularlos digitalmente de manera que se amalgaman casi orgánicamente. Tal como hiciera con trenes y máquinas en Selmasongs, en The music from Drawing Restraint 9 utiliza el mar y los buques para crear una paleta sonora que navega entre lo épico y lo trágico: una experiencia que será completa sólo acompañada por las imágenes creadas por Matthew Barney.

Todo parece indicar que la farándula musical ha perdido una estrella pop. Quizá Björk haya encontrado un camino de exploración menos limitante y más acorde con su personalidad tan críptica -a veces- como impredecible.