Y resulta que vamos a un restaurante africano.
Y resulta que es un insulto para la hambruna en África que sea chic ir a comer a un lugar donde uno esperaría que te caiga la comida del cielo en bolsas de la ONU, envueltas en buenas intenciones y rellenas de arroz y no perecederos varios.
Y resulta que en la carta todo lo que vemos suena a todo menos a África: no nos traen el frasco para soltar las moscas y nos ponen cubiertos como si éstos fueran artículos de primera necesidad en ese continente.
Y para colmo, el menú incluye pollo, carne y exotiqueces tropicales que tengo en duda formen parte de la dieta del africano promedio.
Aunque si hablamos de promedio africano tendríamos que hablar de desnutrición infantil, sida, sobreexplotación de flora y fauna para beneficio de todo el mundo menos de sus dueños naturales.
Ahí donde pareciera ser el inicio de todo, donde la naturaleza se imaginó jardín botánico y galería de especies animales inimaginables, algunas sólo conocidas por medio de Animal Planet o el Discovery Channel. Ahí donde vemos niños de hermosos ojos negros rodeados de una fotogénica naturaleza como testigo de la muerte por inanición de una madre que deja su último suspiro en una última gota de leche de su pecho flácido para mal alimentar a su retoño de tres meses que suerte tiene si llega con vida al siguiente.
Releo el menú y me encuentro con el kus-kús que en la novela de Ciryl Collard sirvió de venganza racial musulmana, servido con una sonrisa y un guiño de ojo hacia adentro, como es el odio que no se atreve a decir su nombre.
Me decido por una ensalada a base de lechuga, aceitunas negras y un aderezo agridulce a base de fresas y me sigo preguntando cuántas de éstas puede comerse al año un africano, y me retumba en los tímpanos la broma que yo mismo hice:
-¿Cómo que vamos a un restaurante africano? Si los africanos no comen, tienen un contrato de exclusividad con el hambre y con National Geographic, para que sus fotógrafos sigan ganando premios internacionales, lucrando con la miseria y el sentimiento de culpa global: tan autocomplaciente él, como inútil.
Ya decía yo que era mejor idea ir por un hot-dog o unos tacos de carne asada, que cuando mucho te remiten a una vaca muerta que a nadie hace llorar.
¿Qué no puede comer uno agusto?
11 comentarios:
pos yo sí fui a los dogos, aunque en realidad me comí una fabulosa quesadilla con papas. y sin moscas. ja.
Te haz de referir a la Negra, a mi también me parece buen restaurant, nadamás que cuando comes allí lo mejor espensar en los negros del Missisipi, pero que cae katrina, y ya ni eso....
Pues que conste que yo nunca dije que me pareciera buen restaurante. Digamos que si se trata de pensar en negros, prefiero pensar en una foto de Mapelthorpe o en Lenny Kravitz de perdida.
..Lo que pasa es que restaurante es bueno en Hermosoyo...
¿El applebees?
¿El marcos? (ochentero a morir)
el Asia (para popis alternativos)
El Quiantti (dizque de jetseteros venidos a menos)
osea yo prefiero el kiosko fina
...Por dios, cuando van a abrir un restaurante minimalista en la ciudad, en vez de instalar esos bares lounges en los jardínes de unas cuantas familias....
Quesadilla con papas?
Yo ayer me comi una tira de garapiñados y medio vaso de te, que muy de mañana me llevo al baño.
Muy buen Post Manuel.
Deja de seguirle tanto el rollo ala Sylvia y te encontraras con mejores emociones, por cieto, que pidio ella, una barra de apio?
Mapplethorpe...el de los negros es Mapplethorpe
Mi mas sinceras disculpas a la Real Academia de la Lengua (muerta, porsu).
es una mamada ese restaurante, y la gente que te invita tambien, por Dios, que se deje de chingaderas y se ponga a cuidar a su chamaco y que lo alimente bien...atte yo
pinche vieja anorexica y muerta de hambre...vegetariana!!!si como no!!!!COMECUANDOHAY, que no se haga
Querido anónimo:
chinga tu anónima madre
A t e n t a m e n t e .
paloma, paola y abraham
Lo voy a decir por primera y última vez:
A esos anónimos resentidos (que no se si serán varios o nomás uno, ni me importa), yo estoy a total favor de la mala leche, pero no de que utilicen el medio de alguien más para llevar a cabo campañas de desprestigio escudados en la impunidad y cobardía del anonimato. Por mi pueden seguirse alimentando de la miseria, que parece ser su único talento, pero elijan un espacio adecuado para eso: como la prensa local o el periódico mural de su iglesia más cercana.
Aquí dejen de estar chingando, porque van a ser sistemáticamente censurados, como se merecen.
¿Porqué no -en su camino a chingar a su madre- abren un blog donde puedan expresar libre y soberanamente sus mediocres resentimientos?
Tomenlo como un consejo que puedan enrollar y metérselo por donde les de más placer.
Publicar un comentario