miércoles, diciembre 28, 2005

¿Qué nos dejó...?

El 2005 nos dejó quejas y más quejas de quienes menos esperaríamos: los grandes monopolios mediáticos e industriales: la industria cinematográfica se queja de que la afluencia de público bajó un porcentaje considerable para sus bolsillos y la industria discográfica sigue en el lamento por el poder y alcance de la piratería. Eso sí, en ningún momento se cuestionan si la calidad del producto que ofrecen cumple las expectativas de los consumidores, a quienes tratan como subnormales (en el mejor de los casos).

Pues subnormal, borrego y todo lo que quieran, el respetable ha demostrado con un elocuente desinterés quién manda en el show-business. Bajita la mano -como quien nada tiene que decir- su ausencia y silencio han hecho temblar a la industria del entretenimiento que no haya como atraer su atención de vuelta como esposa resentida renuente a volver al redil.

Fuera de los excepcionales desempeños en taquilla de la franquicia británica Harry Potter y uno que otro garbanzo de a libra, las salas de cine no lucieron este año la tendencia que parecía tener en un principio y la curva de la felicidad va de picada. La industria de la música intenta reinventarse y resurgir de las cenizas gracias a la Internet, pero la sombra de la piratería acecha constantemente, eclipsando cualquier triunfalismo.

El cine, que a su primer siglo de edad y enfrentando los replanteamientos que las nuevas tecnologías traen consigo, se encuentra en la encrucijada de seguir manteniendo el sistema blockbuster, cuando la tecnología de alta definición estandariza costos e introduce un elemento antes impensable en un negocio como este: la democracia participativa (ahora, con mucho menos recursos y el mismo talento se pueden hacer productos de calidad y con una frescura que hace tiempo perdió el mainstream).

El peor engendro con el que está lidiando el medio fue el mismo que ellos crearon, sus propios Frankenstein: los actores triple A, las estrellas de millones de dólares como Julia Roberts, Cameron Díaz, John Travolta, Tom Hanks y un largo etcétera, apenas comparable con el fenómeno Top-Model que inauguraron Cindy Crawford y Naomi Campbell, veteranas de la moda que ejemplifican las ventajas y desventajas de sobre-inflar la imagen y capacidad como estrategia mercadotécnica, tiro que está a punto de salirles por la culata.

El 2006 se antoja un año de muchos cambios donde la globalización y las políticas económicas significan un gran reto a sortear para todas las industrias, sobre todo para las que trabajan con las ideas, la información, la imagen y los productos de consumo masivo...

¿Habrá lugar en este momento para el optimismo?

martes, diciembre 27, 2005

Lapsus post-navideño

Hay un espíritu en las ciudades que se hace presente sólo caminándolas, interactuando con ellas. Cada Navidad que he vuelto al lugar donde nací he visto un rostro diferente que, sin embargo, siempre es el mismo.

En el fondo tal vez le tema a esa pequeña ciudad que se siente el ombligo de mundo aún siendo un punto perdido en la geografía nacional, no digamos internacional. Tal vez ese temor tenga que ver con los aspectos que más reconozco de ella en mi...

Una visita al cine puede ser tan reveladora como un tratado sobre comportamiento social: primero, sólo llegar y ver en la fila de la taquilla la postura tiesa e impasible de cada ciudadano, vistiendo la ropa de domingo para una actividad tan relajada como es el cine, asumiéndose el centro de un espectáculo de pasarela y viendo por debajo del hombro a quien se atreve a quebrantar esa ridícula regla de etiqueta pueblerina (como obviamente es mi caso).

Creo que uno de los principales problemas de esta gente es privilegiar la apariencia por sobre cualquier otra cosa de mayor consistencia, sumergiéndose en la arena movediza de la pretensión y el consumo borreguil, comparándose siempre con el de al lado y desaprobando cualquier desliz con un movimiento de cabeza imperceptible para quienes no forman parte del juego (como espero sea mi caso).

Desde el asiento de la cafetería, esperando a que salgan de la sala mis acompañantes, observo la dinámica de las parejas perfectas, aquellos de suéter idéntico que son inmediatamente señalados por otra que pasa de lado, las del peinado perfecto y la camisa fajada sólo de un lado, la del vestido de raso bordado con lentejuela y canutillo, el de quien apenas disimula con la novia al brazo las miradas de deseo hacia el novio de la de adelante, los adolescentes en grupo presumiendo ring-tones o cámara digital o lo que sea presumible segúns sus parámetros.

Y eso fuera lo de menos, nimiedades sin mayor eco, pero justo en la película que acababa de ver tenía al lado a quienes no desaprovechaban ninguna aparición en pantalla de una pareja gay interracial para expresar un desprecio heredado, automático y enfático. La pareja (dentro de la película “The family stone”) ejemplifica el paradigma primer-mundista por excelencia, una convivencia sin fisuras evidentes, cariñosos y con la intención de adoptar a un bebé para confirmar que lo suyo es una versión de la familia cuya combinación es intolerable en un medio social que aplaude cualquier iniciativa tradicionalista, donde las bodas son el evento social más importante (de ahí el auge insospechado e insustentable del sector inmobiliario y las casas de moda) y la procreación el festejo más sublime.

Ahí me di cuenta de la importancia de las excepciones, de cantar fuera de tono, de desentonar en cualquier otra fórmula rancia y anquilosada, no como una acción revolucionara (no hacen falta héroes ni mártires) sino como una sistemática y apenas perceptible cachetada con guante blanco al status-quo.

Por eso muchachos, no es que me retracte y que el matrimonio y la postal forzada de la familia perfecta me parezca el único ideal plausible (yo, por ejemplo paso), pero invítenme a su boda queer (o gay, como quieran), a su bautizo queer, a su divorcio queer, a todo ese evento que -aún sin proponérselo- ponga en evidencia ante los demás que incluso para el ridículo podemos darnos permiso y ejercer nuestro derecho a hacer de nuestro culo (y el resto de nuestro cuerpo) un vistoso, discreto -o comosea- papalote.

viernes, diciembre 23, 2005

SIN-tético


I sin
You sin
He/She sins
We sin
They sin
Everybody in da-house say SIN!

PS: We go for Fisting as number one SIN next year. Posted by Picasa

jueves, diciembre 22, 2005

a pedestrian dream come true I

Ellos me voltearon a ver desde un aparador del mall. Yo iba distraído, tratando infructuosamente de convencerme a mis mismo que no tiene nada de malo gastar en cosas que realmente no necesitas, si lo que necesitas no está a la venta ni en oferta.
De pronto, en un descuido volteé y ahí estaban ellos mirándome a través del espejo, igualitos y viendo para el mismo lado en que me encontraba yo. Clarito escuché cómo iniciaba la melodía telenovelera con violines y todo.

Empecé a caminar hacia donde se encontraban, tropezando con mis bolsas llenas de compras de pánico estético y existencial. La gente volteaba molesta por mi falta de cuidado pero yo iba derecho y no me quitaba.
Tomé uno de la lengua y lo acerqué a mi rostro, sintiendo su sensual aliento que casi me desmaya y sin voltear a ver siquiera a la dependienta le pregunto:
--¿Los tendrán en 11 u 11 y medio?

Ella lo toma y se pierde en el pasillo en busca de mi sueño de agujetas y cremallera y yo me siento a esperar con una sonrisa que hacía tiempo no ofrecía (hasta parecía haberme tomado todo el prozac).

(To be continued…)

martes, diciembre 20, 2005

Egomaniacs

Resulta no sólo paradójico sino hasta sospechoso que una industria como Hollywood, preste tanta atención a un personaje histórico como el Ché Guevara, que representa todo lo opuesto a la ideología norteamericana y particularmente a la hollywoodense. Seteven Soderberg ya prepara una nueva biografía sobre este guerrillero argentino, cuando apenas el año pasado el brasileño Walter Sales hizo lo suyo con “Diarios de Motocicleta”, una especie de decálogo rojillo inofensivo, preciosista y cursi que -según dicen- le cambió la vida su protagonista, el mexicano Gael García Bernal. Siendo honestos, al único que pudo haberle cambiado la vida esta película fue a Jorge Drexler, quien gracias al Oscar por la canción “Al otro lado del río”, ahora vende muchos más discos y es conocido a nivel mundial (en caso de que al mundo le haga falta otro trovador entonado con buenas intenciones).

El turno ahora es para Benicio del Toro, el puertorriqueño que se ganara su estatuilla dorada gracias al mismo Soderberg por “Traffic”. Según reportes de prensa, del Toro deambula por calles latinoamericanas siguiendo el rastro del Ernesto que se convirtió en Ché, continuando la tradición tan arraigada en los actores de método que no creen que sea suficiente un buen guión y la dirección adecuada para hacer un buen papel: tienen que convertirse en todos unos antropólogos o turistas culturales. No es que dudemos de la capacidad histriónica del boricua, pero si hay actores mimados por el mainstream, cómo no van a tener conciencia social y preocupación por la desigualdad social en el tercer mundo con esa clase de privilegios. Así cualquiera puede hacerse de la vista gorda cuando esa desigualdad no es algo tan ajeno, tomando en cuenta los conflictos al interior de Puerto Rico, que bien podría ser el reflejo de aquella Cuba pre-revolucionaria (la de ahora se cuece aparte).

Pero no nos pongamos dogmáticos, si aquí de lo que se trata es de un reflejo de egos artísticos. Si hiciéramos una encuesta acerca de qué personajes quisieran interpretar los actores más ambiciosos, probablemente quedaría así: buen porcentaje de las mujeres quisieran ser Juana de Arco si son lesbianas, la virgen María si son cristianas, Marilyn Monroe si son Madonna o Marie Curie si son snob. Otro tanto de hombres preferirían al Ché Guevara, si son de izquierda, a Jesucristo si son cristianos o a Marilyn Monroe si son gay.

El encanto de esos personajes tiene que ver con un conjunto de elementos que los hacen irresistibles para cualquier actor con ganas de premio: representan momentos coyunturales históricamente, todos ellos parecen llevar sobre sus hombros una misión enorme que los llevará a un final trágico, pero sobre todo y mucho más importante que cualquier ideología progre o retrógrada: su belleza física es tan épica como sus intenciones e invariablemente inundarán al mundo de afiches y camisetas con su imagen.

¿Quién puede resistirse a eso? Y si de paso un Globo de Oro, un Oscar, un Oso de Plata, una Palma de Oro o ya de perdis un Ariel...

viernes, diciembre 16, 2005

Fiction (todo parecido con...es pura)

Tengo que hacer una lista de mínimo cinco libros para un intercambio librero entre varios compañeros de trabajo. De repente pienso en los autores que me gustaría leer, me llega el nombre de Guillaume Dustan (bateador emergente de Cyril Collard), lo último de Pedro Lemebel o algo de la Jelinek, pero luego me quedo pensando... (...) ... (...) ...

En realidad lo que quiero es un libro que hable de mi como si mi vida fuera una historia épica escrita por Dumas (el padre, claro), con tintes de Margherite Yourcenar pero más digerible, a lo Olivier Debrois en Crónica de las Destrucciones: mi amor se lo pelearían entre El Conde de Montecristo y el elegido guerrero Yaqui recién llegado del Tibet, defendiendo batallas que no le corresponden cuando los terratenientes están dejando a los de su raza sin tierras (aquí Dumas se encuentra con Mariano Azuela con todas las licencias históricas de por medio, que lo mío es ficción psicológica y por tanto historia del absurdo). Luego, el ganador se dará cuenta que la batalla fue inútil y que el pretexto revolucionario de nada sirvió pues mi amor no sólo es imposible de conseguir sino simple y sencillamente no existe.

Al final, a punto de suicidarse El Conde y El Yaqui se topan en la madrugada en el mismo precipicio y con las mismas intenciones, lo que los hace concluir que lo mejor será un duelo, pero de espadas, resultando de esto un encuentro sexual interracial del que nacerá un romance épico que me dejará amargadísimo porque el hecho de ser incapaz de amar no significa que no conozca el sentimiento más genuino y energizante de todos: la envidia.

En un epílogo, estaré en el mismo precipicio donde iban a suicidarse mis pretendientes, pero lo que parecería a simple vista un intento de poner fin a mi existencia se convierte en todo un gag prestado de El Correcaminos: aviento una roca encima de la pareja enamorada y terminan hechos un amasijo de vísceras y sangre, todo muy romántico y muy conveniente para el primer heroíno de novela convertido en la primera bruja de cuento que no termina en una olla de cocimiento lento sino en un castillo acechando a cada pareja de enamorados que se atreva a aparecerse por la tierra narniesca donde cualquier sentimiento positivo debe guardarse en el armario y los leones se han extinguido para siempre (C.S. Lewis pero al revés).

jueves, diciembre 15, 2005

YO(ko)NO

Apareció en una década donde las sorpresas estaban a la orden del día, donde el mundo parecía tener una oportunidad, donde juventud y libertad eran un combo que creyó -sobra decir que ingenuamente- poder derribar las barreras de la utopía. No era conocida masivamente, pero al convertirse en la esposa de la figura más importante del pop mundial, su pálido rostro y larga cabellera negra se convirtieron en el precedente de la estética greñuda que domina el cine de terror japonés actual.

Así de inquietante fue el impacto de Yoko en la opinión pública y mediática: una enigmática figura que, gracias a sus excentricidades y origen racial, accionó todos los resortes machistas y racistas de una audiencia que se soñó progre hasta que Ono, con sus pies pequeños y grandes ideas, los plantó de vuelta en la triste realidad, los bajó de la nube.

Fue culpada por la separación de The Beatles y no sería descabellado pensar que haya quienes también la responsabilizaron de la muerte de Lennon, aún teniendo al asesino tras las rejas (cuando los fanatismos intervienen el sentido común sale por la ventana). Yoko, sin embargo, renunció desde un principio al papel de víctima y ha sacado un inmejorable provecho a su condición de viuda universal.

A diferencia de Jackie Kennedy, Yoko no se conformó con sacar provecho social de los reflectores y la lástima mediática - ni se hundió en la lucha egocéntrica y autodestructiva de una Courtney Love- por la sencilla razón de que ella tenía personalidad e intereses propios, lo que le evitó el trance de sentirse eclipsada por su pareja.

Si hubo algo que nadie pareció perdonar nunca fue la simbiosis que se dio entre John Lennon y Yoko Ono, influenciando recíprocamente su trabajo y cambiando el rumbo de ambas carreras. Se les acusó de traicionarse como artistas, evidenciando la profunda envidia que inspiraban, misma que movió la mano de Mark Chapman al disparar compulsivamente sobre su ídolo hace 25 años, confirmando que siempre detrás de un fan se esconde un peligroso detractor.

Si alguien sabe de detractores es esta japonesa de 67 años, que ha utilizado galerías, libros y discos como medio para denunciar los peores defectos mundiales, no sin evitar salir favorecida económicamente con ello (es conocida su ferocidad a la hora de defender sus derechos como heredera del patrimonio Lennon y hay quienes la han acusado de codiciosa).

Lo que no se puede negar es que si alguien ha sabido sacar partido de la viudez esa es la Ono, sin descuidar su trabajo como artista visual por el simple hecho de tener la vida resuelta. Al contrario, se ha convertido en una referencia obligada en el mundo del arte al mismo tiempo que figura del Jet-set internacional, y eso tiene su mérito.

Esta feíta y chaparrita mujer creó el molde de figura mediática femenina que tan bien ha explotado la islandesa Björk, con quien se emparenta en muchos sentidos, diferenciándolas principalmente el discurso político explícito en el trabajo de Ono y menos explotado en el de la islandesa, quien se regodea en un narcicismo exquisito que roza lo irritante (término aplicable a varias de las ocurrencias de ambas).

lunes, diciembre 12, 2005

¡Ay, Jar-much!

Jim Jarmusch ha sido una referencia constante en el cine independiente y en las pláticas snob que pueblan ese mundo aparte que son(mos) los cinéfilos.
Down by Law y Night on Earth fueron verdaderos descubrimientos a principios de los noventa. De repente el cine de este neoyorquino de cabeza prematuramente blanca era el sinónimo de minimalismo narrativo, la estética alternativa por excelencia.

Un día vi Dead Man, un extrañísimo western contemporáneo con un Johnny Depp inaugurando (o repitiendo, da igual) el rictus de marioneta inexpresiva que ha seducido a varios directores, y sentí un pequeño torzón estético. No pude negar la congruencia estilística de la cinta y ciertos guiños de exquisito elitismo, pero las ocurrencias me causaron menos gracia y la elegancia nunca me había parecido más hueca.

En una ocasión que hablaba con unos amigos de nuestros recientes descubrimientos cinematográficos, alguien mencionó esa película como lo más fregón que había visto últimamente y al escucharlo de boca de alguien más me quedó claro lo eficiente de la fórmula blancoynegro, narración fragmentada y diluída con unos parches llamados fade-out.
Me costó una discusión a la que mis argumentos en contra eran los mismos que mis amigos tenían a favor, lo cual hacía tan imposible el diálogo como el de la iglesia católica y el racionalismo más elemental.

Ahora que vi Coffe & Cigarretes (que parece puntada sobrevalorada de tallercito literario), el propio Jarmusch me dio la razón: lo que ha hecho ha sido repetir el mismo chiste varias veces, acomodádolo de diferente manera a la medida de su audiencia cautiva dispuesta a aplaudir su mejor mal chiste.

La diferencia ahora y lo que hace más notable este fenómeno es el status de celebridad "alternativa" que alcanzó el director, cayendo en la tentadora trampa que todo eso trae consigo, contando con la colaboración de las estrellas más cotizadas que harían lo imposible por conseguir credibilidad artística apareciendo unos minutos a cuadro en una de sus películas, haciendo el ridículo de la mejor manera, mientras ésta sea lo suficientemente "artsy", etiqueta que desde hace rato se le puede colgar perfectamente a cualquier cosa con apellido Jarmusch, Araki y otros que han sido relevados eficientemente por directores como Sofia Coppola o Michael Gondri, que al menos tienen una formación audiovisual más rica que esa anclada idea rancia y burguesa de que menos es más.

Esperemos a ver si Broken Flowers me hace tragar mis palabras con aceite de ricino en dosis patrocinadas por Bill Murray.

viernes, diciembre 09, 2005

Hable ahora o calle para siempre...

La prensa se vuelve cada vez más rosa y ante la expectativa de los recién aprobados matrimonios entre personas del mismo sexo en España y, próximamente en Gran Bretaña -entre otros países que se les adelantaron- corren el riesgo de no darse abasto para cubrir tanta cursilería marica que se avecina.

Por las razones que sean, cientos de parejas gay contemplan la posibilidad de pasar a la historia como la punta de lanza de una tendencia progresista que tiene al Vaticano parado de chichis, ajustando concilios y bajándole más el dobladillo a la falda mustia del pudor cristiano.

Todo parece indicar que el proceso es imparable, al menos en Europa y ya en Inglaterra Sir Elton John escoge su ajuar para sellar la unión de más de diez años con su pareja (cuyo pésimo gusto puede justificarse perfectamente). Lo mismo hará George Michael, cuyo más reciente éxito fue el close-up mediático, gracias a al glory-hole de unos baños públicos de California.

Ahora, los paparazzi (que no sé cómo no los imaginó Orwell como los invasores más temidos) deberán reajustar sus estrategias de vigilancia a las vidas íntimas de las celebridades porque todo tiende al aburrimiento del turrón y el velo, a la domesticación de un estilo de vida que en su momento asustó por su radical hedonismo y su desdén por esas instituciones que ahora los reciben en su seno, no sin ciertas reservas.

Las enseñanzas de Lyz Taylor están por rendir sus frutos y así como ella se casaba y divorciada a la velocidad de la luz, sin un criterio estético de por medio, el divorcio recuperará su estatus de gran acontecimiento (y negocio obviamente).¿Acaso no es doblemente más lucrativo un buen divorcio que un mal matrimonio?

Pero no nos adelantemos y dejemos que las cosas sigan su curso: esperemos a ver si la iglesia reconoce las ventajas económicas y políticas de esos acuerdos y en menos que canta un gallo ya está oficiando las primeras ceremonias religiosas gay, aumentando considerablemente su feligresía y convirtiéndose en la poderosa fuerza que fue a principios del siglo pasado.

Suena un tanto descabellado, pero hay que recordarle al Papa Benedicto XVI que si quiere pasar a la historia no tiene tiempo que perder, que ésta se registra cada vez con mayor premura y es probable que no tenga las mismas oportunidades que su antecesor, que lo superaba no sólo en carisma sino en versatilidad.

Si alguien será feliz en todo esto (aparte de los novios y novias, claro) son las tiendas departamentales que verán aumentar su ventas de artículos domésticos de primera calidad pues -si el estereotipo tiene razón- los matrimonios gay que no serán necesariamente más estables o longevos que los tradicionales pero sí tendrán mejor gusto o mayor poder adquisitivo (que noes lo mismo), no escatimarán en gastos para tener la casa de sus sueños, con lo mejor de las últimas tendencias, autos, cosméticos, en fin, una vida diseñada a medida.

Los matrimonios heterosexuales podrán sentirse amenazados -más que nada- porque el perfeccionismo de sus competidores pondrá en evidencia los defectos de fábrica de una institución autocomplaciente que nunca había pensado en renovarse.

jueves, diciembre 08, 2005

Mystical Revelation

Si hay algo que me choca del Egocentrismo es que el concilio no lo ha incluido entre los siete pecados capitales... mis preguntas aquí serían:

¿Porqué los 7 Pecados Capitales no pueden ser 8?

¿Es que acaso tenemos Siete Pecados para cometer uno por cada día de la semana?

¿Alguien sabe si importa el orden en que los cometes o puedes usarlos en random?

¿Hay un castigo diferente para cada pecado capital o todo se reduce a mandarte al infierno?...porque si es así, esto funciona casi como agencia de viajes sin mucha variedad de destinos.

¿Si La Gula es tan grave, porqué no incluyen también como noveno pecado imperdonable La Hambruna?... ¿será porque el clero es el sector mejor alimentado?

Ok, La Lujuria esto y lo otro, pero al menos podrían ponernos tentaciones más accesibles, ¿no? Es que caer en ella con quien realmente quisiéramos resulta más difícil que encontrar un zapato que te quede bien en ambos pies.

Si La Envidia es taaaaaan grave, ¿Porqué necesariamente tiene que existir gente más guapa, rica, inteligente y talentosa que uno?.. sólo corrigiendo ese detalle nadie tendría que pecar de manera tan constante.

¿Es o no, La Codicia un pecado elitista... o ese era La Avaricia?, ¿es lo mismo?

¿Porqué en lugar de amenazarnos con el fuego eterno no nos brindan alternativas o mejores role-models

martes, diciembre 06, 2005

Meme-luco

Ahí va mi participación especial en esta marea narcicista...

Guirigayero: el Meme”

Se avecinan los oscars, y los globos de oro, y los premios del cine independiente. Nunca un meme estuvo más a tono de las circunstancias:

Si tu vida fuera una película ….

Quien interpretaría tu papel?
Tendría que hacer un buen casting, que de seguro ganaría Vince Vaughn, por cínico-simpático-sexy pero lo rechazaría por que tendría que bajar considerablemente de peso (y de tarifa). Al final tal vez se quedaría algún actor francés o italiano con el papel.

Cuál sería tu misión?
Mi misión (obviamente fallida) sería salvar al mundo del mal gusto.

Quien sería tu interés romántico?
Unax Ugalde, Javier Bardem, Wes Bentley & el actor porno Titof.

Triángulo amoroso con?
Creo que ya rebasé geométricamente esta pregunta...

Quien interpretaría a tu archi-rival?
Julianne Moore en el papel de madre castrante (su primer papel de villana oligofrénica).

Quien sería el director?
Fassbinder ya está muerto, así que se lo dejaremos a uno de sus imitadores, tal vez Francois Ozon.

Breve resumen del argumento
Después de darse cuenta que su malestar existencial se debe al mal uso que hace la gran mayoría de ese invento maravilloso que es el consumo hedonista, el personaje principal (osea yo) empezaría una cruzada seductora, conveciendo a las (y las, que la bisexualidad es cada vez más chic) incauto(a)s a través del sexo de que cambien sus hábitos y le entren al consumismo sustentable bien informado.

Título provisorio? (si es en inglés, cómo se traduciría?)
"Conffesions on a Mall" (Confesiones en el Centro Comercial)

Drama? Comedia? Thriller Erótico?
Drama Erótico, con guiños de comedia involuntaria (lo cual la hace aun más dramático).

Harías tú las escenas de desnudo? Quien sería tu doble de cuerpo?
Yo sería el doble de cuerpo del actor que hage mi papel (no permitiría que alguien sintiera placer por mi).

Qué actores interpretarían a tus padres?
Julianne Moore -como ya mencioné- y William Hurt.

Quien te interpretaría en un flashback de tu infancia?
El niño de "Nunca te vayas sin decir Te quiero" (Left Luggage) en plan "vamp".

Tu “amigo gay”(o “fag hag”) quien sería?
¿Hay alguien más aparte de Ruppert Everett?, sería una especie de tío mañoso, pero bueno, todos tuvimos un modelo a seguir, supongo.

A qué actor olvidado le darías un cameo?
A Linda Blair, Traci Lords o gracias a la teconología a la Divine de “Female Trouble”.

Qué canción sonaría sobre los créditos finales?
"Margarita de Cristal" o “Nos aburriremos juntos”, de Lucía Méndez.

A qué festival iría? Ganaría algún premio?
Ganaría la Frambuesa de Oro, por la primera pésima sobreactuación de Julianne Moore.

Este meme lo envío a: Iván, Sylvia y Letty.

Creced y Multiplicaos!

Verbo Carne

Volteo a verme la uña enterrada y me sigo negando a ir con el podiatra que me libere de este dolor del que me he encariñado.
Ayer que me tropecé, el dolor me hizo gritar y decir todas las grosería de las que me acordé en lo que brincaba a un solo pié por la duela del piso.
Con lágrimas asomando a mis ojos, el ceño fruncido y mi dedo palpitando, una delgada línea roja se dibujaba en la comisura derecha de la uña encarnada y me viene el flashazo de la primera vez que cruzamos miradas en un Blockbuster: entre las de misterio y las comedias. Recuerdo que me llamó la atención como resaltaban sus ojos debajo de ese gorro tejido color beige que lo hacía parecer aún más joven de lo que era.

Era la víspera de una navidad de final de siglo: yo rentaba películas para pasar la primera nochebuena lejos de mi familia y él tenía el encargo de comprar el pan para la cena de la suya. Coincidimos en el baño del centro comercial, yo por la urgencia de mi vejiga y él por una mucho más evidente que me causó gracia. Le dejé claro que ocupaba el único mingitorio disponible y que el espectáculo de su erección sería mucho mejor apreciado con la vejiga vacía.

Ambos estábamos en una relación de más de un año y lo que no pintaba para nada más que un encuentro sexual como cualquier otro se convirtió en una historia con más capítulos que las telenovelas mexicanas. Fue así que aprendí que Nunca y Siempre son dos adverbios inútiles, que hay veces que mientras más barreras ponga uno, más a merced estás del azar, ese perverso prestidigitador que derrumba cualquier convicción, ese payaso que arma figuras elásticas de todas formas y colores con tu destino.

Sólo te queda patalear o aferrarte a la idea que tienes de ti mismo de la misma manera en que puedes aferrarte a una uña que te impide caminar bien, te recuerda tu torpeza cada vez que topa con la punta del zapato, te duele tanto como si estuvieras clavado a una cruz que te impide avanzar.

sábado, diciembre 03, 2005

Compostura...

Me gustaría mucho no tener compostura. Es difícil. La falta de compostura es la marca del héroe. Hablo de una falta de compostura hecha de cifras, cuentas de hotel y ropa sucia. Leit-motiv del De Profundis: -El único crimen consiste en ser superficial. Todo lo que se comprende está bien-. La reiteración de esta frase irrita, pero es reveladora. Este lugar común, último descubrimiento de Wilde, deja de ser un lugar común y comienza a vivir por el hecho mismo de que él lo descubre. Toma la fuerza de una fecha.

Jean Cocteau (Francia, 1889-1963)

viernes, diciembre 02, 2005

"Y soy rebelde...

...porque no sigo a los demás”, dice una popular canción del grupo juvenil que dio el salto de la pantalla casera al mercado discográfico y se ha convertido en el hitazo de la temporada, vendiendo cientos de miles de discos. El tiempo de los millones quedó atrás, gracias al florecimiento de la industria Pirata, que comenzó como una sub-cultura y ahora es un tentacular monstruo corporativo que se habla de tú con los de Wall Street , que se quejan como doñitas de vecindad por su renuencia a compartir rebanadas de su pastel monopólico.
El caso es por demás ilustrativo de cómo las tendencias subversivas pueden diluirse hasta convertirse en una marca registrada, disponible en el mall o en E-bay. Ahora no sólo son los productos musicales (desde el punk-rock hasta el hip-hop) o las modas (unos jeans rasgados pueden competir en precio con un pantalón Gucci): también los comportamientos y el lenguaje son empaquetables.
Si alguien menciona la palabra rebelde -o la googlea- el resultado es una galería de imágenes que van desde banderas anarquistas a la portada del DVD de “Rebelde sin causa”(con el ícono de la rebeldía light por excelencia: James Dean) o al grupo RBD, banda prefabricada de jovencitos presumiblemente preparatorianos de clase alta, cuyos actores evidentemente pasaron la edad de la punzada hace un buen.
Una buena noticia: la rebeldía no tiene edad, es una actitud y si de algo estamos dotados por encima de las otras especies es de eso. Hasta el discurso oficial aplaude las actitudes rebeldes de la adolescencia considerándolas un trámite para el futuro emprendedor con agallas para tomar grandes decisiones: por ejemplo, armar video escándalos e impulsar el partido político que te compró papi.
Beck dice en una canción que al ver MTV le dan ganas de fumar crack y aunque sería descabellado culpar a una cadena televisiva por el despunte en el uso de cualquier droga, lo que sí es un hecho es que el filtro de los medios si no determina, sí refleja y estandariza criterios, gustos y tendencias: no podemos negar que la droga se identifica (entre otras cosas) con la rebeldía.
James Dean en “East of Eden” y Marilyn Monroe en “The Mysfits” representaron esa rebeldía cuyo futuro ilustraron elocuentemente con sus comportamientos suicidas, al igual que Sid Vicious en los 70 y un etcétera plagado de estrellas de rock, cine o televisión. Basta echarse un vistazo a E! True Hollywood Story, esa mórbida y entretenida variante de la prensa sensacionalista tan en boga.
Con el modelo de la rebeldía light y hard-core pareciera que las cartas están echadas y sólo hubiera de dos sopas: o canalizas tu energía contestataria en la libre empresa o asumes las nada glamorosas consecuencias. Tal vez sea hora de recuperar a Jeannette (cantante londinense auto-exiliada en España), con ese setentero y monocorde tema: “Yooo, soy rebelde porque el mundo me hizo asiiií... me negaron todo aquello que pediií, y me dieron solamente incomprensión...” Y así.

jueves, diciembre 01, 2005

Estas son campañas...


Dick dit: Les préservatifs, c'est comme le papier-toilette, il faut toujours en avoir d'avance…

Monda dice: Los condones son como el papel higiénico, deben estar siempre a la mano...  Posted by Picasa