viernes, diciembre 02, 2005

"Y soy rebelde...

...porque no sigo a los demás”, dice una popular canción del grupo juvenil que dio el salto de la pantalla casera al mercado discográfico y se ha convertido en el hitazo de la temporada, vendiendo cientos de miles de discos. El tiempo de los millones quedó atrás, gracias al florecimiento de la industria Pirata, que comenzó como una sub-cultura y ahora es un tentacular monstruo corporativo que se habla de tú con los de Wall Street , que se quejan como doñitas de vecindad por su renuencia a compartir rebanadas de su pastel monopólico.
El caso es por demás ilustrativo de cómo las tendencias subversivas pueden diluirse hasta convertirse en una marca registrada, disponible en el mall o en E-bay. Ahora no sólo son los productos musicales (desde el punk-rock hasta el hip-hop) o las modas (unos jeans rasgados pueden competir en precio con un pantalón Gucci): también los comportamientos y el lenguaje son empaquetables.
Si alguien menciona la palabra rebelde -o la googlea- el resultado es una galería de imágenes que van desde banderas anarquistas a la portada del DVD de “Rebelde sin causa”(con el ícono de la rebeldía light por excelencia: James Dean) o al grupo RBD, banda prefabricada de jovencitos presumiblemente preparatorianos de clase alta, cuyos actores evidentemente pasaron la edad de la punzada hace un buen.
Una buena noticia: la rebeldía no tiene edad, es una actitud y si de algo estamos dotados por encima de las otras especies es de eso. Hasta el discurso oficial aplaude las actitudes rebeldes de la adolescencia considerándolas un trámite para el futuro emprendedor con agallas para tomar grandes decisiones: por ejemplo, armar video escándalos e impulsar el partido político que te compró papi.
Beck dice en una canción que al ver MTV le dan ganas de fumar crack y aunque sería descabellado culpar a una cadena televisiva por el despunte en el uso de cualquier droga, lo que sí es un hecho es que el filtro de los medios si no determina, sí refleja y estandariza criterios, gustos y tendencias: no podemos negar que la droga se identifica (entre otras cosas) con la rebeldía.
James Dean en “East of Eden” y Marilyn Monroe en “The Mysfits” representaron esa rebeldía cuyo futuro ilustraron elocuentemente con sus comportamientos suicidas, al igual que Sid Vicious en los 70 y un etcétera plagado de estrellas de rock, cine o televisión. Basta echarse un vistazo a E! True Hollywood Story, esa mórbida y entretenida variante de la prensa sensacionalista tan en boga.
Con el modelo de la rebeldía light y hard-core pareciera que las cartas están echadas y sólo hubiera de dos sopas: o canalizas tu energía contestataria en la libre empresa o asumes las nada glamorosas consecuencias. Tal vez sea hora de recuperar a Jeannette (cantante londinense auto-exiliada en España), con ese setentero y monocorde tema: “Yooo, soy rebelde porque el mundo me hizo asiiií... me negaron todo aquello que pediií, y me dieron solamente incomprensión...” Y así.

1 comentario:

víctorhugo dijo...

¡¡¡¡¡rebelde!!!!!

mis tanates.