viernes, febrero 13, 2009

Derroche de amor

Las calles están llenas de amor, como para que se venga a vivir aquí Walter Mercado sin ningún riesgo de desentonar, pues su peinado y guardarropa sería costumbrismo puro por acá. Hay sobrepoblación flórica. Las muchachas cargan con globos metálicos -llenos de helio que se desinfla como metáfora aguafiestas- tan torpemente como lidian sus tacones en estas aceras irregulares de tan congruentes. En la glorieta un grupo de Hare Krishna instan a la multitud a decir en sánscrito que todo es amor y por más que trato de diferenciar eso de los promocionales de televisión me rindo al minuto y camino pensando en lo que hacen falta en este mundo más Dawn's Davenport. En el metro se anuncia una gran manifestación del beso, porque en esta ciudad todo se maneja como mitin partidista y como no es difícil amontonar más de 1 millón de personas un fin de semana en el zócalo, que mejor que ponerle color, pancarta y motivo a esta mancha humana tan dispuesta a romper record Guiness. Trataré de estar en primera fila, atestiguando este masivo intercambio de bacterias salivares, pues no me parece suficiente con los espectáculos en plena vía pública de parejitas varias entradas en ganas no sé si de exhibirse o de qué, pero que hacen inutil voltear hacia otro lado: esto es un mural que ya lo quisiera Dante para alguno de sus purgatorios. Es tiempo de love profussion y bien haría yo en conseguirme a una fag-hag que me acompañe a ver las escenas en los restaurantes de manteles rojos y centros de mesa con claveles a tono, deambulando hasta encontrar a ese personaje con la impaciencia y el terror colgado de sus ojos, reacomodando regalos y tarjetas en una mesa que no soporta la ausencia que ha invadido el asiento de enfrente y que hace mover los dedos recién manicurados marcando números inexistentes y enviando mensajes desesperados al espacio, anhelando un rescate imposible o un agujero negro abriéndose a sus pies mientras nosotros ironizamos el ahorro de una entrada al cine y nos deleitamos en una miseria que creemos no es nuestra.

2 comentarios:

B West dijo...

cómo para un episodio de alguna serie televisiva de esas que lo exageran todo, tan reales como la vida y las ausencias que pesan.

creoo!


XoXo

Manuel dijo...

Más o menos...:)