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Brincar, gritar, cantar… y aún tener tiempo para observar a los asistentes, las infaltables poses, el que se esfuerza demasiado por ser o pertenecer, la despistada que va al concierto a toparse con el
niño que le gusta y no hace otra cosa más que checar su blackberry al tiempo que vomita anécdotas llenas de inflexiones verbales para dar profundidad a su eco. Imposible no notar esas cosas cuando el grupo toca alguna balada, tiempo reglamentario para comprar cerveza o ir a desecharla. Y sin embargo hay también momentos de comunión logrados por y para la música, por una historia envuelta en acordes, un sentimiento íntimo expuesto a su universalidad y una multitud abriendo sus heridas para ser infectadas por estrellas.
1 comentario:
la banda, vendría siendo...
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