Una garnacha puede ser muchas cosas, pero sobre todo es un símbolo de lo mal hecho cuya principal trampa estriba en lo entrañable que puede ser. Trampa porque los mexicanos somos cursis por antonomasia, nos conmovemos con un indígena llevándole rosas de castilla a una aparición virginal maquillada con un tono más oscuro de angel-face y luego de la parvada de fieles con pencas de nopal amarradas a la rodilla y arrastrándose para llevarle sus respetos al manto sagrado con esa imagen y todo lo que se construyó a partir de ella: una opulencia que festeja la verdadera trampa de la fe.
Salvador Elizondo le dijo a la Poniatowska, en entrevista, que México es el país de la garnacha. No porque esté Salvador muerto dejaré de darle la razón, aunque él se refería a la falta de seriedad de los mexicanos, donde no se respeta nada. Yo lo que creo es que eso no tiene que ser necesariamente negativo, el problema es cuando la seriedad se utiliza para amarrártela a las rodillas y caminar sobre ella para que se te cumpla algo que se te fue de las manos por pereza, dejadez o lo que sea y nunca hiciste nada con la esperanza peregrina de que hay alguien allá arriba que te auxiliará o se apiadará o se acordará de lo mucho que has sufrido y te repondrá en un cheque en blanco a tu nombre y para ti los sacrificios que has hecho y que ni te habías dado cuenta.
Ay, pero es tan bonita la música ranchera y la gastronomía mexicana encuentra su cúspide no en el soufflé de flor de calabaza o los chiles en nogada: La Garnacha debería estar en el centro de la bandera, en lugar del águila devorando a la serpiente porque los mexicanos no somos águilas ni serpientes. Cada vez me convenzo más de que la pendejez nacional tiene más que ver con la convicción que con la falta de opciones.
3 comentarios:
Garnacha lo que tenemos de estado, un inberbe relamido de escasos 30 años en seguridad pública, se salió con la suya el pato osea que andamos en pañales en seguridad en este estado, lo bueno es que al parecer no tiene conexiones con gente viciada... y aparte el beneficio de la duda.
Muera la garnacha.
Lo bueno es que ese pato tiene una familiar poeta (muy cercana a Horas de Junio)
¿que no?... y muy guapa por cierto.
Tal vez eso redunde en la seguridad de este vento de escritores.
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