lunes, enero 05, 2009

Infinito

Esa persona que me dijo que el amanecer que ví yo desde Kino es el mismo que se ve desde El Ajusco, seguro no se había tomado lo que yo, que cuando tengo buena disposición soy el dueño de la mejor peda y colocada hasta el punto cuasi Zen. Claro, mi soltura no llega a tanto como para repartir Te Quieros como dulces porque esos generalmente son más auténticos, febriles y efímeros al momento del orgasmo sincronizado (que debería tener medalla).

Si nosotros no contamos con la ventaja del orgasmo múltiple instantáneo al menos tenemos la gracia de inventar cualquier clase de placebos para convencernos que nuestro sexo es el mejor, el de mayor calidad y el más intenso, así dure 10 minutos o dos horas. Porque quien haya dicho que el sexo de larga duración es lo mejor, seguro es porque desprecia la eficacia económica y expresiva del cortometraje. Sobre todo ése al que te ves obligado cuando tu familia llega antes de lo planeado y tienes que improvisar tu numerito en la casa de un desconocido con una afición enfermiza por los adornos navideños, al punto que tienes la impresión que estás teniendo sexo con el Némesis del Grinch de testigo.

Pero no nos saltemos el amanecer poético del 2009, cuando estoy posando con la Isla del Tiburón a mis espaldas y el que me fotografía me pregunta qué es lo primero que pienso cuando veo el mar y yo contesto Infinito. Luego me dice que es muy bonito lo que digo porque con lo que relaciones el mar es la opinión que uno tiene del amor… Claro que me dice esto un personaje que viene lamiéndose el bigote porque acaba de participar en un trío y hacerle fisting a pelo a un desagradable personaje a quien lo último que deseaba era recordar como pavo esperando el relleno. En fin, no puede uno retraerse del todo de lo mundano pero –señores- hay que tomar distancia. La necesaria. La suficiente para no convertirnos en un afiche con piés.

El mejor y más pintoresco año nuevo en mucho tiempo, gracias al patrocinio de la gente que perderá el estilo -y hasta la vergüenza- pero jamás el entusiasmo. Una enseñanza más para este pequeño saltamontes que creyó perdida su capacidad de asombro. Y creyó bien.

3 comentarios:

Letisha dijo...

Que bonita foto de Kino Manuel y curado tu relato, espero que estés muy bien y te la hayas pasado muy bien en estas fiestas, un saludo y un abrazo

Juan dijo...

También hay amores de afiche que cobran, a veces de coraje, la vaga plenitud de infinitos. Más por joder que por la vacuidad a las que remite el nadie puede y nadie debe vivir sin amor.
Excelente vena, Manuel.

Manuel dijo...

Juan!!, un abrazote de feliz año y de todo lo mejor (supe que no viniste, yo todavia ando por aca).

Saludos Lety!!!