lunes, febrero 19, 2007

nose, no se, no sé...

Tengo la costumbre de oler las cosas antes de metérmelas a la boca (y no me refiero sólo a los alimentos). No soy muy fan de las lociones o perfumes, pero me gusta que las cosas huelan bien, el olor a piel limpia con una pizca de sudor me puede excitar sin mayor trámite, y puedo reconocer cuando una loción huele bien en la piel de algunas personas (sobre todo cuando dichas personas no abusan), aunque yo no acostumbre usarlas mucho.

Cuando mi hermano hace unos años sufrió de un extraño padecimiento que le privó del sentido del olfato, me tocaba sufrir cada mañana que él se preparaba para ir a trabajar porque se echaba media botella de Eternity de Calvin Klein, que para mi olía a escusado gringo y para él era como rociar la ropa para plancharla.

Cuando era chico, recuerdo que mi hermana mayor se tardaba horas guapeándose para ir a trabajar y siempre terminaba su ritual de belleza con una pizca de Royal Silk, que para mi olía como a melcocha pero que en ella se asentaba y resultaba elegantemente cursi. Sin embargo, cuando salía de noche se ponía Chanel No. 5 y si yo hubiera sido más malicioso juraría que no se ponía calzones, pero luego me enteré que a sus tres hijos los procreó en religiosa posición de misionero (lo cual comprueba que la procreación no tiene mucho que ver con la diversión).

El sentido del olfato para reconocer situaciones de riesgo o prometedoras en varios aspectos me tocó desarrollarla en la adolescencia, fui un teenager con olfato desconfiado, pero nunca con el talento de Jean-Baptiste Greonouille, un genio desamparado y terrible que reconoce todos los olores del mundo (aunque no sepa nombrarlos), pero carga con el lastre de no tener uno propio, de ser invisible a su propia nariz y de estar obsesionado en conservar los olores más bellos y crear el perfume capaz de provocar amor en los demás, pero jamás en si mismo.

¿Quién iba a imaginar que lo que hoy es una frivolidad de tocador, en algún tiempo pudo ser la desesperada búsqueda de un hombre cuyo mayor pecado fue buscar la perfección y encontrarla para luego descubrir que era algo fuera de este mundo?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

....y ADEMAS LA MAÑA DE LOS FRANCESES DEL SIGLO XV111 DE TAPAR LA MUGRE Y EL SUDOR CON LOCIONES....

Anónimo dijo...

Fíjate que yo, a pesar de que fumo tengo olfato de sabueso y eso a veces no es bueno... hay gente con la que no puedo convivir porque no me gusta su olor y no es que sean sucios o algo, simplemente no me gusta, otros que igual de vista no me parecían nada pa escribir a casa me atrapan con sus feromonas... los perfumes escandalosos o dulzones me dan migraña y nunca jamás me intoxicaría por comer algo en mal estado porque detecto la más mínima partícula de olor a mal estado. He dicho

PD. Piel limpía con pizca de sudor MUY BIEN, el perfume perfecto.

Manuel dijo...

some naughty comments! I like that.