jueves, octubre 16, 2008

Facenet

Alguien por ahí me comentó que tener cuenta de Facebook es estar un poco desesperado. Yo, que no me considero desesperado sino desesperante, tengo cuenta de casi todo y sólo me faltaba esa, que finalmente tuve que obtener para saciar mi curiosidad fotofílica o voyeurismo, pa'que se oiga mas acá. En realidad, para mi Facebook, Myspace y todas esos sucedáneos de la interacción humana verdadera no son otra cosa que un semillero para el tan mal reputado y tan sabroso chisme.

Independientemente de existir socialmente, figurar en un círculo social determinado o simple y sencillamente llevar un registro on line de tu vida para beneplácito de tus amigos o parientes alejados geográficamente, estas redes no son más que el individuo convertido en paparazzi de sí mismo, acosados por un complejo de trascendencia tan endeble como la conexión que las habita. Una vida simi, como bien comentó alguien: genérica, barata pero tan vistosa y folclórica como uno la desee.

Hay incluso quienes consideran que es un instrumento de control del estado para mantener localizado y a la vista al ciudadano, como en una ficción de Orwell, lo cual no es tan descabellado, pero generalmente quien comenta eso encuentra complots debajo de las piedras. Además, ¿qué cosa no es un instrumento regulador? Hasta estas líneas pueden serlo. El punto es divertirte o hacer lo tuyo siendo conciente de todas esas barreras y mearte en ellas, reírte de ellas o -si tienes energías- combatirlas (para imponer las propias, claro) hasta que llegue el impuso de colgarte de ese cerco imaginario magnetizado, con tu uniforme a rayas y un número tatuado en el brazo.

Dios -que no existe- es un fascista y nos hizo a su imagen y semejanza.

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