Leo esto mientras iniciamos el aterrizaje:
"Lo único que sé es que si uno ama una ciudad y pasea por ella lo suficiente, años después el cuerpo, y no sólo el espíritu, reconoce de tal manera sus calles que en un momento de amargura sazonado por la nieve que cae melancólicamente vuestras piernas son capaces de llevaros por sí solas a la cumbre de una colina querida". (pag. 22 de Me llamo Rojo, de O. Pamuk)
Estoy seguro que lo único que no me encontraré aquí será alguna calle nevada, lo demás segurito.
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