En casa, las mujeres de la familia se preparan para visitar a mi hermano en Los Ángeles. No puedo evitar sentir el déjà vu ante el hacinamiento temporal, compartiendo cama con mi hermano y platicando hasta las tres de la mañana todo risas. De pronto somos otra vez dos niños susurrando bajo el bullicio femenino.
Los reencuentros comienzan con el amigo librero delante de una perdiz asada con arroz cantones y cerveza corona, siguen con la amiga escultora ante un café americano seguido de un par de cervezas en una de las minúsculas mesas del Dandy del Sur y terminan en la calle 4ta con el amigo editor-comerciante-actor ante una suculenta quesadilla con carne asada servida por un morenazo de acento ostentosamente norteño y sonrisa desarmante. Tanto como lo es bien ser bien recibido.
El comienzo del fin de semana me agarró visitando a mi tocayo para después ser semi-secuestrado por mi pasado amoroso arrastrándome a un Rosarito que no recordaba pero que disfruté como chilango en Acapulco pero sin bronceado de viene-viene. Primera vez durmiendo en una traila al resguardo de Zeus (el perro, no el dios griego) y con un vaso de vodka en las rocas en la mesita de noche. Primera vez en mucho tiempo que duermo a pierna entrelazada como para portada de cuaderno Scribe homofílico…
PS: Sorry Madonna, pero apenas me voy acordando de tu cumple. Eso te pasa por no tener cuenta en Facebook. Happy lo hayas tenido, Girrrrl!
3 comentarios:
¡Saludos a las playas! ¿Aún sigues por allá? Yo, combatiendo a la influenza
Sigo por aca. Donde estas combatiendo la influenza, espero que en un laboratorio en suiza...
Acapuuuulco???
Vaya.
(me pasa por leer de atrás para adelante)
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