Señores, señoras. Tenemos que sentirnos muy orgullosos de ser mexicanos. Casi casi llegamos a la cima, estamos a punto de tener en nuestro país a la persona más rica del mundo. Nada más y nada menos que al dueño de Sanborns, Telmex, Telcel y un sinnúmero de propiedades que lo convierten en el propietario de más de la mitad de México.
Lo que me sorprende es que este señor no sea una presencia mediática más destacada. No cualquiera sale en la revista Forbes pisándole los talones a Bill Gates, por lo que uno pensaría que alguien de semejante talento estaría compartiendo sus conocimientos con sus conciudadanos. Yo ya estoy esperando el libro, el DVD y los afiches con el título: “Cómo Adueñarse de un País en Tiempo Record” y con los siguientes capítulos:
-Cómo aprovecharse de las coyunturas políticas y ponerse por encima de las disputas partidistas.
-Cómo ser respetable y hacer rentable la conciencia social.
-Cómo exprimir al ciudadano y sacarle al mismo tiempo una sonrisa.
-Etc.
Hay que sentirse orgulloso por que con cada refill de café deslavado a $12.50 que nos sirven en su restaurante, estamos contribuyendo a que la neomonarquía azteca sea admirada y respetada internacionalmente, a que la Bolsa de Valores (no los de Bours, esas son laboriosidades asintagmáticas y otros sinsentidos, hablo de cash) siga su curso floreciente, a que la estabilidad política de este país dependa del chantaje de sus magnates.
Imagínense lo que sería de este país sin dueños tan cool como los que tenemos, o qué sería de este país sin miseria que administrar. No nos mintamos, hasta nuestra vida sexual tendría uno que agradecerle a su majestad Slim. ¿O qué?¿A ninguno de ustedes le han cerrado el ojito en las revistas y luego seguido al baño de alguna de sus tiendas? … La “comunidad gay” le debe tanto a ese señor.
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