miércoles, abril 18, 2007

Punto de cruz

Mientras yo me afanaba en buscar un regalo de cumpleaños para mi hermana, un inmigrante surcoreano se afanaba buscando un arma con la cual pasar a la historia. Me pregunto si a él le pasaba lo mismo que a mi en el proceso, que me distraigo fácilmente de mi tarea al concentrarme demasiado (si eso es posible) en mi mismo.

Las prendas femeninas no me distraen demasiado, poco dado como soy al travestismo departamental (si me obligaran a travestirme lo último que haría sería vestirme como señora bien, la putería sería lo mío, hay que rizar el rizo), pero si llegamos al departamento de libros o discos no logro concentrarme en el gusto ajeno y termino comprando lo que me gustaría recibir a mi.

Pero yo no buscaba trascendentalismo con esa compra, contrario al asesino intempestivo que cegó la vida (los eufemismos pueden ser literatura, así que agárrense) de 32 personas en una universidad de Virginia, USA. La vida, tan irónica y políticamente incorrecta ella, le jugó una mala pasada a un judío sobreviviente del holocausto: salir con vida de un campo de exterminio fascista y no lograrlo en una Universidad del primer mundo dice mucho más de lo que la gente quisiera reconocer.

Las teorías van y vienen, todas terminan con es imposible determinar con certeza o sería muy difícil predecir un acontecimiento de esta magnitud. ¿Se pueden pronosticar terremotos y rastrear huracanes, mandar satélites espaciales y hasta misiles inteligentes que mutilan seres humanos pero no se pueden detectar comportamientos erráticos y bombas de tiempo con vísceras al interior de una comunidad? No hay peor ciego que el que no quiere ver.

Yo no sé si mi regalo haya sido exitoso, si El pájaro que da cuerda al mundo significará algo en la vida de mi hermana, pero estoy seguro que Cho Seung-Hui fue exitoso en su misión -conciente o no- de pasar a la historia como el joven que marcó treintaidos cruces para hacer un punto… El asunto está en si alguien está realmente interesado en verlo, por encima de los ayes, las lágrimas y los chales.

No hay comentarios.: