lunes, agosto 04, 2008

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¿Qué es más apestoso al tercer día; un cadáver, una visita prolongada o la intolerancia de uno? El asunto con ese olor es que no se quita por más que le talles o le perfumes y cada vez es más difícil disimular la incomodidad generalizada.
No es lo mismo ser encantador unos días que insoportablemente gris por varias semanas sin la más mínima consulta de los host emergentes.
Tampoco es buena idea responder a la pregunta de "¿cuándo te vas?" con la encogida de hombros y un cándido "no sé".

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