jueves, diciembre 11, 2008

Softcell

El romance que tiene todo México con Mr. Slim tiene sus altibajos. Yo por ejemplo había decidido romper con él por la ineficiencia que mostraron sus representantes de telefonía celular en una plaza comercial del sur de la ciudad. Les dije, en tono bajito y con toda la calma fingida del mundo, que eran todos unos ineficientes y que acababan de perder un cliente. Les mentí claro, porque las mentieras mientras más calmadamente se digan más veraces suenan. Después de castigarlos con mi indiferencia por una semana les dí hoy otra oportunidad (en otra sucursal por supuesto, pues hay varios oxxos y demás establecimientos que ya conocen mis desplantes) y el romance abusivo reanudó su curso no sólo recuperando el número con el que tenía ya un año sino adquiriendo otro equipo que realmente no necesitaba.
Debería haber un panteón para todos esos celulares desechos y pasados de moda por los que yo siento particular atracción y aunque soy muy poco dado a las ceremonias, por lo menos tendríamos la oportunidad de decir adiós en circunstancias menos impersonales como un bote de basura. ¿Soy yo o estas épocas de consumismo y forzada buena voluntad me suavizan?

3 comentarios:

El diablo probablemente dijo...

¿O sea que ya podemos llamarte al número de siempre?

Manuel dijo...

Así es.

sylvíssima dijo...

Decir que el consumismo te suaviza me obliga a invitarte de compras a los moles de arizona cuando vengas.