viernes, diciembre 26, 2008

volver

Es extraño cuando una ciudad quiere esconder su condición de fantasma con un look de obra en proceso. Y es extraño que la gente caiga en ese engaño y se enamore de un pedazo de valle descompuesto que hace preguntarse si alguna vez tuvo esperanza de ser algo con el tiempo, por obra y gracia de la casualidad o el espíritu santo, que es la misma cosa.
Esta vez no he salido a caminarla como otras veces, pero he pasado por lugares que al parecer he logrado desrreconocerlos. No necesito sus coordenadas para ubicarlos, pero creo que de posarme en ese lugar donde estudié la secundaria no encontraría nada que evocara ese tiempo de escaleras para cada género, de los honores a la bandera en los que alguna vez me tocó decir el juramento y descubrir que no era el único de mi color y que podía ser la persona que quisiera así me pasase toda la vida buscándome a mi mismo.
Este año me siento más extranjero de lo que me he sentido antes, incluso cuando vivía aquí y eso tal vez quiere decir que he logrado sacarme el rancho de adentro y no es tan liberador como pensé. Dicen por ahí que uno siempre vuelve pero creo que yo nací yéndome.

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