Es curioso decir querer salvar la tierra cuando lo que se busca es preservar la raza humana. No es que vea yo algo malo en eso, pues si las cucarachas tienen sentido de supervivencia no veo porque nosotros no debamos, pero tal parece que una de las principales funciones de ese maravilloso invento llamado lenguaje, es engañarse uno mismo u ocultar bajo su manto las verdaderas intenciones inexplicablemente inconfesables.
En el Zócalo, unos minutos antes de "bajar el switch" por una hora, la poca gente convocada deambula como en romería, se atraviesan grupos de jóvenes cargando cartulinas con leyendas conmiserativas hacia el planeta, muy al estilo Caló ahora te lo dice, no todo el rap es para reírse (y ese verso tampoco?), con una caligrafía de kindergarten, muy en congruencia con su contenido (o ausencia del mismo). Se alcanzan a ver muchachos apuestos con camisetas moradas y el logo de yahoo impreso, que reparten tubitos de plástico con liquido fluorescente que los niños arrebatan como dulces en fiesta infantil, solo que aquí la piñata es el fotogénico globo terráqueo. Tomo una y me la cuelgo al chaleco justo cuando la cuenta regresiva comienza y me decepciono al ver que solo unas cuantas luces alrededor del lugar se apagan, no las suficientes como para no ver a aquellos que festejaban el triunfo de la selección sobre un equipo centroamericano cuyo país cuenta con menos habitantes que el estado mas pequeño de México.
No vale la pena mencionar la cantidad de energía derrochada durante esa hora bienintencionada para tomar fotos mal iluminadas o registrar reacciones con cámaras de video digital o mandar mensajes de texto para recomendarle a tu lista de contactos que apaguen la luz, pero jamás el teléfono celular (how rude!). Tampoco que las pilas de esos celulares se hacen con un material extraído en minas de África por niños famélicos cobrando un dólar la jornada diaria laboral... La verdad es inútil señalar esa clase de incongruencias en un país cuyo único partido ecologista gasta una ofensiva cantidad de dinero en spots televisivos y espectaculares tapizando camiones y marquesinas donde invita a la población a apoyar la instauración de la pena de muerte en México. Justo lo que necesitamos: si no está bien visto matar ballenas, creemos un sistema que elimine seres humanos y apacigüe nuestras ansias homicidas.
domingo, marzo 29, 2009
martes, marzo 24, 2009
Riendas
Tengo la noche pintada en la cara y me doy risa de lo provinciano de mi actitud, de sentirme orgulloso por rebasar mis límites, de olerme a pecado a provocación a pieles ajenas que jamás volveré a ver o tocar y de llegar a casa a querer lavarlo todo. Antes de acostarme me ducho como queriendo borrar huella, pero reviviendo en mi cabeza esas escenas entre eróticas y góticas de fantasmas sonámbulos subiendo escaleras y susurrando mientras caminan como ciegos sin lazarillo fotografiados por Gaspar Noé ala mexicain. Entre esas imágenes diluyéndose con la espuma, me topo con la cara de una viejita que me detuvo en mi regreso y me pidió la hora al tiempo que me tocaba la cara y me decía lo lindo que le parezco con estas ojeras de noche en vela, de alcohol evaporándose a la luz del sol y de pupilas dilatadas, sonrientes ante la candidez que se asoma debajo de una piedra y venciendo la tentación de decirle mi procedencia… de contarle que vengo de donde la lindura desentona y los caballos se desbocan en precipicios con las riendas atadas a las patas. Felices.
viernes, marzo 20, 2009
25 DO RE MI MI MI (Facebook crap)
De noche, antes de dormir y en el tiempo que de niño utilizaba para rezar, doy las buenas noches a mi madre y a mi padre (q.e.p.d.). A veces incluyo al resto de mi familia cercana, pero no siempre. SIEMPRE, antes de dormir y al levantarme, invariablemente me lavo la cara con jabón y la boca -con pasta de dientes de preferencia. EN MI se esconde un obeso y obseso compulsivo pelando por salir a flote: una vez que desayuno ya estoy pensando que comeré a mediodía y una vez que como visualizo la cena (los intermedios son generalmente mas espontaneos). IGUALITO que el personaje de Jack Nicholson en "As Good as it Gets", tengo una ligera obsesión con los bordes de los mosaicos y las lozas en los pisos por los que camino. A veces procuro no pisarlos y me creo Michael Jackson –cuando aun tenía nariz- en Billy Jean. HABLANDO de narices, tengo la muy mala costumbre de hurgar en ella más de lo socialmente aceptable. Una vez que empiezo no puedo parar (antes eras las uñas). SOY TAN distraído que me doy miedo, sobre todo con eso de Mr. Alzheimer. Olvido si cerré con llave la puerta o si apagué el boiler o si cualquier cosa que te haga regresar a casa cuando llevas ya varios minutos de retraso. NO SOY rencoroso y trato de ser zen (aguantenzen, chinguenzen, etc.) cuando las cosas no salen como quiero o las personas intencionalmente me sacan de mis casillas, el problema es que mi memoria tiende a ser muy vengativa. No es tan buena persona como yo. SOY ADICTO a la televisión, al queso, el café, a criticar a la gente, al sexo y a la atención (si estas dos van juntas mucho mejor), no sé si necesariamente en ese orden. LO UNICO que me desagrada de no tener pareja es tener esforzarme en encontrar un compañero sexual every once in a while, porque aunque sea fan del amor propio, la ayuda externa siempre es un plus. Claro que luego me consuelo pensando en que con que haya una persona que me quiera en la cama es más que suficiente (y mucho más de lo que bastante gente llega a tener). SIEMPRE cargo con un libro y aprovecho cualquier tiempo muerto para adelantar unas páginas, pero muchas veces me gustaría ser menos respetuoso con la literatura y no sentirme culpable por dejar inconcluso uno que otro (no me perdono haber leído completo "The Thirteen Tale", de Diane Setterfield...ha de haber sido karma romántico-brontesco). FUI TAN feliz la primera vez que leí un libro entero en inglés que no caí en cuenta que era "The Virgin Suicides", pero trate de reivindicarme con Carson McCullers y trashy stuff como Dennis Cooper, Van Sant, JT Leroy y otras cosas que equivalían a leer muchas revistas underground… claro esto era antes de descubrir los blogs. DE ADOLESCENTE tuve una etapa en que me llevaba bien con los niños pero nunca me he imaginado teniendo hijos propios. No soy fan de la procreación indiscriminada. A VECES hago el ejercicio de acordarme del cumpleaños de cada uno de los miembros de mi familia y quiero creer que algún día podré ganar un concurso solo por eso (tengo muuuchos hermanos y sobrinos). ME HA ha pasado con algunas gentes queridas que se mueren cuando yo estoy lejos y no han tenido la cortesía de avisarme. Me gustaría que no volviera a pasar. NO LE he hallado aun el gusto a ser desempleado. NO SOY muy bueno para extrañar. Repito, soy muy distraído y el pasado no me hace demasiadas cosquillas. ME ASUSTé un día que veía "The L Word" y me sentí ligeramente aroused con una de sus múltiples escenas de sexo lésbico. NO RECUERDO haber creído nunca en Santa Claus. SI CREI un tiempo en Dios, he de confesar, pero no sé si coincidió con mi primera comunión. NO LE digan a nadie, pero fui a un encuentro Arcoiris (quien sepa que es eso que se ria con ganas imaginándome en ese trance). PARA quien piense que toda mi vida he sido un cínico: me he enamorado dos veces en lo que va de mi vida (no me atrevería a hacer pronósticos). MIS primeras exploraciones sexuales fueron con mujeres, pero como soy un caballero no mencionaré que compartíamos un apellido. FUI jefe de grupo y miembro de la escolta en la primaria. Ni yo me gusté en ese plan. ME GUSTA quitarme los audífonos cuando viajo en el metro y no hay ningún vendedor atravesándose entre ese ruido y mis oídos... es como un silencio roquero. SOY MUY supersticioso: nunca digo "te quiero" ni lo volveré a hacer.
jueves, marzo 12, 2009
Booty Call
Recibo mensaje al celular solicitando mi presencia mañana. La pienso dos veces antes de contestar a pesar de no tener nada planeado. Últimamente lo que me sobra es el tiempo y eso quiere decir que se me acaba… en varios sentidos. Me viene a la cabeza la vez que nos conocimos, lo intensa y divertida a la vez que sui géneris. Terminamos tomando chocolate con galletas en un café del centro, diciéndonos verdades a medias y mentiras enteras, comprobando que el lenguaje del cuerpo lleva la delantera en honestidad a la comunicación verbal. Intercambiamos números de teléfono sin demasiadas expectativas y cuando me llamó por vez primera no dudé en aceptar reunirnos en un cuarto de hotel, compartir unas cervezas y lo demás que se comparte dentro de cuatro paredes con ventanas corridas y televisión con canales porno. La experiencia fue extraña, no tan buena como la primera vez y un poco coreografiada, lo que para mí es un turn off. Me distraje demasiado con las manías del personaje, principalmente relacionadas con inhalantes y otros sucedáneos de la estimulación que la verdad no acostumbro utilizar y que no me causan suficiente curiosidad. Tampoco ayudó que la sesión fue demasiado larga para mi gusto, que si no lo perdono en películas no veo porqué tenga que hacerlo en encuentros sexuales fortuitos.
Después de varios meses, me di por bien servido al no volver a tener noticias hasta que las tuve y esta vez mis intuiciones fueron confirmándose al saber su lugar de trabajo y asuntos personales que no me interesaban particularmente: burócrata, casado de doble vida de Verónica, fijación por el porno tópico y una tendencia a la perversión de catálogo. La novedad era que quería incluirme en un trío con un amigo suyo al que le había platicado de mí. No le dije que esa ecuación, en mi caso, se quedó en los 90 y que lo hice para llenar la planilla reglamentaria; me limité a comentar que no acostumbraba pactar con desconocidos por más buenas referencias que tuvieran y aproveché para poner en escena una autoridad moral lejana no sólo a mis creencias particulares sino también a mi registro actoral. No me gané el Oscar, pero sí una cena en la que aparte de unos antojitos mexicanos recibí, gratuitamente, consejos de primera mano para encauzar mi vida por el camino de la estabilidad emocional y el compromiso de pareja. Yo cuando como hablo poco, así que asentía al tiempo que masticaba y me divertía con la imagen de un policía con la bragueta abierta que cortejaba torpemente a una mesera. Al terminar apliqué la de se hace tarde y vivo lejos y el hombre esperó conmigo a que tomara el metro, despidiéndome con la advertencia de que me portara bien en mi regreso a casa. Contaba con no volver a saber de él… hasta hoy que reaparece como necio invitado especial a una telenovela con serios problemas de progresión dramática, pero sobre todo con una necesidad apremiante de renovar el casting.
Después de varios meses, me di por bien servido al no volver a tener noticias hasta que las tuve y esta vez mis intuiciones fueron confirmándose al saber su lugar de trabajo y asuntos personales que no me interesaban particularmente: burócrata, casado de doble vida de Verónica, fijación por el porno tópico y una tendencia a la perversión de catálogo. La novedad era que quería incluirme en un trío con un amigo suyo al que le había platicado de mí. No le dije que esa ecuación, en mi caso, se quedó en los 90 y que lo hice para llenar la planilla reglamentaria; me limité a comentar que no acostumbraba pactar con desconocidos por más buenas referencias que tuvieran y aproveché para poner en escena una autoridad moral lejana no sólo a mis creencias particulares sino también a mi registro actoral. No me gané el Oscar, pero sí una cena en la que aparte de unos antojitos mexicanos recibí, gratuitamente, consejos de primera mano para encauzar mi vida por el camino de la estabilidad emocional y el compromiso de pareja. Yo cuando como hablo poco, así que asentía al tiempo que masticaba y me divertía con la imagen de un policía con la bragueta abierta que cortejaba torpemente a una mesera. Al terminar apliqué la de se hace tarde y vivo lejos y el hombre esperó conmigo a que tomara el metro, despidiéndome con la advertencia de que me portara bien en mi regreso a casa. Contaba con no volver a saber de él… hasta hoy que reaparece como necio invitado especial a una telenovela con serios problemas de progresión dramática, pero sobre todo con una necesidad apremiante de renovar el casting.
lunes, marzo 09, 2009
Pozo
A pesar de vivir en el presente, siempre hay un resquicio del ojo asomándose al futuro, como esos personajes de Murakami que en algún momento de sus vidas se encuentran atrapados en un pozo oscuro, profundo y húmedo donde experimentan un punto de inflexión en su vida, una especie de iluminación espiritual que les cambia el rumbo que ellos pensaban ya diseñado como parte de un engranaje de mediocridad e inercia. El viaje de Ulises compactado, convertido en elipsis oscura, como si el metraje de la película estuviera limitado y ni siquiera el soporte digital diera para historias épicas. ¿Para qué viajar si no hay ya nada que conquistar afuera? Si la idea es encontrarse a uno mismo, ¿tendremos que economizar con la introspección?
domingo, marzo 01, 2009
Overcooked
No es que sea yo fan de los suicidas, pero los detalles -como dios está en ellos- siempre me han causado fascinación. Según Randy "Ram" Robinson, el pusilánime Cobain echó todo el roquerísimo ochenterismo a perder y para muchos la única manera en que pudo pasar a la historia fue poniendo piés en polvorosa para no ver la manga tan ancha de Courtney, a quien muchos acusan de jalar el gatillo, como si el tiempo no hubiera puesto las cosas en su lugar: ¿Quién no quiere darse un tiro cada vez que la oye dar alguna bizarra declaración o la ve vestida de bailarina en su propia versión de Brozo, el payaso tenebroso? Lo que pasa es que no todos somos poetas, afortunadamente.
¿Y qué de Ian Curtis y su azotadez tan legendaria como sus pasitos de poseso en pleno exorcismo? Él sí que supo elevar a nivel poético su renuencia adolescente a tomar una decisión importante en la vida, amparándose en su incipiente condición de rockstar y dejando a uno de los mejores grupos de la historia con la sensación de poder haber hecho más. Creo que colgarse fue suficiente testamento, como retorcer el bucle e irse en el viaje.
Ni Kurt ni Ian fueron Mishima (esteta hasta la muerte), pero la que se lleva las palmas es la Plath. Mira que meter la cabeza en un horno es mucho más roquero y sarcástico que cualquier otra cosa, pues renunciar al glamour de los barbitúricos o la siempre poética caída de un puente para utilizar un artefacto doméstico dice mucho del cálculo del impacto y la carga metafórica del acto. Que la haya dejado el marido por una mujer más joven resulta cuando mucho anecdótico, una cuenta más para el rosario mitológico de abandonos que inauguraría su padre en su temprana infancia y que le serviría de combustible creativo. La niña que quiso ser dios renunció a una gloria en vida para asegurarse un lugar en la historia que, horno de por medio, resultaría inapelable.
Creo que nadie entendió nunca su sentido del humor... hasta que llegó un director que tuvo la irritante idea de poner a Gwyneth Paltrow en el papel de la escritora: una actriz desechada por Brad Pitt y Ben Affleck, con un Óscar que debió ser de Kate Blanchett o Hellen Burstyn y cuya idea de reivindicarse socialmente fue casarse con el soporífero vocalista de un grupo musical del que ninguno de sus integrantes morirá de muerte violenta, a menos que nuestra idea de violencia se relacione con el páncreas y la glucosa.
¿Y qué de Ian Curtis y su azotadez tan legendaria como sus pasitos de poseso en pleno exorcismo? Él sí que supo elevar a nivel poético su renuencia adolescente a tomar una decisión importante en la vida, amparándose en su incipiente condición de rockstar y dejando a uno de los mejores grupos de la historia con la sensación de poder haber hecho más. Creo que colgarse fue suficiente testamento, como retorcer el bucle e irse en el viaje.
Ni Kurt ni Ian fueron Mishima (esteta hasta la muerte), pero la que se lleva las palmas es la Plath. Mira que meter la cabeza en un horno es mucho más roquero y sarcástico que cualquier otra cosa, pues renunciar al glamour de los barbitúricos o la siempre poética caída de un puente para utilizar un artefacto doméstico dice mucho del cálculo del impacto y la carga metafórica del acto. Que la haya dejado el marido por una mujer más joven resulta cuando mucho anecdótico, una cuenta más para el rosario mitológico de abandonos que inauguraría su padre en su temprana infancia y que le serviría de combustible creativo. La niña que quiso ser dios renunció a una gloria en vida para asegurarse un lugar en la historia que, horno de por medio, resultaría inapelable.
Creo que nadie entendió nunca su sentido del humor... hasta que llegó un director que tuvo la irritante idea de poner a Gwyneth Paltrow en el papel de la escritora: una actriz desechada por Brad Pitt y Ben Affleck, con un Óscar que debió ser de Kate Blanchett o Hellen Burstyn y cuya idea de reivindicarse socialmente fue casarse con el soporífero vocalista de un grupo musical del que ninguno de sus integrantes morirá de muerte violenta, a menos que nuestra idea de violencia se relacione con el páncreas y la glucosa.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)