Laboratorio de Proyectos |
miércoles, septiembre 28, 2011
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domingo, septiembre 11, 2011
http://www.nytimes.com/interactive/2011/09/08/us/sept-11-reckoning/towers.html#1
More Substance in our enmities than in our love...
More Substance in our enmities than in our love...
jueves, septiembre 08, 2011
Procras...
He estado pensado en tatuarme un salmo. No he decidido cuál. Pero luego cambio de opinión y considero la posibilidad de tatuarme las marcas del sexo que tuve ayer... claro que de aquí a que tome una decisión ya se me habrán borrado y tendré que llamar por teléfono para repetir la sesión. Ay la procrastinación.
miércoles, agosto 31, 2011
Dedos
Intento mentirme y no me creo... al menos no demasiado. Salgo por la noche de un día lluvioso como reclamo que no para. Mis tenis se mojan desde antes de subirme al metro, donde la temperatura es mínimo quince grados más alta. Es hora pico. Me lleva la chingada. La gente mojada huele mucho peor. Hay poco espacio y un tipo horrendo se recarga en mi con intenciones que no me interesa desentrañar. Sólo empujo firme pero sutilmente. Subo el volúmen al iPod que ofrece beats agradables y entusiastas, así sea por puro llevarme la contraria. Me pierdo en la música y apenas me doy cuenta de mi punto de trasbordo por los empujones de los usuarios con el mismo destino. La otra línea está peor pero al menos me toca algo no tan desagradable de ver de frente. No estoy de humor para flirtear, así que vuelvo a subirle a la música. Salgo del subterráneo una hora después y el clima no ha cambiado nada. Abro mi paraguas y me olvido que tengo gente alrededor mío que apenas y tienen tiempo de hacer una mueca. Caminar por Coyoacán no es tan desagradable como hacerlo en otras partes de la ciudad, sobre todo cuando llueve. Resulta irritante ver lo poco que han aprendido a convivir con su clima los habitantes de este monstruo mal urbanizado. Nosotros también hacemos lo propio con el desierto, asegurando a coro que nunca el verano fue tan caliente. Trato de recordar las veces que he utilizado un paraguas por allá y me sobran dedos. Me sobran dedos también para contar a la gente que extraño.
lunes, agosto 22, 2011
Resiliente
Unas ganas de perderse que deberían preocuparme.
Un deambular por la ciudad al amanecer.
Un clavado al vacío que te cuestiona mientras te baja los pantalones.
Una memoria de corto alcance.
Un desinterés endémico depositado en la cuenca de los ojos.
Una curiosidad intermitente y una lucidez temerosa.
Una mañana sin optimismo posible.
Una sonrisa a falta de otra cosa.
Un sueño despreocupado.
Un saldo blanco.
Un poco de agua.
Un mucho de café.
Una resiliencia envidiable.
viernes, agosto 19, 2011
Adios juventud, nunca fuiste lo que esperaba...
God, I always thought I'd be smarter!
jueves, julio 07, 2011
La Certeza
Un juego de sumergirse en nombres y encontrar el que signifique algo... un juego sin esperanza... un paracaídas hacia la nada. Un viaje hacia el abismo y tu cabeza mirando hacia arriba... como sosteniéndote de las cuencas de los ojos. Una caída anunciada como una promesa... las rodillas preparándose para el impacto y presagiándote como aquel personaje intentando rescatar a un niño de un zepelín que termina con la nuca dislocada entre los hombros como espantapájaros mal hecho. Unos párpados temerosos de cerrarse y unos ojos horrorizados de ver hacia adentro. El vacío que nunca ha sido una promesa ni un anuncio ni una profecía ni un alivio...
domingo, mayo 22, 2011
objetArte
Asumir la postura de un depósito sanitario es más fácil de lo que pudiera imaginarse. Y una vez dominada, como en la yoga, las funciones se dan en automático. La disposición y el mutismo van con la postura, se deja de ser una persona para convertirse en lo más cercano que hay a un aparato utilitario de carne y hueso que ve a su(s) usuario(s) derramar sobre él cualquier tipo de desechos. Podría incluso considerarse una versión naturalista del mingitorio de Duchamp, si queremos ponernos snobs, aunque más bien es lo contrario. Se trata de regresarle al objeto su función primigenia. Y la magia actúa de doble manera, se objetiviza a una persona (porque es la única manera de sexualizarla) y se le moldea a las necesidades del fetiche en turno. No es bonito en el sentido tradicional de la belleza, incluso la imagen podría resultar aberrante a muchas personas. Sobre todo a aquellas que intentan enmudecer sus voces interiores, ignorando que esa es la manera de alimentarlas. Pero habría que reconocérsele el aliento arquitectónico, la teatralidad y un inherente sentido de la composición. Lo que tiende a irritar es su calidad efímera, pero es una imagen que queda bien incrustada en esa parte del cerebro que tan bien guarda la porquería.
sábado, abril 02, 2011
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Tiro y tiro del hilo y nomás no desmadejo. Como gato con complejo de Sísifo. Atrapado en la telaraña y feliz de no encontrarle cuadratura al círculo. Afilo mis uñas inecesariamente. Mis garras crecen hacia adentro.
martes, febrero 22, 2011
Endesencuentro...
Mirar la soledad en los ojos de otro como espejo. Sonreír a tu sombra como loco sin tema, agazapar el rechazo con amabilidad y comprobar una vez más que no hay peor sentimiento que la conmiseración. Ni más injusto.
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Escucho atento las anécdotas del temblor, volteo hacia donde antes estuvo un edificio que se desplomó y acabó con la vida de mucha gente, un pariente de Plácido Domingo entre ellos. Camino por la Plaza de las 3 Culturas y volteo al piso buscando huellas de sangre con más de 40 años de antigüedad y sólo veo polvo y la huella de mis pasos al lado de mi improvisada guía.
Nunca había venido a Tlatelolco en los más de 3 años que tengo viviendo aquí y por alguna razón que no podría explicar, me gusta...
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Escucho atento las anécdotas del temblor, volteo hacia donde antes estuvo un edificio que se desplomó y acabó con la vida de mucha gente, un pariente de Plácido Domingo entre ellos. Camino por la Plaza de las 3 Culturas y volteo al piso buscando huellas de sangre con más de 40 años de antigüedad y sólo veo polvo y la huella de mis pasos al lado de mi improvisada guía.
Nunca había venido a Tlatelolco en los más de 3 años que tengo viviendo aquí y por alguna razón que no podría explicar, me gusta...
lunes, enero 10, 2011
Zeta
Esta es la ciudad donde más me he topado gente que canta sin ninguna razón por la calle, en el metro, con los audífonos puestos o sin ellos, protagonistas de su propio musical cutré ensordecido por el bullicio de cláxons, gritos y gente que vende todo lo vendible, pero protagonistas al fin de su propio espacio vital infectado de locura, que no es otra cosa que la felicidad negándose a pedir permiso. ¿Pero cómo se atreve la gente a ser feliz? Es que la felicidad no ocupa de certificaciones y es tan barata que se vende a 10 pesos por estación; puede ir de la mano de un ciego, una sordomuda, un anciano flemoso o una niña mocosa caminando descalza por los vagones.
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