No sé si es buen momento para escribir la segunda parte de mi aventura cinematográfica con la recién premiada película de vaqueros enamorados que parece estar conmoviendo a medio mundo (supongo que a los Wyomingenses no tanto, pero el mundo es más grande que ese estado y no tienen mucho que decir después del caso Matthew Shepard tan bien documentado en "The Laramie Project", que bien podría servir de complemento en una función doble de las que ya no se usan). El asunto rebasa cualquier juicio estético o cualquier peregrina objetividad científica, porque quisiera que Brokeback Mountain (relato y película) fuera sólo para mi, la experiencia sensorial de un egoísta consumado que se niega rotundamente a compartir el placer y el dolor de sumergirse en pantalla para revivir esos momentos donde el mundo desaparece a tu alrededor y nada importa más que perderte en las pupilas de quien amas y dejarte llevar por esa inconciencia suicida que se vuelve en una adicción difícil de superar.
Pregúntenme qué pasa en la película cuando los personajes no están juntos y no sabría decirles porque sólo registré los momentos en que Jack y Ennis estón juntos. Y debo confesar que de no haber leído el cuento, no habría entendido una palabra de los diálogos con ese acento críptico del medio oeste donde parecen tragarse sus palabras en lugar de soltarlas al viento.
Para mi la película fue -en sus mejores momentos- como si hubiera dibujado en un cuaderno los pasajes que más me conmovieron de la historia y que son tres: el momento donde surge el romance, cuando se reencuentran y cuando se despiden definitivamente.
El personaje de Jack creo que creció bastante en la adaptación: más luminoso y fresco que en el libro. Ennis, por su lado, es tal como lo pinta Annie Proulx y es quien da el tono melancólico a la cinta. Hubo momentos en que pensé que la actuación de Ledger era exagerada en su contención y rictus hermético, comparada con la soltura de Gyllenhaal, pero al final -que no contaré aunque muchos sepan- el australiano y la película en general se ganaron todos mis respetos.
Lo que no le perdono es tener que reconocer lo mucho que me hizo extrañar esos momentos que uno hace lo posible por no recordar sin lograrlo realmente y tener que darle la razón de nuevo a la Rivera Garza: el amor se vive siempre en retrospectiva.
3 comentarios:
Harto mejor este post que lo que diste de comer a las prensas, qué quieres que te diga.
- y eso que nunca vi la versión definitiva -
Viste "Big Eden"? Esa es otra peli gay del medioeste que podría hacer programa doble con BBM. Y en esa hay indios, que por algo ya no parecen quedar en Wyoming.
jAkE gYLLENhaal gUAU!!! que hombre!!!, cuento los dìas (que seguro serán muchos) para que la peli llegue a México.
No he visto "Big Eden", la tengo en mi lista de pendientes, aunque luego de saber que era el mismo guionista y director de "The family Stone" perdí un poco el interés, pero igual en cuanto la encuntre la checo.
Fran, seguro serán bastantes y seguro dependerá de qué tan premiada es en los Oscares, pero la espera valdrá la pena.
Publicar un comentario