jueves, junio 22, 2006

Sucker

Pasa que las euforias colectivas no me contagian para nada.
Pasa que ni siquiera las piernas de los jugadores de futbol son suficientes para que me una a la fiebre mundialista y pasa, desafortunadamente, que mi inevitable tradición aguafiestera se manifiesta en momentos inoportunos, pronosticando con la mayor impunidad y cinismo el fracaso de una selección hecha a imagen y semejanza de sus fanáticos: listos siempre para entusiasmarse unos a otros, esperando indefectiblemente la decepción para, desde las cenizas Fénix, levantarse para expirar nuevamente... y así hasta el fin de los siglos, Amén.

Pero el futbol sí es una buena oportunidad para conceder unos minutos de gloria a la articulación y congruencia de un discurso deportivo compuesto por una limitadísima lista de verbos conjugados al antojo y una lucidez estratégica de los aficionados que los hace acercase por momentos a las alturas intelectuales de Cicerón (que no he leído, pero a los filósofos no hay que leerlos hay que creerles) o el que quieran, reduciendo la ¿compleja? condición humana a su ubicación y funcionamiento dentro de un rectángulo geográfico delimitado, donde cada uno de sus once participantes hace lo posible para que con sus dos extremidades inferiores transporten un saco circular de piel inflado de aire (¿metáfora cerebral, acaso?) hacia un depósito que lo espera resguardado por una especie de dragón parapléjico cuyo trabajo es evitar a toda costa que el sueño del príncipe se haga realidad.

Yo sé que es tópico e inútil ridiculizar este deporte y que incluso hay quienes teorizan sobre sus implicaciones antropológicas y bla bla bla, pero eso habla más del oportunismo de quien las pondera que del deporte mismo. Y también respeto, aunque no comparta, esa afición genuina al deporte que te remonta a los días de infancia en que te forjabas la personalidad y definías el rol que jugarías en tu futura adultez: mediocampista, lateral, delantero o portero. Lo que me queda claro es que si algo hay que aprender en este mundo es a tomar el toro por los cuernos cuando haga falta, sacarle la vuelta a lo que no tiene remedio, marcar la pauta cuando no haya nadie más que lo haga por ti o de plano, ponerse de frente pa recibir el chingazo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Y ahora resulta que las mujeres también se han hecho afectas al futchibol como dirían los brasileños.....

Anónimo dijo...

¿yyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy?

Anónimo dijo...

No, yo nomás decía......

Anónimo dijo...

then STFU...

Lupercia dijo...

huy... ke nice xD


alguien dijo una vez ke el futbol es un deporte ke literal y metaforicamente se juega con las patas...

otro dijo ke era una bola de pelotudos persiguiendo como pendejos una pelota..

a mi me vale dicka el futbol pero es entretenido cuando juega la seleccion xD

rock on!

(es neta eso de preparase para los chingazos.. es lo ke solemos hacer la mayoria ke por natueraleza no encajamos en otras partes...)