San Francisco es una ciudad tan hermosa como una estrella de cine: fría, distante e impunemente puedes caminar por encima de ella. Es un coctel de razas y estilos, puedes ver los físicos más extravagantes y las caras más familiares.
San Francisco es una fashion victim, también. Como todos lo somos eventualmente, sólo que ella es la quintaesencia de la fashionvictimez. Sucede con todas las grandes ciudades y con el primer mundo que echa a perder a sus habitantes y de pronto sucede que nos vamos a vivir a una concha a donde sólo entran los bills que hay que pagar y la correspondencia de una vida hipotética y virtual.
San Francisco habla mucho por teléfeono celular y sólo a ese aparato diminuto le cuenta sus iuntimidades. Uno puede enterarse de la vida del vecino con sólo afinar el tímpano: puedes enterarte que el nuevo novio de una rubia es so cute porque se interesa en la salud del perro de la interesada o también del nuevo departamento de un japonés que viste como reina de Ross. Pero sobre todo puedes enterarte que SF está sola... pero sola con su glamour y sus beggers.
8 comentarios:
Van bien por lo visto. Saludos a las focas del Embarcadero y look out cuando se paseen por la Mission (nada de castings, los queremos de vuelta). Y el Dr.?
Fuck off!! (dice un envidioso y frustrado turista)
PD: No olvides mis encargos
m m m que rico¡¡ sopita de cangrejo en la bahía.
mmmmm que rico, olor a miados de homeless por toda la vía.....
No vayan a traer beggers. Aquí hay muchos.
Tienes mucha razón sylvis....
¿Qué tienen contra nosotros?
Atte.
El Ruly de los blogs
(Con todo y su califragilística
coreografía de Bulevar)
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