miércoles, marzo 29, 2006

Odio

En Canadá se abrió la temporada de caza de focas. El rojo de su sangre luce espléndido contrastando con el blanco de la tundra y me acabo de enterar que los ejemplares más preciados son las crías más pequeñas, pues con su piel se hacen fabulosas botas y abrigos de gran demanda en el mercado de nuevos ricos.
Yo la verdad seré muy cínico y todo lo que ya sabemos, pero el espectáculo de la muerte de un animal inocente con dos ojos como platos de cerámica oaxaqueña y que se arrastra para caminar (y que es capaz de hacer daño también, como cualquier animal, pregúntele al delicioso bacalao) no me causa gracia. Pero cada vez que voy a soltar el llanto cuando un cazador le da de mazazos en la cabeza a una de ellas, pienso que es un diputado o un senador o un candidato o un empresario de esos que se arrastran, pero ellos entre la mierda, para abrirles el camino a aquellos que no se conforman con haber hecho del mal gusto y la ignorancia casi una obligación para el mexicano promedio sino que ahora pretenden tener por escrito la hegemonía ideológica y política de que han gozado históricamente por debajo de la mesa.
Me pregunto si el odio será el único recurso del que seremos dueños los ciudadanos, porque con eso de que se regenera a si mismo no dependeríamos del petróleo u otros energéticos...

viernes, marzo 24, 2006

La realidad imita a Fernanda Villeli

Y ahí estoy tratando de fingir que me vale madre que me planten de la misma manera que finjo que me agradan los arrumacos y los babytalks. Ahí estoy tratando de engañar a las ansias con lo primero que se me atraviese, haciendo todos los planes del mundo para tener con que resanar la decepción. Y ahí estoy yo llamando a casa de mi hermana para preguntarle si tengo nuevos mensajes en el celular que dejé en su casa y revisando el que traigo en la mano para comprobar que el mensaje que envié yo para avisar del cambio de número llegó a su destino. Y ahí estoy acordándome entre risas de la telefonómana de Lucerdito en lo que checo por enésima vez mi celular para encontrarme con una pantalla muda y hasta con mueca de burla la muy cabrona. Y ahí estoy yo viendo Un Mundo Maravilloso sin que me traiga ninguna gracia en lo que me como un baguette con jamón serrano y coca light, acompañado de un solidario emergente sin darse cuenta, preguntándome a mi mismo si acaso se me olvidó lo se siente que lo dejen a uno como novia pueblo. Y ahí estoy llegando a mi casa a acostarme con la amarga sensación que uno es solo capaz de reconocer en intimidad y hacia adentro, combinada con el sentimiento de culpa por haberme excedido en los carbohidratos, haciendo planes para compensar con media hora más de cardio al día siguiente. Y ahí estoy buscando en mi pila de libros uno que no me escupa a la cara y me encuentro con Ana Soror y no dejo de sorprenderme que un libro tan bello pueda inspirar una canción tan ridícula como esa de Mecano, que luego inspiraría una película horrenda. Y ahí estoy escuchando a Fiona con Oh Well cuando de lo que se trataba era de evadirse y vuelvo a sonreír cuando mi reflejo en el espejo me dice: ¿no que no te importaba, no que te daba igual? Y me contesto que sí pues, lo que tu digas pero ya duérmete.

Y ahí estoy yo al otro día, recuperando mi teléfono extraviado y comprobando que tengo siete mensajes sin escuchar del día anterior: cuatro de la persona a la que esperaba. Sostengo la sonrisa agridulce, pensando cómo el destino ha sido secuestrado por las guionistas de telenovelas mientras leo entre líneas la misma decepción inconfesable en el contenido del último mensaje diciendo adiós.

miércoles, marzo 22, 2006

Amor, en entrevista

En una visita inesperada a la ciudad, el tan famoso y misterioso amor nos ofreció en exclusiva una entrevista muy difícil de obtener, tomando en cuenta el bonche de representantes que -queriéndolo o no- tiene este personaje tan escurridizo y tan manoseado como nalga en pesero.

P: Señor Amor, ¿a qué atribuye su permanencia como referente en tantos ámbitos a lo largo y ancho de la historia antigua clásica y moderna?
R: ¿Es la tuya una pregunta retórica?
P: ... ejem. ¿Ya nos llevamos así, Señor?
R: Primero que nada, preferiría que no te dirigieras a mi con el prefijo señor, tomando en cuenta que estoy más alla de cualquier categoría genérica.
P: Ok.Trataré...
R: Tratar no basta. Llámame simple y llanamente: Amor.
P: Ok. Me sentiré un poco incómodo, pero usted manda.
R: No es ningún secreto que mi omnipresencia en el mundo se debe sobre todo a lo limitado del lenguaje humano y su capacidad de abstracción. Creo que en muchos casos soy referencia equivocada para mucha gente que confunde el hambre con las ganas de comer.
P: ¿Se siente entonces mal representado?
R: No pretendo ser una víctima. Digamos que más bien soy mal citado.
P: ¿Se refiere al uso común o a la literatura?
R: Creo que la poesía, sobre todo, ha abusado de mi como recurso decorativo en su composición.
P: ¿Me podría dar un ejemplo?
R: Las librerías están llenas de ejemplos. Abra cualquier libro de poesía y me verá más nombrado que el espíritu santo en una misa.
P: ¿No le gusta la poesía?
R: Digamos que hay poetas que deberían mejor ser trovadores. Eso engrosaría la lista de un gremio de por sí sobrepoblado, pero al menos harían un favor a un género con un poco más de dignidad.
P: Un poeta diría que la dignidad no se lleva con el amor.
R: Eso lo tendría que decir un trovador, no un poeta de verdad.
R: ¿Hay algún poeta usted considere lo representa dignamente?
P: Cualquiera que no me nombre y al mismo tiempo se me pueda leer entre las líneas de sus versos.
R: ¿Osea que prefiere la omnisciencia?
P: Es la mayor aspiración que cualquier personaje aspiraría.
P: ¿Me está diciendo que usted es un personaje?
R: ¿Ocupas traducción simultánea o tienes problemas de aprendizaje?
P: ...
R: Soy El personaje.
P: Un personaje que se siente mal representado...
R: Sobreutilizado, tal vez. Pero gráficamente muy mal representado.
P: ¿A qué se refiere?
R: Esta entrevista parece para “Ventaneando”. Me refiero a la figura del corazón rojo como representación mía. Me parece tan vulgar como representar al Sexo con un pene o una vulva.
P: ¿De dónde viene esa asociación universalmente aceptada del corazón rojo con usted?
R: De la poesía. La mala poesía creyéndose médico forense. Me gustaría pensar que tengo incidencia en otros órganos humanos aparte del corazón.
P: Digamos que el corazón es el motor del cuerpo humano.
R: Pero sobran dos dedos de frente para darse cuenta que por sí solo no puede hacer todo el trabajo.¿No crees?
P: Supongo. Pero es simbólico.
R: Justo ese es el problema, que los símbolos están desgastados y muchas veces alejados de lo que deberían representar. A mí, por ejemplo, me parece más apropiado el hígado, porque es capaz de regenerarse a si mismo.
P: Un hígado no luciría bonito.
R: ¿De verdad te parece muy bonito el corazón? A mi, me parece fascinante, pero ni en belleza ni en complejidad supera al cerebro, por ejemplo.
P: Nunca imaginé escuchar de los labios del Amor la palabra cerebro.
R: Por eso el mundo está como está. Por no invertir en los órganos que generan plusvalía. El corazón cuando mucho necesita mantenimiento y cuidados esenciales. El cerebro es el que necesita alimentarse con calidad.
P: ¿Y ese dicho que dice: “de la vista nace el amor”?
R: Es una verdad parcial, como cualquier otra verdad.
P: Entonces, ¿usted cree que hay diferentes clases de amor?
R: Interpretaciones y desvirtuaciones muchas. Amor sólo yo.
P: ¿Inalcanzable?
R: Como cualquier absoluto.

No pudimos continuar la entrevista porque Amor se desvaneció en un bostezo y no pudimos reestablecer contacto y debo confesar que es la entrevista donde a cada respuesta que me daban más grandes se hacían mis dudas.

martes, marzo 14, 2006

Piratería

Yo le perdono todo, menos que se haya casado con una negra. ¿Hasta dónde no habrá llegado la manipulación de la culpa occidental promovida por World Vision como para que Bowie posara su ojo azul y el otro verde en esa etiope bien nutrida (la única en su país supongo)? Digo, habrá a quienes les pueda decir afroamericanas por no sonar racista, pero esa Imán es más negra que la noche.

Yo soy morenita y defeña, me he alimentado de tacos de suadero y pambazos pero también tengo mi corazoncito y éste se rompió cuando vi la foto donde mi David sonríe enseguida de un manchón al que sólo se le ven los dientes y las joyas de diseñador. Chale.Y pienso que de haber sabido que tenía esos gustos aprovecho la vez que lo tuve cerquita y me temblaron tanto las piernas al verlo que caí de culo. Yo nomás me acuerdo que me pasaban por encima cientos de pares de doctormartins versión Lagunilla y uno que otro tacón, porque habemos de toda clase de grupis: las de verdad y las de vocación vampiresa de Chiconcuac, güeras de verija prieta.

Yo es que de verdad, nomás escuchar The Man Who Sold The World pienso que Bowie es dios y me siento sucia de haber pasado por los colchones apestosos de tanto roquero de cuarta que pensaba que Ziggy Stardust era una marca de ropa o una versión de bajo presupuesto de Star Trek. Nomás escuchar un comentario de esos me sacaba lo que tuviera en la boca o entre mis piernas y salía corriendo indignada. Ni por los calzones regresaba.

Pinche vieja loca, han de haber pensado. Pero ¿qué saben ellos del amor verdadero si lo único que respetan es una botella de cerveza y un churro baboso? Alex Lora, quiéranlo o no, es el molde que el putito destino les tiró como maldición mexica. La palabrota, la autocomplacencia, el mandilonismo y la peste a patas es hasta donde llega su nivel expresivo. ¿Y no quieren que una sea malinchista? ¡Todo se les olvida de la pinche historia, chingado! Menos que la puta Malinche fue iluminada por el buen gusto.

Imagínense al Lora cantando I will be king, and you will be queen… Chale la Chela, neta. Casi hasta que prefiero la Guzmán por peda y desmadrosa. Al menos se ve menos ridícula que la Kenny presumiendo tetas de guante. We can beat them, just for one day, we can be Heroes, just for one day…

Yo es que me sueño al lado de David Bowie. Me sueño la musa que inspirará su nueva mutación. Por soñar no paga una impuestos, menos cuando eres parte del comercio informal, ¿no?

viernes, marzo 10, 2006

Efebo

-Qué bonitas están, dice bajándole los pantalones y viendo cómo las nalgas del muchacho reflejan la luz de la luna (si El Hombre supiera de poesía tendría tiempo para darle a ese efecto hipnótico que el trasero provoca en él las palabras precisas para su dueño, en caso de que él diera tres centavos por un verso).
El Muchacho se arquea un poco cuando siente la mano rasposa del hombre recorrer la única parte de su cuerpo expuesta. El Hombre lo acaricia suavemente y lo examina como no haría un médico con su paciente (la gente que pudiera pasar por el río a esa hora parece no importar. Un par de nalgas detienen las manecillas del reloj sólo para dar rienda suelta al encantamiento de un par de ojo: una dupla multiplicándose hacia el infinito).
Ahora la nariz y la boca se acercan. El Hombre posa su mejilla lampiña y después empieza a lamer, acercándose al orificio arrugado color rosa pálido, coronado por unos delicados y apenas perceptibles vellos dorados.
El muchacho cierra los ojos al sentir la humedad de esa lengua en su ano hasta que la fricción empieza a crecer y la saliva empieza a recrudecer el dolor por las heridas que el encuentro sexual de la noche anterior le dejaron. El dolor lo hace replegarse (no puede evitar enternecerse al voltear y comparar la cara de frustración del hombre con la de un niño a quien el bribón de la clases le acaba de robar su paleta de caramelo).
Alcanza a ver que El Hombre ya había sacado su verga del pantalón y se disponía a penetrarlo...Él entiende las falsas razones del muchacho al negarse debido a la falta de protección (eso mismo no lo detuvo la noche anterior cuando recibió, con sorpresa primero y placer después, el miembro gordo y duro del camionero que no se tomó la molestia de pedir permiso, corriendo el riesgo de encontrarse con un No).
A cada palabra dulce del albañil, el muchacho recuerda las palabrotas y los gruñidos de anoche y no puede evitar ese sentimiento de frustración (si el muchacho se conociera un poco más podría adivinar además un poco de culpa, misma que le impide irse sin decir nada).
El Hombre se masturba y al terminar le aclara al muchacho que él entenderá si se encuentran por casualidad en la calle y no lo saluda. Le hace un último comentario sobre lo perfecto de sus nalgas (que son las mejores que ha visto) y se va después de acariciarle la mejilla (el muchacho no alcanza a entender el porqué de su repentina tristeza). Se limpia el cachete y, sin levantarse apenas, empieza a subirse los pantalones.

lunes, marzo 06, 2006

Posdata

Justo el día en que no pensaban premiar a “Brokeback Mountain” como mejor película en la entrega de los premios Oscar, se festejaba en nuestro país el Día Nacional de la Familia.

Y no, no se festejaba a la mafia (que para eso tendrá ella sus propios códigos igual de rígidos, que la delincuencia organizada conoce mejor de administración de valores) sino a la familia nuclear, la sagrada familia que tan bien retrató Alejandro Galindo en “Una familia de tantas”, ese refugio que dista en muchas ocasiones (aunque ese tipo de detalles no los cubre ninguna encuesta patrocinada por El Yunque o el Opus Dei) de ser un remanso de paz, pero cuya insistencia en mantener la fórmula inamovible de parte de sus promotores se acera cada vez más al ideal de pureza racial promovido por Hitler.

La mayoría de los diarios encabezaban sus portadas con la maravillosa noticia de que la familia tradicional sigue vigente. Sí igualito de vigente que la corrupción política, el narcotráfico, la injusticia social y sus hijastros: pobreza extrema, violencia doméstica, misógina y homofóbica, etc.¿Estarán concientes sus promotores que ese tipo de problemáticas se originan también al interior de esa familia que tanto se empeñan en santificar o para ellos cada delincuente que existe en el mundo lo es sólo por no haber tenido familia o haber tenido la equivocada?

Mientras el gobierno foxista insiste en convertirnos en “El Castillo de la Pureza” donde todo lo que sea salga del molde de galletas de la abuelita es feo, lo de fuera, que es un reflejo de malos ingredientes en la receta, muestra el horrendo saldo que va regando por el mundo el fundamentalismo.

Creo que cada quien tiene derecho a engañarse de la manera en que más le convenga, pero querer hacer del autoengaño un decreto de Estado es un crimen, un acto más de impunidad de un sector que insiste en confundir caridad social con desprecio de clase, que es capaz de todo por defender la idea obtusa que tiene de sí misma e imponerla como modelo unitalla para un espectro social tan diverso y complejo como el nuestro.

Si se trata de festejarse, pues festéjense en privado que su integrismo no sólo es ofensivo sino insostenible y ridículo.

Gay Parade

El debut y despedida del comediante Chris Rock como presentador en la edición pasada de los premios Oscar incomodó a más de tres que no vieron con buenos ojos que un hombre de color pusiera el dedo en la llaga sobre asuntos como el racismo y la homofobia que campea en la sociedad norteamericana (en una noche reservada a la sonrisa perpetua y el glamour). Sin embargo, Woopy Wooldberg había sido festejada por bocona e incendiaria, pero suponemos que viniendo de una mujer -género aún considerado menor e inofensivo- el consenso es más de lograrse.

Rock comentó -entre otras cosas- que ningún negro heterosexual estaría viendo la ceremonia, a menos que él o un familiar suyo estuviera nominado. Por más políticamente incorrecto que suene el comentario, hay que reconocer que tiene cierta razón. No sólo por el conservadurismo que domina a buena parte de la comunidad afroamericana, sino por que buena parte del público cautivo del evento, así como gente que trabaja en las actividades paralelas, son gay. Desde críticos de cine, estilistas, diseñadores de vestuario, entrenadores, dietistas, etc. conforman una audiencia base si no mayoritaria al menos considerable.

Y sí, todos sabemos(?) que las orientaciones sexuales no deberían servir para categorizar, pero dicha premisa tendrá que esperar otro año pues éste 2006 los más sonrientes o los más decepcionados (dependiendo los resultados) serán el llamado escuadrón rosa debido a la presencia, que muchos exageran al llamarla milagrosa o paradigmática, de Secreto en la Montaña, Transamérica y Capote, tres películas donde la identidad sexual tiene bastante peso en sus tramas.

A distancia, todo cae por su propio peso, se verá que en lo que menos hay que exagerar es el optimismo de cualquier bandera. La Academia estadounidense tiene dos cartas en la mano y no hace falta ser muy brillante para adivinar cuál de ellas jugará: la que agrupe mayores consensos y cuyas reacciones no sean incendiarias en el sentido más peligroso del término (léase conflicto Árabe-Israelí).

Spielberg se tendrá que conformar con sus nominaciones por Munich, favoreciendo la nada despreciable llamada de atención de George Clooney en su segundo intento como director, dándose el lujo que pocas mujeres han podido: seguir siendo un símbolo sexual sin por eso despreciar sus intentos por demostrar la existencia de materia gris y un atisbo de algo cada vez más escaso en el medio: talento.

Jon Stewart, quien se estrena como presentador en la gala, tendrá en bandeja de plata recursos para hacer reír a la audiencia, pero tendrá que andarse con pies de plomo para no abusar de la fórmula “gay igual a risa”, porque (dadas las circunstancias particulares de esta edición) podrían revertirse en su contra y despertar los demonios adormecidos por el consumismo y la autocomplacencia de un gremio que demostró en Stonewall 69 que no hay peor agresión que interrumpir una fiesta.

jueves, marzo 02, 2006

Cuaresma

Nunca había yo visto una película tan mala que hiciera parecer cualquier título reciente del cine mexicano una cátedra de Orson Wells. Lo que parecería improbable es que el bodrio fuera de nacionalidad francesa, y no es que el cine francés sea infalible (pero para nada), lo que pasa es que un país del primer mundo con una industria relativamente consolidada con directores como Claude Chabrol y Francois Ozon no debería darse el lujo de exportar esta clase de subproductos que nada le piden en rigor dramático a cualquier capítulo de "Mujer, casos de la vida rial".
Pero esa película de cuyo nombre no quiero acordarme era lo de menos: la mítica Nastassja Kinski y el ex guapo Christopher Lambert fueron testigos de mi total indiferencia gracias a la compañía de un extraño en vías de dejar de serlo. El problema es que el pésimo guión en pantalla palidecía ante la diarrea verbal del acompañante en turno, un porteño color llanta prófugo del carnaval.
Yo puedo ser, cuando me conviene, muy bondadoso con los desconocidos, pero los desconocidos bien podrían corresponder con un poco de economía verbal, porque uno luego no haya cosas suficientes que meter en esas bocas para detener las ráfagas discursivas que serían la delicia de cualquier terapeuta cobrando palabras por minuto.
En lo que la película se tropezaba en su prisa por contar los inconvenientes morales de la clonación humana, yo elucubrara (entre besos y toqueteos) cómo sería la siguiente escena de mi segunda aventura erótica en un lapso de tres días , pues una racha como esta hay que aprovecharla.
El ladrillazo cierra con una canción de Goldfrapp y nosotros esperamos a que salgan las otras tres parejas de la sala para darnos un trence que aún ha de estar en las pesadillas o los sueños húmedos (uno nunca sabe) del encargado de la limpieza. Acto seguido nos dirigimos a mi departamento y nos tomamos nuestro tiempo para reducir nueve semanas y media (con Nutella y otros ingredientes de por medio) a unas cuantas horas que terminaron colgadas a las cuencas de mis ojos. Las ojeras eran lo de menos, el problema era el romance accidentado que mi frente mantenía con el teclado y el monitor de mi computadora al día siguiente.
Pero bueno, alguien tenía que recibir la factura por semejante desliz, que sin bastarle lo refrescante y satisfactorio que resulta, además es Pecado. Bienvenida sea la cuaresma.