Un encuentro de escritores da mucho lugar para el cliché y poco para las sorpresas. Esas hay que buscarlas fuera de los renglones, entre líneas o agazapadas en unas faldas o una bragueta. Si lo que quiere uno son sorpresas literarias hay que escarbar mucho más, separar a la nostalgia cantinera de la autopromoción erótica hinchada de proclamas libertarias a piernas abiertas.
También hay espacio para el performance, las lecturas musicalizadas y dramatizadas a la Pimpinela (mi favorita hasta ahora) o el activismo de abuelas punk (que según ella dice escribe con los pies: wellcome home, granny!) a la que todas las causas son insuficientes para esa energía amazónica que si se enterara de los peligros de la totoaba ya estaría en el Golfo de California crucificada, bloqueando carreteras o autoinmolánose para mas inri.
Si uno se pone dogmático no rescataría mucho, poniéndose romántico destacaría la entrañable insistencia de un grupo de personas jugando a ser comunidad a pesar de sus coloridas diferencias, algunos intentando revivir letras muertas, otros ocultándose en la metáfora, otros viviendo a través de los demás una historia que nadie se atreve a contar de tan torcida, tópica o aburrida. El aburrimiento tiene su lado glamoroso, la insatisfacción debería ser un combustible y no precisamente el producto final.
2 comentarios:
se trata de la totoaba no de q ablen de ustedes ni de sus experiensias
yo bine por q estoi asiendo una tarea dobre la totoaba y ustedes no me ayudan en nada deberian explicar q es unpescado y cuanto mide y sus caracteristicas
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