jueves, diciembre 20, 2007

tan tan

El pretexto de Bourdain era un poco para describir mi experiencia de adaptación a la gran urbe. Pasa un poco esto, que uno tiene que ubicarse en el lugar del invasor, el huésped sin invitación, el extraño amistoso porque uno no puede venir a una ciudad como esta y declararle la guerra sino entender sus dinámicas y ajustarse lo mejor posible a ella. No fue lo mismo como readaptarse a Hermosillo, que fue un verdadero shock, es lo opuesto y como yo soy un hombre de extremos aquí estoy jalando la bola de estambre tan entusiasmado y ansioso como un gato siamés.

Y no me refiero a que he tenido que comer excremento, aunque de seguro lo he hecho y yo ni por enterado, me refiero a que no puede uno mudarse de ciudad y llevarse al pueblo con uno (como hacen los chilangos a donde quiera que van: Acapulco en la azotea anyone?). Tampoco me refiero a que me alimento de tacos de suadero o algo parecido, pero sí a adaptar el lenguaje lo más posible, porque luego pasa que uno saca los regionalismos justo en el momento que menos debería: ahí estoy yo diciendo zancudos en vez de mosquitos y pintoresquismos por el estilo. Tampoco es que uno tenga que ser policía de lo que dice sino dejarse llevar por la corriente y no señalarles a los defeños su acento, cuando el que lo tiene diferente es uno, el que está de visita, el advenedizo, el - t a m b o r e s - pueblerino.

Yo por más que haya visitado en el pasado esta ciudad, que me encanta y me aterra a partes iguales, nunca había ligado con un local, por ejemplo. Y eso no me lo perdonaría ni San Bourdain ni Anabel Ochoa, gurú chilangachupina del sexo cosmo. Y pues esa asignatura ya la pasé con calificación sobresaliente, so my big mamma gotta be proud! Y no le agradezcamos eso a la escena gay de la ciudad, que es muy variada pero es la misma boring crap que cualquier otra ciudad que se sienta capital de algo, como si la promiscuidad ocupara pasaporte o reglas de etiqueta. La escena antrera del DF es la imitación de la imitación de lo que ustedes ya conocen, pero con mayor presupuesto, pero cuando uno escucha en el metro conversaciones sesudas sobre el indie internacional entre unos usuarios average, se sorprende de la falta de cultura de los DJs citadinos, que es probable estén restringidos por darle gusto al respetable que posa su ron con cola, su absolut tonic o su cosmopolitan al ritmo de thalías, rihannas, nigga´s y ese etcétera que vh1 y mtv nos han hecho conocer de sobra. Humildemente uno -con su cerveza tibia en la mano, faltaba más- hace la de antropólogo pseudo-sexual aka Carrie Bradshaw pero menos ñoño y sin esa compulsiva afición por los juanetes revestidos de zapatos de marca… sólo a una mujer se le puede ocurrir abatir la depresión torturándose con unos tacones imposibles no sólo de andar sino de combinar (a no ser que sea con su nariz).

¿Qué me espera en esta ciudad mítica de grandes pistas de hielo, distribuidores viales de avanzada, derecho al aborto y a uniones de hecho, seguro de desempleo, un centro histérico maravilloso, un clima envidiable, una violencia alimentado prensas, una tensión política apenas perceptible, una libido tan desbordada como sus vialidades, tan extrema como asfixiante, tan tan que la campana de Hidalgo queda como adorno de arbolito navideño?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

esele mi entrañable meño!!... usted nomás no niegue la cruz de su parroquia, porq lo puedo mandar golpiar...jiji Pero de seguro haz de tener unos webotes de medio kilo c/u, eso de irse a la aventura defeña es una locura...
ya te vi en la nómina de La Tempestad! uuii! auch! sigale tupiendo duro a la escribidera.
atte:
Tu fan

Manuel dijo...

No'mbre, si aunque quisiera uno no puede negar su cruz. asi que eso no es una opción.

Anónimo dijo...

Darlin':
Aquí la cruz es un gizmo que lo mismo engalana en Reforma que protege en Tepito. Usted, duro: es proverbial la soltura sonorense, rayana en otras cosas...
Me encanta que la ciudad te encante.
¿Un vermú? ¡diga!