viernes, abril 18, 2008

Brecha

...con la edad el tiempo ayuda a percibir
si has nacido tarde, en tierra de nadie,

sin poder elegir.
(N. Canut/O. Gara)


Es curioso cómo el cinismo te paraliza.
Escucho las historias de mis roomates y me siento obligado a construirme una a la altura, pero mi absurdo compromiso con la realidad me lo impide y sólo sonrío. Me alegro por ellos sinceramente y aún así, no logro que la sonrisa me salga derecha. Algo me impide leer en voz alta un mensaje que mataría a un diabético pero que a I le ilumina el rostro y lo hace tirarse en el sillón convertido de pronto en Ally McBeal.

JL
regresa de un fin de semana de romance intenso y una ilusión de quinceañera, tan emocionado con su noviazgo como con la salida del último disco de Madonna (tiene tantas versiones de 4 minutes to save the world como marcas de chupetes en el cuello y el resto del cuerpo -que atestiguan el afortunado first flush por el que atraviesa).

Me queda más que claro que nos separa mucho más que una generación: somos como de diferente especie, porque yo no recuerdo haber sido tan naïf llegando a los treinta... tal vez nací sin ese chip, quizá lo mío sea una tara y sea incapaz de ilusionarme y eso explique que sea más proclive a las canciones de Fangoria que a cualquier baladita de moda.

¿Qué se puede esperar de alguien que se despidió de sus veintes dejando al novio dormido en el troley para irse a un sauna repleto de zombies desnudos habrientos de carne fresca?

2 comentarios:

John Pluecker dijo...

Pues, mucho.

Ōkami dijo...

:O

pues eres todo un moderno!! sobreviviras a este nuevo mundo!