Recibo la semana con un ojo morado y un dolor en la espinilla.
Ojalá hubiera sido de un pleito, pero no da para tanto la vida citadina: aquí o te asaltan en un taxi o te descuartizan en un callejón y no estoy yo para andar con esos trámites...
Perezoso y despistado que es uno, pues.
En lo que sí soy consistente es en lo hocicón: sólo es necesario un juego de cartas donde te pegas una en la frente y das chance a la numerología para que te toque ser el verdugo o la víctima. Yo, que de lo segundo tengo poco, me regodeo en las respuestas horteras, de fluídos corporales y situaciones cuasi escatológicas que en lugar de ponerte por debajo de la escala social resulta que te dan hasta prestigio. Son chingaderas, ahora hay que choquear a la gente con que se va a casar uno, y a procrearse y a votar por el PAN o alguna de esas atrocidades comunes, delitos de mayorías.
No es que quiera ser rompedor a huevo, pues no hay nada más snob que eso. Pero creo que cuando en el círculo de juego hay una stripper y su novia, una estudiante de maestría lesbiana producto de Enlace (sic), un modelo-actor que se cree la hermana perdida de Britney, un fotógrafo de modas y un obsesionado con las telenovelas de televisa, no se puede competir limpiamente. Lo más rompedor en esos momentos hubiera sido decirles que rebasé el promedio de lecura nacional a la semana de comenzado el año, o que el IQ no es una marca de helados, o que una metáfora no es una planta ni una enfermedad... Propongo jugar Maratón, pero para mi sorpresa me dicen que no tiene chiste, porque ya todos se lo saben. Mi sorpresa recibe un baldazo de agua fría cuando me informan que su Maratón es de Las Estrellas (celebridades sería la traducción más acertada).
El hit de la noche fue Caras y Gestos, evidenciando a cada papelito el profundo desfase entre el resto del equipo y el que ésto escribe. No sé que hubiera hecho yo si me hubiera tocado personificar María Mercedes.
... El temblor me tomó en una sala de cine y déjenme decirles que lo más impactante es ver el terror dibujado en la cara de una multitud. El mareo por la oscilación geológica lo consigue uno perfectamente con la dosis adecuada de alcohol, pero ¿cómo te salvas de la histeria colectiva?
1 comentario:
Cuidado con los temblores, de tierra, Manuel...Nunca quedó clara la causa del ojo morado. ¿O es una metáfora? je. Saludos y lo de la ida al DF en este puente valió v... (por mi parte), porque con la puta huelga nos lo quitaron. Sniff
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