El video que tanto ha escandalizado al país, gracias al patrocinio de López Dóriga (dueño absoluto de la verdad y la superioridad moral a eso de las 10 de la noche) donde un policía es obligado a arrastrarse encima de su propio vómito es un ejemplo que todos deberíamos seguir, independientemente del tipo de entrenamiento de vida que estemos llevando.
Ese vómito es producto de una decisión tomada con un mal cálculo, tal vez una señal de que el señor no estaba listo para pasar de extorsionar ciudadanos a torturarlos o simplemente una advertencia de que no hay que desayunar tacos de suadero antes de un entrenamiento pseudo-israelí.
Que alguien piense que un proyecto como el del gobierno de Guanajuato es creado para combatir la delincuencia y no para mantenerla lejos de quienes la promueven es harina de otro costal. Al final de esa administración podrán al menos sentirse orgullosos de tener delincuentes mejor entrenados.
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