miércoles, mayo 03, 2006

¿Ética o Estética?

¿Por cual de esos dos candidatos votaría usted?, ¿verbo mata a carita? Si esto es cierto, ¿de qué sirven las plataformas políticas e incluso las ideas, las intenciones o los sentimientos? Si eso funciona así entonces ¿cómo vota la población invidente?, esa que no puede irse con a finta y dejarse arrastrar por esa seducción cercana a la erótica. Si aplicamos otro dicho popular de que ojos que no ven, corazón que no siente, no sólo estaríamos siendo injustos, sino imprecisos.

Ahora que estamos en época electoral y que las ideas brillan por su ausencia, uno pensaría que la guerra sería visual y el único ganador en esta contienda será el mal gusto. Los panistas instalados en el limbo de la perversa-estupidez bienintencionada, sosteniendo apenas su nombre con sus dos manos listas para dejarlo caer en cuanto les tiren con el hueso. Los priístas tratando de ocultar su historia negra con un candidato indefendible, creyéndose muy listos al señalar la estupidez del Foxismo como si hicieran falta dos dedos de frente para notarlo durante seis años seguidos de pena ajena. Y los perredistas jugando a la no se qué estoy haciendo, pero nada puede ser un error si estamos con López Obrador. Pregúntenle a esa candidata local que parece catálogo de cirugías plásticas, cubierto por una guía Pantone de maquillaje mal aplicado y uñas acrílicas a tono. Ahora que la política imita al travestismo pareciera mal momento para las actitudes conciliadoras y propositivas de Patricia Mercado, la única candidata que aún desde el bajo perfil sabe al menos el significado de una palabra cada vez más en desuso: la dignidad.

Nunca como ahora las campañas se habían convertido en un pleito de vecindad, de esas donde solo hay tres lavaderos y muchas doñas esperando turno. Pero no sólo eso, ahora las campañas son con sombrero mágico y todo: se juega al Mago Frank y a David Copperfield, se juega a aparecer reservas de agua y catafixiar litros cúbicos por votos o se juega al juego de la ausencia, del ahorita estoy y luego no, ahora soy Houdini tratando de deshacerme de una encuesta que no me favorece, ahora soy el patiño de Televisa, ahora de TV Azteca, ahora soy el padre modelo, ahora el de las manos limpias pidiendo tiempo al aire a cambio de una ley indigna.

Y mientras el circo se satura de payasos, los verdaderos dueños de este país hacen su agosto en el Congreso, limpiándose con la Constitución Mexicana y garantizándose la impunidad futura. ¿Y los ciudadanos? Muy lindos ellos y muy solidarios haciendo marchas para apoyar a sus parientes inmigrantes, presionando a un gobierno que no es el suyo, que no hay nada mejor para la sordera del propio como el mutismo ciudadano: el matrimonio perfecto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

trasvestismo político, buena frase.