Me acabo de enterar que soy fan de las películas depresivas, los libros depresivos, las amistades depresivas y todo producto cultural o humano relacionado con la depresión. Supongo que ese retorcimiento de personalidad equivale a que le salga otra rama al pino o una raya más al tigre, pero el asunto es que según los pronósticos yo debería estar en medicación o algo.
Tal vez lo mío sea una especie de autismo, algo en mi cerebro bloqueando el dolor o insensibilizándome a ciertos temas que para muchos resultan inquietantes y que yo encuentro entretenidos o interesantes, por decirlo de alguna manera.
No lloré con la muerte de la mamá de Bambi (¿será porque nunca he visto la película?), una de mis películas favoritas se llama irónicamente “Happy Together” y es un lamento hecho imágenes (con Caetano Veloso y Astor Piazzola tocando de fondo para más inri), mis autores favoritos tienen una especie de rabia o desdén con la vida que a mi me resulta particularmente appealing (léase Genet, Vallejo, Kertez, Gaitskill, Eugenides, Rulfo, Baldwin, Collard, Cooper, Leroy, Burroughs, Yoshimoto, Dostoyevski y un largo sorry, no etcétera) no sé si por asociación o identificación, pero tampoco me tomo mucho la molestia de averiguar. Soy respetuoso de los misterios, creo que escarbar demasiado en honduras como esas implicaría abrir una caja de Pandora o de plano descubrir que soy un insensible psicópata latente.
Se que esto puede sonar a pretensión (as if…), de hecho mientras más escribo sobre esto más hueva me doy, pero el hecho de que me lo señalaran hizo algo más que levantar mi ceja... lo que sigue es seguir forjando el mito, supongo.
2 comentarios:
m m m no se, pero después del miércoles esperaba encontrar un post, alegre, positivo y sexoso...
Osea, encima de que lo atestiguas, todavía quiere leerlo? Tu de verdad que no tienes llene.
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