miércoles, marzo 05, 2008

transitorios

Hoy, leyendo un capítulo de un libro donde un niño sueña que encuentra un corazón latiendo en una caja, al cavar bajo un árbol del jardín recuerdo esas veces en que fingía quedarme dormido en la mesa del comedor, esperando que estuvieran las tortillas de harina para la cena, recuerdo que me despertaban para cenar y luego me llevaban cargando a la cama.
Esto fue justo previo a esas noches prepúberes en que las historias de guerras que veíamos en la primaria convirtieron mis sueños en pesadillas de masacres y niños hambrientos de lugares que todavía ni siquiera mencionaban en el libro de texto. Esas noches no había necesidad de cavar en ninguna parte, pues los corazones, secos y ennegrecidos tapizaban lo que antes fue un huerto, un campo de cultivo o una escuela.
Después, no hubo necesidad de fingir sueño o esperar a que la realidad se acomodara a mis deseos. Aprendí, al tiempo que raíces cuadradas y divisiones, que este mundo es de restas, que mientras más creces y encuentras los nombres asignables a esos sentimientos que te angustiaban en la niñez, más certeza tienes de la transitoriedad de la vida.
Eso no me lo enseñaron en la escuela... ahí sólo me enseñaron a poner acentos.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Y si por el camino de los acentos y las raíces están los matices, ha de reconocerse la luminosidad vertiginosa de las definiciones que son, al fin y al cabo, tan efímeras como nosotros mismos.

Anónimo dijo...

ufhh, pensaba en algún comentario sobre las restas,pero al encontrarme éste anónimo,me he quedado en blanco. A veces el silencio significa corroborar lo dicho.
Un abrazo que sume y sume.

Anónimo dijo...

Otro anónimo:
A veces, la expectativa del silencio es todavía más efímera. Porque el silencio no corrobora nada.
Un abrazo.
(Éste anónimo)

Anónimo dijo...

Otro de Anónimo:
No has oido hablar del dicho que el que calla otorga?...Y claro, a veces callar no implica otorgar ya lo sé...Quizás el punto sea precisamente que las expectativas que podemos tener o crear, son siempre efímeras, al menos hasta que nos demuestren lo contrario.
Abrazo,y no efímero.
O lo que tardes en leer
a b r a z o.

Juan dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Sí, he oido el dicho. Siempre me sonó más a lugar de juicios que a verdad absoluta. Lapidaria, la expectativa, cualquiera, es implacable ¿no crees?
El abrazo, el segundo que mandas y lo que tardo en leer y que tiene espacios entre letras... ¿significa que se da, también, con espacios entre los cuerpos?
Otro abrazo, en todo el cariz de lo efímero que la simpatía puede prodigar.

Manuel dijo...

get a room!