martes, septiembre 09, 2008
Petit
Tres noches soñando infiernos y criaturas deformes, atrapado en la serie B de la fiebre que no es calentura sino su némesis, con dolor de espalda y riñones por tenerlos oprimidos contra el colchón, arropado por la soledad y el silencio del departamento, adormecido por el ruido de la televisión que bien podría utilizarse como tormento chino al ver sobreactuar a Daniela Romo que no encuentra su norte sin la melena urzuelosa que la hizo famosa o a Allly McBeall haciendo su dramita por que estuvo a unas cuadras de las torres gemelas el día que las derrumbaron mientras Sally Field le escupe su discurso demócrata de madre castrante y cornuda pero rete comprensiva, tan a huevo como Phoebe, mi personaje favorito de la serie que está tan mal visto ver (uno tiene que amar Seinfield por no sé qué posada razón) y que odia tener a una hermana igualita a ella pero más guapa y despiadada. En mi delirio veo La Petit Mort, de Francois Ozon, un corto que condensa las obsesiones pater-filiales del director francés sobre un fotógrafo cuyo eje temático son los rostros de hombres en el momento del orgasmo, como buscando entender aquella primera foto suya que le envían a su padre, quien se resiste a reconocerse como el progenitor de semejante engendro... ¿Y lo culpan?
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