Me gusta lo invisible que puedes ser en esta ciudad, lo fantasmal que cubre a la muchedumbre. La risa tatuada en la cara de un cuarentón cara de libidinoso, la cara de mujeres con mucho que callar y chamacos que cargar como tiburoncitos bebés, el que nunca desaprovecha la oportunidad para apostarle al ligue callejero por más que uno finja indiferencia, la muchacha que se siente acosada aunque es sólo perseguida por su mal gusto y su perfume corriente, las cabecitas cubiertas de gel que veo bajando la escalera, los vendedores saltando de vagón en vagón diseminando su música como si fuera el virus del papiloma, las parejitas de todas las combinaciones para quienes el metro es un hotel de paso veloz, las eternas escaleras y el alivio indescriptible cuando sales a respirar el aire contaminado y el sol te golpea la cara como recordándote que sigues en este planeta.
Tomo café mientras veo todo este espectáculo diseñado sólo para mis ojos, para encontrarle siempre un hilo suelto a la trama y tomar distancia de lo que llamo en silencio gentuza, muñecos de hilos transparentes esperando complacerme con un twist improvisado, coludidos para que no me aburra, pues siempre será mejor el hartazgo que el aburrimiento.
5 comentarios:
saludos manuel :)
Saludos, Chilaca!
Usted arrepliéguese a Santa Lispector en el trayecto. No hay más.
Feeling emo?
Saludos desde el norte
Santa Lispector es pa cuando sienta ganas de arrojarme a las vías del metro y no quiera que nada me haga cambiar de opinión.
Saludos rustyman! (emo ni del juanete).
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