miércoles, julio 05, 2006

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Dejé claro que la tarde era corta, el deseo largo y es mejor ahorrar preámbulos. Para esas cosas suelo evitar la retórica (para verbalizar hay otras oportunidades) y por suerte fui totalmente correspondido en esa vertiente pagana del mutismo donde pierde protagonismo el lenguaje hablado y el cuerpo se vuelve una tarabilla.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Para que hablar habiendo tanto demadre verbal, haces bien en callar manuel, pero que no sea por mucho tiempo eh.....