martes, septiembre 04, 2007

The Universe

What does it matter how many lovers you have
if none of them gives you the universe?

Jacques Lacan
Uno sabe que se metió inútilmente en una empresa erótica, cuando en medio de los trámites -cuando aún no cae la última prenda- ya está pensando en lo que escribirá sobre el asunto.
La decepción es un viaje de ida. Y ni siquiera estamos hablando de una decepción sencilla, de esa que es capaz de borrarse de la memoria con algún otro encuentro. Se trata de una decepción ontológica (por más mamona que se lea la palabra).

Es que luego pasa con la promiscuidad lo que con toda empresa de mala reputación, de tanto defenderla y querer reivindicarla termina por aburrir y perder el sentido que nunca debió tener, porque luego las cosas que no debían tener sentido terminan tendiéndolo en dirección opuesta a la que debían (sí, ni yo me entiendo).

De pronto, el visitante se apodera de tres cuartos de tu cama y estás al borde. Buscas la manera de respirar y los brazos te persiguen como tentáculos, quieres que se vaya y no quieres ser tan bitch de pedírselo, así que pones la película más ruidosa y lo único que logras es despertar un deseo que no pidió nacer. Quieres que desaparezca, quisieras no haber tomado esa mala decisión e intentas ser consecuente hasta que te queda claro que no puedes más: el papel de puta te ha cansado y ¿next?:

-¿El cristianismo y escribir un libro como Anel?
-¿Hacerte semi-grupera y portavoz del papiloma humano como Yuri?
-¿Esperar a que te rescate un grupucho regiomontano como a Lin May?
-¿Renegar de todo y hacerte gnóstica jodorovskiana?
-¿Buscar desesperadamente pareja?... porque el que busca, encuentra.

Para los que dicen que la promiscuidad es la negación de la búsqueda, podrán tener la razón, pero yo sólo digo una cosa: cuando las cosas dejan de ser divertidas hay que renunciar. Aunque sea para regresar con mayor brío en la siguiente temporada.

Bien lo decía Hugo Argüelles: las pirañas aman en cuaresma.

1 comentario:

Karol Arcique dijo...

definitivamente ser promiscuo es todo un arte...del que uno termina por prescindir...a veces