miércoles, febrero 13, 2008

El Barbero

Ver una película como Sweeny Todd y soportar que -de la nada- se pongan a cantar los actores, sólo puede superarse con un mood especial. Y yo lo disfruté como enano en circo de tres pistas, pero sólo después de acostumbrarme al falsete irritante de la Bonham Carter, que está fabulosa como panadera antropófaga. Incluso por encima de Johnny Depp, que se repite deliciosamente y estrena buena voz; su personaje es como un joven manos de tijera amargado por el tiempo, mimetizándose con Cruela DeVil.
Amé esa pareja y -más que otra cosa- la escena onírica de ella imaginándose como una familia perfecta con su Oliver Twist alcohólico completando el cuadro. Sacha Baron Cohen me empieza a parecer atorado en su necedad por fingir acentos, pero me cae bien incluso cuando no hace de misógino.
Esta es uno de los pocos musicales que me gustaría ver en teatro. El primero que se me antojó fue Chicago, pero después de decepcionarme con la ópera de Un tranvía llamado deseo, los escenarios tienen que esforzarse un poquito para ganarme como público. ¡Esfuerzensen!

3 comentarios:

Ōkami dijo...

ains! me gustan poco los musicales! Pero vale la pena ver esta propuesta!


:D

RBD dijo...

Hey! It's been a while... Me entraron hartas ganas de ver la peli después de los comentarios. Saludos,

Rafa

Manuel dijo...

Pues ve a verla, Rafa. No te va a decepcionar. Eso sí, no tiene nada que ver con "The Lion King" ;). Keep in touch!