miércoles, febrero 20, 2008

Okupa

Así como parece haber llegado a su fin la castradura de Castro, Kosovo se declaró país independiente, la Clinton ve cada vez más negro su futuro y la ciudad se estrena -mal, para no variar- en el terrorismo, se acabó también mi tiempo como okupa. Anoche, finalmente y después de una intensa semana, dormí en el que será mi cuarto por tiempo indefinido. Lo que es lejos de decir para siempre, que para siempre no existe nada realmente (y si sí, qué aburrido debe ser).
El lugar que anoche veló mi sueño y escuchó mis épicos ronquidos es de un color amarillo don’t wear it, con duela un poco maltratada, un miniclóset insuficiente para toda mi colección de ropa de diseñador (Hermenegildo Gap, Chiquita-Banana Republic, Lacoste-ña, Zarra, etc) y un espejo redondo que parece tener más fines esotéricos que prácticos.
Tengo dos ventanas que dan al patio y mi puerta tiene una agujero justo arriba de la perilla (peeping tom’s all invited). De esa puerta para afuera hay otro cuarto, que ocupa otro sonorense y que fue el ganón al escoger primero (no me explico aún su fascinación por un clóset de madera de pared a pared y del suelo al techo, tan feo como un aparador de Suburbia, pero pues cada quien sus Tom Cruise’s issues).
En el pasillo que da a la sala está el baño, tiene tina y un espejo con focos tipo camerino de travesti y azulejos bonitos que desentonan con el tono de la pared. Antes de la puerta que da la sala está el mini cuarto del fotógrafo, que ahora me queda claro porqué decidió quedarse con ese, pues lo que es la sala y comedor son ahora su estudio-recámara-oficina. Tan desprendido él.
Para el final dejamos la cocina, que por ahí de los años sesenta debió haber sido modernísima antes de disfrazarse de vintage: sus puertas metálicas abren para lados inimaginables y en lugar de refrigerador, tenemos lavadora y secadora. Supongo que si queremos un trago más nos vale comprarnos hielo molido y prepararnos margaritas, porque no habrá manera de convencer a esos aparatejos de que nos mantengan frías las cervezas. Y miren que yo puedo ser muy persuasivo cuando me lo propongo, pero mi appeal no funciona mucho con los electrodomésticos.
Las ventanas que dan a la calle son filtradas por las ramas de un arbol viejo, pero se alcanza a ver el bulevarcito de la Nuevo León y al fondo, en lo oscurito de una calle se puede ver negociar de calle a coche a esos personajes de tacones y senos enormes, escondidos en pilas de maquillaje y gritándote cosas cuando pasas frente a ellos. Son como pajaritos del amor sobre-producidos, vistosos, ruidosos y cagones, cuya misión en la vida es hacerle la vida agradable a los demás y sus carteras.
Después de vivir a 5 minutos de la zona rosa, a dos horas de mi trabajo (en una Ciudad Satélite tan parecida a Hermosillo que asusta) y frente a Ciudad Universitaria sin pagar renta, compartir departamento cerca del World Trade Center me ofrece un futuro incierto, pero asumo que divertido. Con suerte y no tienen que correr ríos de sangre ni volar cabellos para que la convivencia sea llevadera, porque yo puedo ser hasta fascinante de vez en cuando, pero de diario a veces ni yo me soporto.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

¡¡Qué rico!!

Casa nueva y miniclóset que exige sólo lo mejor... ¡Igualito que tú!

Mucha suerte en tu new house y con tus rommies :D

Med

Anónimo dijo...

roomies, zoddy

Ōkami dijo...

pues ánimo!!


PD:ay, los sonorenses tan chispas!!

El diablo probablemente dijo...

Osea que ya te podemos visitar?? Saludame mucho a tus compañeros de casa. Au revoir!!

Anónimo dijo...

Tu siempre eres fascinante Pecoso! jeje

Julia.

RBD dijo...

Hey,

Congrats por tu nuevo hogar... que estaba tardando en revelarse. Si adiviné bien la localización queda dos tres cerca de mi casa. Te mando un saludo y repórtate,

Rafa

Anónimo dijo...

Hola manuel k ondas, acá reportándome desde Hermosillo, interesante tu relato de tu nuevo hogar, espero que estés agusto allí, repórtate de vez en cuando no? saludos :D