I learned to paint them, too. The cell was full of them. The tables, shelves, and floor were covered with these tiny warriors, who were as hard and cold as corpses, whose number and inhuman smallness created for them a peculiar kind of soul. At night, I would kick them aside, lay out my straw mattress, and fall asleep in their midst. Like the inhabitants of Lilliput, they tied me down, and to get loose I offered Divine to the Archangel Gabriel.
During the day, the Negro and I would work in silence. However, I was sure that one day he would tell me his story. I don't like stories of that kind. Despite myself, I can't keep from thinking how often the narrator must have told it, and I feel as if it reaches me like a dress that has been handed down until...And besides, I have my own stories. Those which spring from my eyes. Prisons have their silent stories, and so do the guards, and even the lead soldiers, which are hollow. Hollow! The foot of one of the lead soldiers broke, and the stump revealed a hole. This certainty of their inner emptiness delighted and distressed me.
Our Lady of the Flowers (Jean Genet)
3 comentarios:
...y Vinent. Protomarica-anarco-decadente. Chúpate esa, Teresa (Viejo).
No entender ni madres.
Saludo igual.
Mi traducción libre:
También aprendí a pintarlos. La celda estaba repleta de ellos. La mesas, los estantes y el piso estaban cubiertas de esos guerreros minúsculos, tan duros y fríos como cadáveres, cuyo número y pequeñez inhumana les confería una insólito tipo de alma. De noche, las apartaba con mi pié, quitaba mi colchoneta y me dormía en medio de ellos. Como habitantes de Lilliput, me ataban y para liberarme ofrecía a Divine al Arcángel Gabriel. Durante el día, el Negro y yo trabajábamos en silencio. Sin embargo, tenía la certeza que algún día me contaría su historia. Historias que no me gustan y que, a pesar de eso, no puedo dejar de pensar cuántas veces han sido contadas por su narrador, y siento como si terminaran siento un vestido tan manoseado que ... Además, yo tengo mis propias historias. Esas que saltan de mis ojos. Las prisiones tienes sus historias mudas, así como los guardias e incluso los soldados de plomo, que son huecos. ¡Huecos! El pié de uno de ellos se rompió y el muñón desveló un agujero. Esa certeza de vacío interno me fascinó y desconcertó
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