Me harté. Tuve suficiente de este mundo indolente. Hice lo que quise, trascendí, trabajé con los mejores directores del mundo (incluso hice telenovelas, nadie es perfecto), interpreté los personajes más increíbles y me enamoré en el set de quien no era mi marido.
Para muchos fui el arquetipo de la abnegada, al sufrida, la vejada, la abandonada, pero en realidad fui una mujer apasionada, de carne y hueso. Intensa.
Arturo fue el amor de mi vida, el hombre más importante a quien admiré y sigo amando en este último aliento.
Recuérdenme como la epiléptica calenturienta de "Nazarín", como la prostituta redimida que hacía la vida amable a una anciana adorable o como la fichera atada a la violencia de un hombre en "Salón México" o como la madre abnegada que daría hasta la vida por sus hijos o como la mujer sin alma que llegué a ser alguna vez.
Recuérdenme como quieran, que yo sólo recuerdo un reflector y una cámara, un escenario hueco que llené con mi voz y mi presencia y con una vida prestada, una metáfora de nada, un desdibujado sueño.
Cuando los recuerdos se desvanecen no queda otra más que ir detrás de su estela, colgarse de esa nube y mandar al carajo el cuerpo inútil, marchito y frágil que no hace sino obedecer a la vulgaridad del tiempo, sin voluntad propia.
Me quito la cáscara, levanto el vuelo, ahí les dejo un trapo viejo para que lloren su reflejo...
¿Sobreactuada yo?...chiquita que me quedaba la vida, tan medida, tan mediocre, tan mexicana ella.
4 comentarios:
Aah... y quien no la recuerda como la directora closeteramente lèsbica y autoritaria de un internado de señoritas acosadas por el espìritu vengativo de una suicida en Hasta el viento tiene miedo
J.Abril
Pues, qué pena, ¿no? tan versatil la Nalgarita López (no confundir con la de Portillo) y todo mundo la recordará por su papeles más indignos...
También es una pena que la mejor sobreactriz mexicana, sea argentina (Tucumana, para ser más precisos).
Bueno, Manuel, para divas todavía nos queda la Méndez, ¿no te consuela? y bien guanajuatense, pa que veas. Descanse de sus lágrimas Marga López. Así sea.
Eso sí, pero la Méndez es, sin darse cuenta, la mejor comediante mexicana. Divas del cine nos queda sólo la Pinal, que cada vez se parece más a Fidel Velásquez: se va a morir cuando le de su gana.
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