lunes, agosto 29, 2005

Fan

No uso loción.
Me gustaría conocer a Jean-Baptiste Grenouille, experto en fragancias exóticas (sus métodos son lo de menos, estamos hablando de arte). Al encontrarnos le diría: me llamo Tom Ripley y me interesa conseguir una fragancia como la suya: única e irresistible. Artificial.
¿Cuántas vírgenes hay que matar? A mi el asesinato se me dio de forma circunstancial. No es que disfrute matando, sólo que cuando al jardín de mis sueños le sobran ramas hay que cortarlas. Yo sé que nuestros orígenes no son los mismos, pero compartimos la indiferencia del mundo hacia nosotros.
Yo tuve que aprender que pasar desapercibido tiene sus ventajas y me dolía cuando tenía que hacer uso de mis recursos estudiados para agradar a los demás, cuando lo que en realidad quería era demostrarles que el desprecio se paga con la misma moneda, sólo que a mejor tipo de cambio... Cuando pude sacar provecho de mi situación todo mundo me veía diferente, me hablaba de usted, me trataba con respeto. ¿Es que es necesario matar para que lo tomen en serio a uno?
Usted, Mr. Grenouille, ha matado a mucha más gente que yo y ha logrado crear la fragancia con la que todos se rinden a sus pies. Sin embargo, yo envidio su piel que no despide olor. ¿Sabe porqué? Porque el miedo huele, y yo generalmente tengo mucho miedo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es verdad. El M. Grenouille (literalmente "rana") puede despedir el más exótico de los olores, seducir a las más hermosa de las vírgenes y asesinarla mientras sueña contigo.

Pero tú no necesitas de olor...

Eres pura puta imaginería.

"Hurray" for that!