viernes, agosto 05, 2005

Terror frentre al espejo

Hoy me levanté con la horrorosa noticia que mi cutis no se ha enterado que tengo la edad de Cristo cuando murió. Digo, si yo fuera Cristo en lo último en que me preocuparía –y ahí mi ventaja sobre él- sería en el estado de mi piel. Pero cuando uno no es él y no va a ser crucificado para resucitar al tercer día, la presencia de acné en el rostro siempre es una mala noticia.
Supongo que si remordimientos no tiene uno, tampoco debemos tener granos.
Ya se me hacía todo muy miel sobre hojuelas, sentir que la ciudad lo extraña a uno más que uno a ella, que el tiempo es insuficiente para convivir con aquello que dejaste en el pasado y tiene episodios especiales esporádicos en el presente, terminar de conocer los hoteles que en su tiempo te pasaron de largo, sentir que eres dueño de tu tiempo y darte el lujo de dormir hasta mediodía… tenía que haber un grano, o dos o tres, en el arroz.
Eso le pasa a uno por usar Lancome…

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