
Supongo que si remordimientos no tiene uno, tampoco debemos tener granos.
Ya se me hacía todo muy miel sobre hojuelas, sentir que la ciudad lo extraña a uno más que uno a ella, que el tiempo es insuficiente para convivir con aquello que dejaste en el pasado y tiene episodios especiales esporádicos en el presente, terminar de conocer los hoteles que en su tiempo te pasaron de largo, sentir que eres dueño de tu tiempo y darte el lujo de dormir hasta mediodía… tenía que haber un grano, o dos o tres, en el arroz.
Eso le pasa a uno por usar Lancome…
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