viernes, septiembre 30, 2005

Por la boca muere ¿quién?

"Si queremos reducir la criminalidad (...) que todas las mujeres negras aborten en este país y entonces la tasa de criminalidad disminuiría", de ese tamaño son las declaraciones de los republicanos de la era Reagan (en este caso el Bill Bennett, ex-zar anti-drogas del gobierno gringo), que no difieren en mucho con las de varios de los conductores de noticias en Estados Unidos a propósito de la devastación en Louisiana causada por el Huracán Katrina.

No hace mucho, en un programa que se llama “The Soup” (que recomiendo ampliamente sin culpa alguna) ventanearon a un conductor blanco conmovido hasta las lágrimas y pecando de redundante no tanto en su discurso como en su racismo:
“Esta es la triste situación en New Orlenas, donde la gente ya de por sí es tan pobre y tan negra” (sic). Supongo que su problema es ser taaan blanco.
En dicho programa también hicieron una parodia del final de la telenovela mexicana “La Madrastra”, con el carón infesto de una Victoria Ruffo reteniendo, en plan solidario, todos los líquidos que le sobran a Lousiana.
Me pregunto yo: ¿no se pudo esperar al Teletón?

jueves, septiembre 29, 2005

Amoroso

Anoche encontré un alacrán acechando mi cama, uno de esos escapados del poema de Sabines que me dejó el oído cuadrado al escucharlo de los labios de Julissa en una película de los años setentas donde presumía una actitud desenfadada y pragmática hacia el Amor Libre. El personaje de Julissa compartía departamento con Alma Muriel, que era una mustia librera que estaba entre asustada y fascinada con la promiscuidad de su nueva amiga y al final intercambian personalidades como toda película de autor de los setenta. Si lo hizo Altman y Bergman, ¿porqué no lo iba a hacer Hermosillo?
El caso es que en cuanto encendí la luz de mi cuarto, no sólo me encontré con el mismo desorden que había dejado y que cualquiera diría que ahí vive un yonqui, sino que además había un alacrán entre las sábanas de mi cama. Son bonitos los alacranes y muy tranquilos y muy civilizados y muy...

Antes de matarlo lo observé un rato, como supongo hacen los asesinos por naturaleza: miré fascinado sus formas como creadas por separado y luego armadas con precisión, su cola levantada y su gracia al moverse cuando me acercaba demasiado.
Recordé esa línea del poema que dice que los amorosos encuentran alacranes entre sus sábanas y sus camas flotan como en un lago.
Mi cama no flota, ni tengo problemas para dormir, ni me despierta en las noches el espanto (a menos que las ganas de orinar sean señales de eso) ni temo que me coman los gusanos, pero me he encontrado un alacrán entre las sábanas: ¿eso me hace un Amoroso?

miércoles, septiembre 28, 2005

don´t be tempted by...


wanna bite? Posted by Picasa

lunes, septiembre 26, 2005

El regreso de los Muertos Vivientes


¿...para qué quieres esos ojitos... para verme mejor? Posted by Picasa

viernes, septiembre 23, 2005

La ley del más fuerte

Hay veces que invierto demasiada energía en ser como soy y eso me tiene de mal humor (tal vez también se deba a que estoy subiendo de peso y mi trasero apenas cabe en mi underwear). Me gustaría ser como esas chicas Almodóvar que todo les pasa de ladito, sin despeinarse y sin perder el porte... Ups! Tal vez sí lo sea, pero con peor decorado...

Como estoy leyendo a Camille Plaglia no puedo quejarme, porque si uno va por ahí queriendo vivir la vida lo mínimo que puede hacer es ser conciente que eso conlleva riesgos: vivir mata y si uno eligió hay que apechugar, asumir los riesgos de la disidencia y lo que eso implique.

Para Plaglia (coincido parcialmente con ella) hay muy pocas víctimas que no sean propiciatorias, y todo parece indicar que los habitantes de Laramie, Wyoming están sospechosamente de acuerdo con eso en relación al caso de tortura y asesinato de Matthew Shepard, que se documenta en “The Laramie Project”, hecho por Moisés Kauffman para HBO.

Me sorprendió sobre todo lo bien intencionado que es todo mundo y cómo todos defienden la prístina e inmaculada cualidad de su pueblo de madera. Para unos, de pronto Shepard era la neta del planeta, el ciudadano modelo que para su mala suerte se encontró en el lugar equivocado, en el momento equivocado. Para otros, era la tentación viajando en tranvía: un jovencito de 21 años de apenas poco más de metro y medio de estatura, delicado y frágil aparentemente, pero todo un depredador sexual que buscaba la menor oportunidad para seducir vaqueros: el que busca encuentra.

Y todos se rasgan las vestiduras en el fondo por la incomodidad que genera el desprestigio de Laramie, cómo por un caso desafortunado de dos muchachitos afectados por el alcohol y las drogas cometieron un pequeño error, ya son etiquetados como un pueblo homófobo y violento.

El pequeño error de los muchachos fue llevarse en su camioneta a Mattew Shepard, robarle sus pertenencias, golpearlo hasta romperle el cráneo, y dejarlo amarrado a una cerca de madera en las afueras de la ciudad. El gran error del muchacho, fue no poder hacer nada para evitarlo.

Y aquí es donde la puerca tuerce el rabo, porque si todo se reduce a medir fuerzas, a la ley del oeste, entonces esperar acciones civilizadas y tolerantes en realidad va en contra de nuestra naturaleza. Si Plaglia tiene Razón, las víctimas no existen y Shepard cumplió con su ciclo vital en un medio donde sólo sobrevive el más fuerte.

¿Tiene entonces sentido la asistencia social, la protección al menor, las políticas afirmativas sean estas de género o raciales? Según parece, de lo que se trata es capacitarte para ser depredador o asumir el riesgo de vivir en desventaja.

Mr. Sheppard perdonó la vida a los asesinos de su hijo, con la dudosa intención de cerrar el círculo de odio y violencia desatado en las calles y los medios, pero lo único que hizo -para mi- fue servir en bandeja de plata los restos de su hijo al depredador orgulloso de su obra:
I would like nothing better than to see you die, Mr. McKinney. However, this is the time to begin the healing process, to show mercy to someone who refused to show any mercy. Mr. McKinney, I am going to grant you life, as hard as it is to do so, because of Matthew. Everytime you celebrate Christmas, a birthday, the 4th of July, remember that Matt isn't. Everytime that you wake up in your prison cell, remember you had the opportunity and the ability to stop your actions that night. You robbed me of something very precious and I will never forgive you for that. Mr. McKinney, I give you life in the memory of someone who no longer lives. May you have a long life. And may you thank Matthew everyday for it.

¿La piedad es un plato que también se come frío?

miércoles, septiembre 21, 2005

Eco-Fairy Tale

Regalo pa'la Sylvia

Había una vez una niña que tenía una abuelita dulce y amorosa que vivía al otro lado del bosque. Siempre que quería visitarla se vestía con una caperuza roja y nada debajo, con la esperanza de encontrarse con algún lobo feroz que rondara por ahí, uno con mucha energía sexual de preferencia y con un gusto especial por las niñas inocentes como ella.
En su canasta no llevaba panecitos para la abuela, pues era diabética. Lo que había dentro eran unas tijeras para castrar al lobo una vez violada, así no sólo aseguraba su producción de monederos de piel con lo que ganaba lo suficiente para cosméticos, sino también se evitaba la molesta experiencia de repetir lobo.
Un día, Caperucita despertó con la noticia que su abuelita había muerto sola en su cabaña y lloró tanto por la escasez de lobos en el bosque que dejó de teñirse el pelo de rubio, se mudó a casa de la abuela y decidió unirse a Greenpeace.

lunes, septiembre 19, 2005


¿Está en chino? Posted by Picasa

viernes, septiembre 16, 2005

Tequila doble

El mes de la patria, de la independencia, de los corazones henchidos de nacionalismo de postal, de los antojitos mexicanos, las trenzas adornadas con listones, los bigotes viriles, los fuegos artificiales, los disparos al aire, las borracheras y la fiesta interminable porque como México no hay dos.

El país que tiene cinco años padeciendo la alternancia, el presidente y la primera dama más pintorescos que un país pueda aspirar, campañas presidenciales ultra-anticipadas, desafueros, pugnas al interior de los partidos por obtener el mejor pedazo de un pastel añejo, corrupción cada vez menos disimulada, partidos ecologistas que promueven la venta de zonas naturales protegidas, video-escándalos, zombis políticos que cuando uno piensa que llegaron al fin se levantan como si nada, apelándole al ultimo recurso de hacerse la víctima, candidatos, campañas, más campañas y más candidatos.

Ese es México: país sin memoria, con un gusto malsano por repetir sus errores, enamorado de su propia torpeza, en la inercia de la dejadez, la negligencia , el silencio cómplice que recibe la torta para cerrar su bocota. Es un pueblo que no vota y cuando lo hace, vende su voto al mejor postor como quien vende un cachorro, como quien vende una estrella (¿así dice la canción?).

¡Qué bonito es México!, que sin embargo se mueve, que sigue vivo por más negros que sean los pronósticos, que despierta cada puente, cada festejo, cada navidad o cada desgracia.
Hace veinte años un terremoto sacó lo mejor de los mexicanos, la solidaridad, el apoyo desinteresado y la eficacia de la que carecen sus instituciones y gobernantes. De hecho, ahora mismo, el ejército mexicano tan vapuleado, ayuda a construir y reparar los daños que el huracán Katrina hizo en costas estadounidenses, enseñándole a un ejército especialista en destruir lo que es poner una barricada o abrir un cauce, proteger a la población vulnerable.

¿Cuántos terremotos o huracanes necesitamos para aprender a ser ciudadanos, para darnos cuenta que no somos lo peor ni engañarnos al creernos lo mejor? No me siento orgulloso de ser mexicano, porque no me costó, fue un accidente geográfico en el que no tuve nada que ver. Sin embargo, sí soy responsable del mexicano que hice de mi mismo, aunque no se si el resultado sea digno de orgullo.

Anoche no grité el vivaméxico, nunca lo he hecho y nunca me he sentido con esa urgencia, porque decirlo significa avalar muchas cosas con las que no comulgo, que no me gustan y hasta me chocan. Sé que vivo en un país hermoso con una población (aquí me incluyo) que muchas veces no está a su altura. Ni hablar de sus gobernantes y sus instituciones, que son el lastre más grande que tenemos que cargar, a la Sísifo.

Un amigo chileno (Barro) me comentó una vez que nunca hablaba de mi país y me cayó el veinte porqué: cuando no tienes muchas cosas agradables que decir de alguien a quien quieres es mejor quedarse callado y pasar a la siguiente pregunta.

-Pásenme el tequila...No, no quiero un margarita, lo quiero “derecho” (¡gulp!)

lunes, septiembre 12, 2005

Los colores de la vida

El viernes pasado fui al circo y me quedé con la misma sensación que describe PJ Harvey: Is there all there is to the Circus?
Bueno, tal vez mienta un poco para cumplirme el capricho de citarla, porque en realidad la pregunta que tenía presente desde la primera hora fue: ¿hasta cuándo durará esto?
No es que no fuera divertido, lo fue de alguna manera: las mayas revelando pocas sorpresas, los payasos mostrando a su homónimo sonorense (quedó comprobadísimo el pésimo gusto para vestir del ídem y los estragos que deja la dieta local a base de tortilla de harina y carne asada), los trapecios sin red pero con hilos, los animales con una evidente falta de acondicionador Sedal, el maestro de ceremonias oligofrénico y ostentosamente queer, la contorsionista glamorosa, los tijeretazos de las trapecistas, la teibolera del aire, la magia chafa cuyo encanto está en su autocomplacencia y las plumas, las pendejuelas y los canputillos, los numeritos ala corus line, las bailarinas imitando torpemente al show travesti, el espectáculo retro-futurista y un largo y caro etcétera (diet coke, 25 pesos: ¡mejor tráigame una cuba-libre!).
Hubiera estado mejor si me hubiera dejado llevar por la fantasía en lugar de buscar el pasadizo oculto en la tramoya donde iban a parar los después desaparecidos personajes dentro de una caja desarmable, pero esa inocencia cuando se va no regresa (cuando menos no en esta clase de menesteres).

La última vez que fui al circo era niño y no recuerdo tratar de adivinar los genitales de los trapecistas, pero sí me recuerdo fascinado por la agilidad de sus cuerpos (saliendo de ahí nos fuimos a la plaza a ensayar las maromas e hice el primer split de mi vida), la vistosidad de los trajes, la valentía de los domadores y la gracia de las bailarinas. Sin embargo, ese olor a melancolía que me llegó entonces no lo sentí esta vez, como si esa magia decadente de los circos de mi niñez se hubiera evaporado en el aire, dando paso a un calculado glamour Las Vegas wanna be, un espectáculo frío cuyo color era un artificio que resaltaba mejor los colores de la vida, que es un mucho mejor circo.

...de qué hablas Willy?


The best leaders inspire by example. When that’s not an option, brute intimidation works pretty well too.Posted by Picasa

jueves, septiembre 08, 2005

(la cacofonía es lo de hoy)
Pues sí, despierto y el travestismo literario sigue ahí, con toda su pretensión que en el fondo habla más de uno que cualquier autobiografía NO-autorizada. Y NO es que me quiera casar ni que quiera ser bonita ni siquiera que quiera ser mujer. Aunque habrá quien siga pensando que la mejor manera de conseguirse un hombre es siendo mujer... Welcome to reality: esa nunca ha sido una verdad absoluta, es más: nunca ha sido verdad.
Claro que decir hombre implica muchas acepciones y sobre todo, excepciones, pero yo hablo llanamente en sentido genérico, que yo NO quiero alguien que me solucione la vida o me haga sentir seguro, protegido... resumiendo: NO sé lo que quiero, pero sí sé que eso que nombré NO lo es.
Ese ha sido siempre mi problema, que lo único que he tenido claro en mi vida es lo que NO quiero y habrá quién diga que basarse en una negativa NO hace las cosas más fáciles, pero yo diría que al menos discriminando escenarios de vida uno puede igual encontrarse con un desierto, pero uno propio, desnudo, desprovisto de mentiras, artificios y autoengaños.
Yo conozco a muchas personas cuyo principal problema es NO saber decir NO a su debido tiempo y a veces ni a destiempo y ahí sí ni como ayudarlas.
Yo creo que esa es la primera palabra que hay que balbucear de bebés: NO. Nada de mamá y papá o gugu-tata, hay que decir NO.
Ahora, claro, preguntándose qué se consigue con esa filosofía de vida sustentada en dos letras categóricas, NO puedes evitar cimbrarte de un escalofrío. Luego haces cuentas, ajustas números, restas, pones y haces que a huevo el resultado sea mínimo tablas: números negros: unos y ceros y doses o lo que sea, pero ni uno rojo. La pirinola dice pones todo, ganas nada, pero la mareada nadie te la quita.
Esto -como se puede leer- NO es un post de superación personal, ni edificante, ni siquiera simpático: es uno donde de lo que se trata es conjugar el verbo NO, que NO es verbo pero da igual, porque dividido entre sí mismo, aunque NO sea número, queda en cero.

...¡NO mames!

martes, septiembre 06, 2005

Novia que me vea...

Un día como hoy murió Cleopatra y Laydi D.
Yo de Cleopatra no sé mucho, porque ni la película he visto y siempre pensé que los libros de mi casa eran sólo parte de la decoración. Hasta que mi hermana, que se siente superior desde que estudió letras, me sacó de mi error.
-Cálmate, naca –le digo- si hasta Irma Serrano estudió literatura y vela.
Digo, cuando menos ella fue bonita algún día pero tu, hermanita, lo fea no te lo quitas con todas tus postgrados en Phoenix.
Me odia tanto como Camilla a Diana, de quien sí sé un poco más y –hellooooou!- claro que he leído de ella. Una no se va a quemar las pestañas por cualquier cosa y el mejor lugar para informarte es el toilette, con un Vanidades en las manos.
Ok, supongo que no es lo mismo que un libro entero, pero denme crédito, ¿no? Lectura es lectura... y si la complementas con E! Enterteinment Television mucho mejor.
Yo ahora que me case voy a seguir el ejemplo de Diana y ser muy caritativa y muy guapa y muy todo (hasta voy a ver Discovery Channel). Menos pendeja, eso sí que no. Ni me metería con el chofer o con el guardaespaldas que ya de eso tuve bastante en el pasado.

Estoy tan feliz con lo de mi boda que no me cuesta ningún trabajo llevar al pié de la letra mi dieta de lechuga, apio y zanahoria (copiada a Beyoncé Knowles) para caber en el vestido de no via que me llegará del otro lado.
Es que, la verdad, intenté darle una oportunidad al talento local, pero no puedes apoyar algo que no existe. Aquí las costureras tienen un autoestima que ya lo quisieran las concursantes de Nuestra Belleza, al que fui “denunciada" y casi los cacheteo: eso es para nacas oportunistas o aprendices de... Bueno, el caso es que me negué, por supuesto, que yo no quiero ser conductora ni actriz de telenovelas.
Además, en ese tiempo empezaba a salir con mi novio y su familia no hubiera visto con buenos ojos que anduviera yo metida en esos espectáculos tan de mal gusto.

¡Ay, lo quiero tanto a mi gordo! Sobre todo porque no me pregunta de mi pasado y ve a través de mis ojos. Es un lindo.
Acaba de llegar de estudiar en Canadá y me encanta cuando me dice cosas cachondas en francés. Yo no entiendo una palabra pero nomás de ver cómo me empieza a meter mano por todas partes me doy cuenta que ha de ser algo muy sucio, pero elegante.
Yo -obvio- me hago la mustia y lo dejo llegar hasta donde quiero, pero me encanta oírlo jadear hasta que queda empapado en sudor. Luego me hago la enojada y le digo que me lleve a mi casa y él -todo lindo- me pide disculpas y me lleva prometiéndome acompañarme el domingo a misa. ¡Mi amor él!

Cuando nos casemos, le pediré que nos vayamos a vivir al extranjero. No porque tenga miedo que aquí le lleguen los chismes malintencionados sobre mi estilo de vida pasada, para nada. Todos tenemos cola que nos pisen, pero qué necesidad de pasar por esas cosas cuando te puedes dar la gran vida lejos de quienes te desean lo peor.
Obviamente que voy a invitarlas a la boda, para que se retuerzan de la envidia y me odien no sólo por ser la novia más bonita del norte de México, sino la única que entiende el verdadero significado de un vestido blanco: a mi nombre y para mi.

lunes, septiembre 05, 2005

Realidad vs Ficción


"La Llave Maestra" corre el riesgo de pasar inadvertida como un producto de entretenimiento más: una propuesta más de un género recuperando auge, pero por razones extra cinematográficas, adquiere un valor casi testimonial cuando se sirve de la belleza ahora inexistente de un estado azotado en la vida real por la muerte y el caos, demostrando de nuevo que en materia de horror la realidad supera con mucho a cualquier ficción que un buen guionista pueda imaginar. Posted by Picasa

sábado, septiembre 03, 2005

Bareback Mountain


En realidad se llama "Brokeback Mountain", pero tomando en cuenta la época en que se desarrolla la historia, seguro-seguro podría llamarse también de la otra forma, que los condones llegaron -al parecer- para quedarse a finales de los ochentas.
Dice el director (Ang Lee) que Brokeback es ese lugar idílico al que siempre queremos regresar y yo digo que lo otro también es un territorio que siempre está necesitando una re-visitadita.
Ahora que se presentó en la Mostra di Venezia, resulta que todo mundo la aplaudió y elogió su sensibilidad y la manera en que elude los estereotipos, develando un lado de la historia de los vaqueros que el machismo había intentado ocultar.
Cómo se nota que no han vivido en terreno ganadero: si acá el cowboy es el estereotipo gay y machista (al mismo tiempo) por excelencia, un combo muy recurrente y de amplio reconocimiento social.
Para no ir más lejos, ayer saliendo del cine lo primero que veo es un individuo vestido de vaquero, botas de piel, pantalón de mezclilla (jeans) cinto pitiado, camisa a cuadros y rímel en las pestañas. Un primor.
El caso es que luego que los grupos gay bajen de la epifanía de ver una historia de amor entre vaqueros en pantalla grande (sin quitarle el mérito al porno, que se ha nutrido de esa imaginería desde siempre) con dos actores mainstream y de buen ver, los activistas contra el sida van a pegar el grito en el cielo porque caerán en cuente que, en el fondo, esta película podría promover una práctica sexual de alto riesgo (como si hiciera falta) y además, los homosexuales son personificados por dos hombreS heterosexuales!!!...Sí, como se lee, he-te-ro-se-xua-les: esa especie en peligro de extinción, que cada vez se parece más al deseo de pureza racial inalcanzado por Häil Hitler.
Me retuerzo de la risa nomás de recordar el alboroto que hicieron los gringos gay cuando se supo que Tom Hanks haría el papel principal de "Philadelphia", habiendo tanto actor gay desempleado en Hollywood. Con esa lógica podríamos emplear también a tanto serial killer suelto por ahí para ya no ver tanto en pantalla a Anthony Hopkins.

jueves, septiembre 01, 2005

¡Ni como ayudarme!

Mis disculpas por adelantado para Tim Burton, de quien me considero fan, pero es la segunda vez que voy a ver “Charly y la Fábrica de Chocolate” y la segunda vez que me quedo dormido a mitad -más o menos- de la película.
Y no es que no la esté disfrutando sino que por ahí del castigo del primer chamaco como que empiezo a sentir que se me duermen las extremidades por partes...como cuando estás en la etapa de relajación del yoga, que te dicen que relajes primero los piés, luego las piernas, luego la cadera y los glúteos (me encanta esa palabra), luego los brazos y así sucesivamente, hasta que el sueño te invade por completo y quedas en calidad de bulto con coma diabético.
Pues más o menos eso me pasa con Wonka y compañía y creo que ya no se merece una tercera oportunidad. Me esperaré a “La novia Cadáver” para reconciliarme con ese greñudito y testarudamente (entrañablemente también, why not?) gótico director, que ni con tanto guiño queer me mantuvo despierto.
...No, gente. No he leído la novela del tal Dahl, pero si en película me duerme imagino que en letritas no tendrá mucha oportunidad. No me ha llegado la fiebre Harry Potter ni creo que me llegue ahora que estoy taaaan embebido en los clásicos como Barbara Cartland.