Hay veces que invierto demasiada energía en ser como soy y eso me tiene de mal humor (tal vez también se deba a que estoy subiendo de peso y mi trasero apenas cabe en mi underwear). Me gustaría ser como esas chicas Almodóvar que todo les pasa de ladito, sin despeinarse y sin perder el porte... Ups! Tal vez sí lo sea, pero con peor decorado...
Como estoy leyendo a Camille Plaglia no puedo quejarme, porque si uno va por ahí queriendo vivir la vida lo mínimo que puede hacer es ser conciente que eso conlleva riesgos: vivir mata y si uno eligió hay que apechugar, asumir los riesgos de la disidencia y lo que eso implique.
Para Plaglia (coincido parcialmente con ella) hay muy pocas víctimas que no sean propiciatorias, y todo parece indicar que los habitantes de Laramie, Wyoming están sospechosamente de acuerdo con eso en relación al caso de tortura y asesinato de Matthew Shepard, que se documenta en “The Laramie Project”, hecho por Moisés Kauffman para HBO.
Me sorprendió sobre todo lo bien intencionado que es todo mundo y cómo todos defienden la prístina e inmaculada cualidad de su pueblo de madera. Para unos, de pronto Shepard era la neta del planeta, el ciudadano modelo que para su mala suerte se encontró en el lugar equivocado, en el momento equivocado. Para otros, era la tentación viajando en tranvía: un jovencito de 21 años de apenas poco más de metro y medio de estatura, delicado y frágil aparentemente, pero todo un depredador sexual que buscaba la menor oportunidad para seducir vaqueros: el que busca encuentra.
Y todos se rasgan las vestiduras en el fondo por la incomodidad que genera el desprestigio de Laramie, cómo por un caso desafortunado de dos muchachitos afectados por el alcohol y las drogas cometieron un pequeño error, ya son etiquetados como un pueblo homófobo y violento.
El pequeño error de los muchachos fue llevarse en su camioneta a Mattew Shepard, robarle sus pertenencias, golpearlo hasta romperle el cráneo, y dejarlo amarrado a una cerca de madera en las afueras de la ciudad. El gran error del muchacho, fue no poder hacer nada para evitarlo.
Y aquí es donde la puerca tuerce el rabo, porque si todo se reduce a medir fuerzas, a la ley del oeste, entonces esperar acciones civilizadas y tolerantes en realidad va en contra de nuestra naturaleza. Si Plaglia tiene Razón, las víctimas no existen y Shepard cumplió con su ciclo vital en un medio donde sólo sobrevive el más fuerte.
¿Tiene entonces sentido la asistencia social, la protección al menor, las políticas afirmativas sean estas de género o raciales? Según parece, de lo que se trata es capacitarte para ser depredador o asumir el riesgo de vivir en desventaja.
Mr. Sheppard perdonó la vida a los asesinos de su hijo, con la dudosa intención de cerrar el círculo de odio y violencia desatado en las calles y los medios, pero lo único que hizo -para mi- fue servir en bandeja de plata los restos de su hijo al depredador orgulloso de su obra:
I would like nothing better than to see you die, Mr. McKinney. However, this is the time to begin the healing process, to show mercy to someone who refused to show any mercy. Mr. McKinney, I am going to grant you life, as hard as it is to do so, because of Matthew. Everytime you celebrate Christmas, a birthday, the 4th of July, remember that Matt isn't. Everytime that you wake up in your prison cell, remember you had the opportunity and the ability to stop your actions that night. You robbed me of something very precious and I will never forgive you for that. Mr. McKinney, I give you life in the memory of someone who no longer lives. May you have a long life. And may you thank Matthew everyday for it.
¿La piedad es un plato que también se come frío?
4 comentarios:
Kauffman? de los hermanos?..guionistas de "...una mente sin recuerdos" y "ladron de orquideas", "quien quier SER j.malckovich"....???
Creo que ese es Charli Kauffman, Fran..close, very close, but NO. Saary!
Excelente tu post. Aunque me parece que la gran mayoría de las veces, ser víctima no es una decisión afirmativa (ni de manera inconsciente si quiera), sino una decisión por no ser lo contrario: un depredador. Gracias por seguir caminando por un atajo al correctismo político que tanta sacudida necesita.
Eso sì, Camille Paglia es muy divertida, y aunque algunos de sus planteamientos pueden resultar un tanto objetables sigue siendo una muy saludable y corrosiva dosis contra la correcciòn polìtica y contra lo que ella misma llama el fundamentalismo feminista y gay que tan còmodamente se ha instalado en la CLASE MEDIA "blanca" norteamericana, y que parece extenderse a nivel mundial.
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