lunes, enero 29, 2007

Todo lo que...

...se puede saber en un viaje express con 3 mujeres on their early thirties.

*Sí les importa, tanto el tamaño como el desempeño (aunque pueden perdonar muchísimas cosas por algo que ellas llaman amor y que yo nombraría de otra manera).
*Las que más presumen no es que en realidad de eso carezcan sino que tienen una diferente relación con los números que el género opuesto (son expertas en maquillarlos).
*Para ellas cometer el mismo error más de una vez es una prueba de amor (amor = amnesia temporal).
*El maquillaje no sólo es el mejor amigo del travesti, también de la mujer.
*Las alaciadoras no pueden usarse con el cabello húmedo (a pesar de ser joto therefore experto en cosmetología, no lo sabía: shame on me!).
*Por cada encuentro sexual que tenga uno, tiene siete años de karma por pagar (no sé cuantas vidas más me alcanzarán para pagar mi deuda con ese personaje que parece un banco con una altísima tasa de intereses pero, mi amor ellas, que ni siquiera culpa tienen mucha p'administrar).
*...No todo son malas noticias: hay una manera de desafanarse de ese karma: se hace algo que no entendí de nuditos que se cierran y que terminan como maceteros épicos de macramé en unos casos (el mío) o en mantillas para los respaldos de los sillones en otros (los de ellas).
*Lo peor de querer hacer listas no es sólo que sean enormes sino que no recuerdes la mayoría de los nombres (el de la gorrita es como el espíritu santo: está en todas partes).
*Se puede reconciliar uno con sus raíces católicas, aún sabiendo que El Vaticano es el estado más pequeño, rico, sobrevalorado y antidemocrático que existe. Sólo compra una velita y prendesela a la virgen a la altura de los piés: es friolenta la mujer (ahí se explica lo de virgen).
*Las mujeres también roncan.
*Si hubiéramos hecho ese juego como el de The L Word, de graficar por cuantas personas estamos unidos sexualmente, seguro estaríamos más cerca de lo que pensamos (6 degrees of separation my ass...).
*Los amigos gay so(mos)n para las mujeres como un bolso de marca. Yo pregunté indignadísimo: ¿Qué soy para ustedes, un Prada?... Ese grado de objetivación se gana uno por no cogérselas, pero ser un bolso Fendi no es lo mismo que ser un dildo con IQ.

Nota: Lo más interesante siempre es lo que no se dice (ni durante el viaje ni en este texto).

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