domingo, enero 06, 2008

No somos de papel

¿Existe un reloj biológico para los varones o una vez que uno ya probó todo lo que está en el menú tiene que auto convencerse que lo doméstico tiene su encanto, que la libertad y la independencia emocional y económica llegan a ser insuficientes y es necesario colgarse un grillete en forma de corazón al cuello o a los piés?

Los bebés, al igual que las mascotas, huelen bien y están suavecitos siempre y cuando haya alguien que haga el trabajo sucio de cambiar pañales y limpiar heces, pero lo que es verdaderamente aterrador o -para no exagerar- intimidante, es el proyecto de vida que carga uno entre brazos y que algún día tendrá voz propia y será tan inclemente y judgamental como nosostros. ¿Estaremos preparados para el verdadero juicio final, el que no termina, el que se levanta y exige su mesada, el que algún día se avergonzará de ti en público o te llamará en navidad desde un lugar lejano a donde ha huído a buscar esa individualidad a la que se renuncia y se pasa como papa caliente en pos de la conservación de la especie?

¿Porqué las cosas que son esencialmente bellas tienen que surgir de tanta suciedad? Los huesos y la piel humana contienen en su interior un catálogo de horrores que, sin embargo -en esencia- representan el milagro de la vida y el diseño más elaborado y casi perfecto de que haya sido capaz la naturaleza. Pero cómo culparse uno mismo de adorar la piel y las formas, ¿cómo no reivindicar la superficie cuando básicamente su encanto consiste en ocultar lo que realmente somos?

No cabe duda que eso de ir contra la naturaleza tiene sus ventajas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encantaría que te enamoraras y de un chilango, eso sería ir contra tu naturaleza?. Entré buscándote, espero que todo vaya bien.

Aquí nos acordamos de asté.

Manuel dijo...

Gracias, Rafaella. Justo ayer platicaba con otro hermosillense lo mucho que se extrana a la raza de alla, pero yo le digo que esas cosas no se dicen en voz alta.
Un abrazo y saludos.