Angel y El Nene son gangsters en Buenos Aires, les dicen los mellizos aunque no se parezcan realmente. Se conocieron en unos baños públicos y desde entonces son amantes y sólo trabajan juntos. Cualquier trabajo que les soliciten o lo hacen juntos o no lo hacen. Angel es español y oye voces que le complican la vida y la voz de la culpa es la que oye más fuerte. El Nene -argentino- lo cuida y lo padece como se padecen a los amantes, aunque ahora Angel ha tomado la del celibato muy en serio. Dice que la leche es sagrada, que te quedas sin semen y te quedas sin nada (no se hablaba del tantra en los sesentas).
El último atraco no ha salido nada bien y tienen que huir al Uruguay. Angel resultó herido y eso tiene al Nene muy mal, porque el dolor le ha agudizado los delirios y las voces son más fuertes.
Angel sigue evitando el contacto sexual y El Nene va a buscarlo fuera, en las plazas, los baños y los cines. Cada vez que regresa ve en el rostro de Angel el reproche y no puede sostenerle la mirada.
Una puta se atraviesa en su camino, sabe que El Nene ama a Angel pero no le importa. Una marca en el cuello delata la infidelidad del Nene. Angel se pone como loco e intenta suicidarse. No lo logra.
Las voces se están yendo, tal vez puedan llegar a Nueva York,como lo habían planeado. Tienen que aprender inglés, dice Angel: "en inglés deseo se dice I wish".
El Nene, ante la actitud de Angel, decide pedirle a la puta que se vaya con él y ella acepta.
La puta y Angel se conocen, ella le dice todo lo que El Nene le ha contado sobre él y le pregunta si le ha hablado de ella. Ella se da cuenta que no sin que le responda. Le dice al Nene que tiene que decidir, que es más fácil escapar de la policía con una pareja mujer.
La puta va despechada a la policía y los denuncia.
Entre balas, encerrados en el pequeño departamento de la puta, reafirman su amor. Nunca había estado tan cerca Nueva York del Uruguay como esa noche. A dos minutos, balas de por medio.
Angel ya no escucha voces, tampoco El Nene. Lo último que escuchan el uno del otro es el te quiero de los condenados.
Plata Quemada es una pélícula de Marcelo Piñeiro, con Eduardo Noriega y Leonardo Sbaraglia, basada en la novela de Ricardo Piglia sobre un suceso real ocurrido en los sesenta.
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