jueves, enero 27, 2005
A70713
Hoy se cumplen 60 años de la liberación del campo de exerminio judío, Auschwitz.
Por primera vez la ONU organiza un acto oficial de conmemoración por las más de millón y medio de personas que fueron ejecutadas en la febril medida de un fanático chaparro de la raza aria, mejor conocido como Hitler.
Yo no tengo la circuncisión ni tengo ningún problema místico con el cerdo, simple y sencillamente lo evito como trato de evitar cualquier carne roja (cocida, aclaro).
Sin embargo no deja de impactarme ese episodio histórico, gracias también a que los judíos se han popuesto tanto en que no se olvide que derrepente no se ven la viga en el ojo propio. Sharon, hellou?
Ana Frank es casi tan popular como Alicia en el país de las maravillas y la literatura sobre el holocausto abunda y ha sido premiada y difundida de muchas formas.
La televisión y el cine han hecho lo mismo.
El cine particularmente se ha colgado del drama judío indiscriminadamente y casi como una fórmula segura de éxito o respeto. Hasta Roberto Benigni hizo su agosto inaugurando en la comedia negra un tema que parecía imposible de versionar de esa manera.
Me guardo el comenrtario porque algunos habrán llorado con ella, yo me dormí la primera mitad.
Hay dos películas que yo recuerdo de especial manera y por razones que no me interesa escudriñar... do your job, Mr. Freud.
Una se llama Left Luggage y trata sobre la Alemania post-guerra. Una familia judío alemana sobreviviente del holocausto que se inventa toda una elaborada rutina pequeño burguesa para enterrar debajo de ella la horrible memoria de un pasado reciente.
La otra familia es judío ortodoxa, de negro, bucles y todo. Con la consigna de recordarse siempre y recordarle al mundo el horror de los campos de exterminio.
En medio están Simcha (igualito a mi de pequeño, by the way), un niño mudo por convicción y Chaya, una muchacha independiente y romántica con un desdén muy contemporáneo por su origen.
Ambos enfrentan el anti-semitismo latente en Berlín en los sesentas y protagonizan una historia de amor que desafía las reglas de la cursilería.
Otra es Paragraph 175, un documental que trata sobre el otro extermino del que poco se hablaba, el de los homosexuales en los campos de concetración. Los que traían un triángulo rosa invertido en la camisa y que eran forzados a hacer trabajos pesados hasta desfallecer por andar quebrando la mano al saludar al heil hitler, ahora imagínense ser judío y gay, el colmo de la provocación.
Los testimonios son desgarradores y el tratamiento es de lo más interesante y -oh, dios!- hasta divertido. Narrado por la quijada del next best thing por excelencia, Ruppert Everet, este trabajo es un complemento indispensable a ese romanticismo delirante de Bent, con Clive Owen y Mick Jagger, que también recomiendo.
Hay algo que dijo Elie Wiesel y que no sólo se aplica al holocausto, sino a todas los actos inhumanos que han sido perpetrados en nombre de las más insospechadas excusas: la raza, la religión, la orientación sexual, las ideas políticas y un enorme y triste etcétcera.
Wiesel dijo que la indiferencia es el mayor mal, el verdadero cáncer de la humanidad y creo que tiene razón.
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4 comentarios:
Un brindis entonces por los relacionadores públicos judíos, que po 60 años se han encargado de no dejar a nadie indiferente.
Lástima por los armenios, los sudaneses y los indios americanos, que no se han ganado todavía ningún oscar. (el de Marlon Brando no vale).
Y un saludo al principito Harry, por darle actualidad al asunto.
Tooooda la razón, Barro.
Todo se reduce a un buen departamento de Relaciones Públicas.
Por lo visto no hay otra justicia más que la que se hace por mano propia.
De eso saben muy bien tanto los sharones como los ayatolas, o los milosevic y los pinochets...
Lástima que la justicia sea un término taaan elástico.
Buen blog! Como aclaraciôn, Left Luggage no pasa en Alemania, sino en Bélgica y la trama se desarrolla en Amberes. A mî también me gustô, pero tampoco sé porqué.
Tienes toda la razón, RBD. Gracias por la aclaración y la visita.
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