lunes, enero 24, 2005

I used to be...What?

Son las 6 de la tarde y espero que entre por la puerta del café el amor de mi vida.

Sí, quienes dicen que hacen eso de las citas a ciegas por pura ociosidad y adicción a la adrenalina mienten.
Buscan el verdadero amor empaquetado especialmente para uno, el mismo que ha estado olvidado en la paquetería de alguna central camionera apestosa (como si hubiera de otras) y que el polvo se ha adherido de tal manera al paquete que el nombre del destinatario no se lee más.
Sólo cuando toda la paquetería haya sido entregada y no haya más que un cliente esperando paquete te dirán:
-Pues éste ha de ser el de Usted, oiga.
Y tú, con reumas en la espalda y cataratas en los ojos, te levantas e intentas abrir el bulto como en las navidades, sólo que ahora el artritis te lo hace todo más difícil.
-La esperanza muere al último, piensas en el breve momento de lucidez que te permite el Alzheimer.

Me quito la chamarra para que se vea la camisa verde que dije iba a traer puesta para que me reconociera y justo en el momento que entro me acuerdo que nunca le pregunté cómo iba yo a reconocerle.
-O eres pendejo o eres un romántico irreconocible, Manuel, pienso en lo que me instalo en la mesa junto al ventanal que da a la calle.
Volteo alrededor y sólo veo una muchacha enseguida de mi -descartada- y la encargada al fondo hablando con alguien.
A mi izquierda un hombre de edad mediana, vestido como contador, escribe abstraído en su laptop.
Espero y me sonrío pensando en la balada más adecuada para el momento de la espera. Lets do it kitsh, ¿Qué tal una de Daniela Romo o de Yuri?, porque si pienso en una de Susane Vega o Tracy Chapman será porque en realidad me lo tomo en serio y eso no me lo puedo permitir. Tengo una reputación que cuidar.
No lo puedo evitar: en lo que pasa el tiempo y la ansiedad se apodera de mi me llega a la memoria

"I used to be a sailor, who sailed across the seas, but now I´m just an Island, since they took my boat away from me , Oh, no!"

Sigo volteando a mi alrededor y me empiezo a sentir ridículo.
Sí, antes de la espera estaba demasiado ansioso para darme cuenta lo ridícula que es en sí la situación.
Llega un grupito de neo-fresitas que de inmediato descarto y suena mi celular.
-Estoy checando mis correos. Al rato nos vemos, contesto un poco cortante.
Entro al messenger y saludo a la negra.
Antes de preguntarle cómo está, sentencio:
-Me plantaron.
La negra, siempre solidaria, saca de su repertorio una anécdota más patética que la mía que involucra sexo oral mal hecho y ronquidos inesperados.
Me siento mejor. Es bueno tener amigos que se atreven a tener historias y hacerte el paro con ellas.

"I don´t like being stationary, I like the rocky wavy motions of the sea, I sit and rot behind this padded walls, hoping one day they´ll fall and set me free"

Estoy por irme y volteo de nuevo a mi izquierda. Me doy cuenta que el señor que está enseguida de mi sigue con la misma ventana abierta, sin señales de que haya avanzado en lo que estaba escribiendo. Atento y sin despegar la mirada del monitor.

Mi teléfono suena y mi vejiga me advierte que es hora de evacuar. Pago la cuenta y me retiro.
Al salir volteo al sentir la mirada de alguien en mi espalda. Miro al hombre de la laptop voltearse rápidamente y convertirse en un bulto polvoso con la etiqueta del nombre raída y el remitente borroso.

Estoy en la vieja central apestosa, a punto de abrir un paquete al que acabo de sacudir el polvo.
No recuerdo lo que estoy haciendo aquí.
Escucho una canción a lo lejos, dejo el paquete en la banca y camino persiguiendo el sonido de la música...

"I don´t like being stationary..."



6 comentarios:

sylvíssima dijo...

Not a stationary post.
Nop.
Best post ever.

for more pathetic waiting-stories: call sylvia!

Mercedes dijo...

Si como sabes que no se no madres de ingles!
Por algo pasan las cosas Manuel.

RBD dijo...

No habîa entrado nunca a tu blog. Me gustô. Estaré pendiente. Parece que escribes seguido. Un saludo.

Rafael Barcelô Durazo.

Manuel dijo...

Benvenut!

Barro dijo...

Buen buen post Manuel. Aunque no te comente siempre te sigo leyendo.
Yo he tenido varias de esas citas a ciegas. Una vez sintiendo que necesitaba una aliada le conté todo el rollo a una mesera del bar muy guapa. Cuando llegó el susodicho nos miramos con ella ansiosos y concientes que, al menos ese día, la naturaleza nos había jugado a todos una mala pasada.

Manuel dijo...

Pues lo mismo digo, Barro. Te sigo leyendo aunque no te comente, aunque tengo la mala costumbre de comentar casi siempre que no debo. ¿Qué se le va a hacer?
Gracias.