jueves, diciembre 09, 2004

37°2 le matin


En 1987 estaba en primero de prepa o algo así. Dejé de ser el adolescente rollizo y chaparro que fui toda la secundaria técnica #2. Crecí un año lo que me había negado tres años de una pubertad sin mayores sobresaltos.

Crecí casi hasta el 1.80 y me convertí en un cisne pelirrojo (ja!)
Antes de eso no me hubiera atrevido a presentarme a le entrada del cine en una función que tenía el letrero "SOLO ADULTOS" en la puerta.

Mi nuevo cuerpo y postura me dieron la determinación para hacerlo y ni siquiera me fijé en el título de la película, la promesa de ser prohibida para mi edad era suficiente para que mi morbo me llevara de la mano.

Me sentí como la primera vez que crucé la garita Tijuana-San Ysidro sin llevar pasaporte, e igual pasé sin problemas en el cine diciendo con voz grave "buenas tardes", que en la garita mascullando un "hi!" con actitud de rubia californiana.

Me senté en la parte donde hubiera menos gente. Ya estaban terminando de pasar los créditos iniciales cuando empieza la película con una escena que casi me tumba de mi asiento.

En una cama estrecha, a media luz y apenas cubiertos por una cortina de bambú, estaban un hombre y una mujer enseñándome por primera vez las maravillas del sexo explícito. Una intensa escena erótica que mi mirada no podía abarcar en su totalidad por lo cerca que me había sentado de la pantalla.

Estaba literalmente en shock, con el ojo cuadrado y la boca escurriendo de babosa.

Fue una experiencia reveladora en muchos sentidos, no sólo en el erótico. Mis expectativas a partir de ahí se expandieron y me dí cuenta que así como "Betty Blue" debía haber otras películas, otros lenguajes y otros estilos esperando a que los descubriera.

El fin de semana me compré la versión en DVD, de esa película y anoche la volví a ver. Sentí un poco de nostalgia al descubrir que la escena inicial era sí, hermosa, pero viendola ahora me parece más común, menos intensa a como yo la vi la primera vez.

Sin embargo, el resto me sigue conmoviendo y tal vez de una manera diferente a la primera vez que la vi. Si bien en aquel entonces no tenía tan claro los objetos de mis deseo, me doy cuenta que lo que me deslumbró de Betty por encima de Zorg (ambos aparecen desnudos más de la mitad de la película) es esa manera tan radical de ver la realidad, tan demandante y tan intesa.

Betty es una mujer que busca el placer en todos lados, dueña de su cuerpo y segura de sí misma. Rebelde hasta decir basta, se niega a aceptar sólo lo que la vida le da, quiere siempre más, quiere todo y cuando se da cuenta que no lo puede tener se niega a seguir en un mundo que le dice a todo que no.

Zorg es la figura pasiva de la historia, el que cumple todos los antojos y se deja arrastrar por su amada a las experiencias más suigéneris sin chistar.

Betty y Zorg desmienten esa idea peregrina de Vallejo de que el amor se basta solo.

Ellos son los culpables de que algunos tengamos una idea del amor demasiado arriesgada, anárquica y provocadora.

Esa que pareciera existir sólo en la literatura y el buen cine.
 Posted by Hello

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y es que Betty Blue no sólo nos impresionó a quienes la vimos sino que marcó a la actriz Beatrice Dale, que la película le hizo lo que EL Exorcista a la Blair: el personaje desplazó a la actriz y se convirtió para ella en un estigma...Toda Betty Blue es Beatrice Dale y viceversa. La Dale (rostros imponentes sí los hay)nunca logró sacudirse de esa sombra, al grado de que la memoria no ha guardado otro de sus tantos trabajos histriónicos (por poco y lo logra con su interpretación de la cieguita mamona y malhumorada de Noche en la Tierra, pero los 15 minutos de su intervención no lograron dejar la huella de su insuperable participación en la cinta de Beinex).
Atte. El Abril (P.D. oyesss me compré el Almuerzo Desnudo y Ginger y Fredd de Fellini, en miserables 35 pesos ¡Una Ganga!!!